Nuestra pobreza y Su fortaleza...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 12 de julio de 2009, Domingo XV del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico B, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Los Kirchner1. A VECES TENEMOS POR DELANTE TAREAS QUE PARECEN IMPOSIBLES... En estos días hemos oído palabras de convocatoria al diálogo entre las diversas fuerzas políticas. ¿Cómo no recibirlas con esperanza? Ya en el doloroso enero de 2002 la Iglesia en Argentina se propuso como un ámbito en el que fuera posible el encuentro y el diálogo entre todos para buscar los caminos que permitieran superar la zozobra que se cernía sobre nosotros. Se inició la Meda del Diálogo Argentino, pero su trabajo quedó inconcluso. La coherencia nos invita a volver a confiar en el diálogo. Sin embargo, no cabe duda que se presenta como una tarea muy difícil...

Familia¿Cómo se hará hoy para que la familia vuelva a ser un valor incuestionable que todos respeten y custodien, como la célula básica sobre la que se puede fundar una sociedad sana? Me refiero a la familia tal como se la puede entender prestando atención a los valores esenciales que tienen su raíz en nuestra condición humana, y que va más allá de las vicisitudes de cada tiempo y lugar; a la familia en su sentido más clásico, que incluye a los padres, los hijos y los abuelos. Aparece como una tarea difícil porque hoy se intenta reemplazar la familia con sucedáneos de todo tipo, incluso los más absurdos y contrarios a la naturaleza...

El peso del mundo¿Cómo hacer para que en nuestra cultura cívica vuelva a tener valor el principio de autoridad, de modo que todos estén dispuestos a obedecer al que manda, y el que manda lo haga bien? ¿Cómo lograr que la verdad y la caridad vuelvan a ser las virtudes rectoras de la vida social, de modo que la política no se entienda de manera mezquina, como el arte de realizar todo lo que sirve para alcanzar el poder y obtener ventajas personales o corporativas? Puede ser que parezca una tarea que de tal modo supera nuestras fuerzas que nos deja con el ánimo por el piso...

De todos modos, todas estas cosas, aunque parezcan imposibles, realmente no lo son. Todo esto que aparece como tarea necesaria y al mismo tiempo imposible, en realidad se puede hacer. Simplemente hará falta, para llevarlas adelante, impregnar todas las realidades humanas que nos rodean, nuestra cultura y nuestra vida cotidiana, la personal, la familiar y la social, con la Buena Noticia que Jesús nos ha anunciado, el Evangelio. Pero además, realizarlo es, con toda claridad, nuestra misión, que hoy Jesús nos recuerda...

Jesús resucitado2. LA FE NOS HACE TESTIGOS ANTE TODOS LOS HOMBRES DE AQUÉL EN QUIEN CREEMOS... Como le sucedió a los Apóstoles, también a nosotros la fe en Aquel en quien creemos hace que nuestra vida sea una misión. Como ellos, también nosotros somos enviados para ser testigos de nuestra fe ante todos los hombres de nuestros tiempo...

Los Apóstoles fueron enviados de dos en dos, porque para que fuera creíble un testimonio en el tiempo y en la cultura de los Apóstoles, era un requisito jurídico que fueran al menos dos los testigos coincidentes. Hoy podemos decir que en nuestro tiempo un testigo se hace creíble si demuestra con su vida que realmente cree en lo que dice con la boca. Como decía Pablo VI: "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio" (Discurso a los miembros del Consejo para los Laicos, 2 de octubre de 1974, citado por él mismo en su Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi, n. 41). Por lo tanto, hoy somos enviados por Jesús a dar testimonio con nuestra vida, de aquello que creemos, porque sólo de esta manera seremos verdaderamente creíbles por lo que decimos...

Sala de presidenciaVale la pena preguntarse por las salas o escritorios que utilizan las personas que toman las decisiones más importantes de nuestro tiempo. Están generalmente muy bien provistas, con todos los medios de comunicación y todas las comodidades que sirven para la función a la que se destinan. Sin embargo eso no es todo. Lo que en realidad hace falta es que en esos ámbitos reine el Evangelio en el corazón de los que los ocupan, para que las decisiones que allí se tomen hagan presente a Jesús y su Palabra en la vida y en la cultura de nuestro tiempo...

JuramentoPor otra parte, muchas veces los que asumen funciones de gobierno en nuestros países lo hacen con un juramento ante la Cruz y su mano sobre los Evangelios poniendo a Dios por testigo, y diciendo que si no cumplen lo que juran, que Dios y la patria se los demande (la patria, al menos argentina, no suele demandar a nadie seriamente en los últimos tiempos, pero Dios no deja y no dejará de hacerlo). En realidad, no es la imagen ante la cual se jura, ni siquiera la imagen que se pone a la vista de los visitantes en los despachos oficiales lo que importa, sino que quienes asuman funciones de servicio a los ciudadanos realizan lo que les toca guiados por la luz del Evangelio...

San Pablo nos recuerda y nos resume hoy con toda claridad aquello que creemos: Dios, nuestro Padre, nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales, nos los ha preparado en el Cielo. Nos ha elegido, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Nos ha hecho herederos de su gloria, y por eso nos ha llamado a vivir con nuestra esperanza puesta en Jesús. Es posible, de todos modos, que para ser testigos de todo esto necesitemos más fuerza que la que tenemos. Por eso, junto con la misión, Jesús nos deja, igual que a los Apóstoles, precisas instrucciones...

Apóstoles3. COMO TESTIGOS DE DIOS, CONTAMOS CON NUESTRA POBREZA Y SU FORTALEZA... Sin pan, o dinero, o provisiones, le dice Jesús a los Apóstoles. Sólo un bastón, porque hay que apoyarse y sostenerse en la marcha, como se hace en la vida; un par de sandalias, porque a veces es áspero y pedregoso el camino; y una túnica que abrigue y proteja, como también lo hacen las virtudes. Pero no dos de cada una de estas cosas. Porque a ellos, como también a nosotros, nos basta con nuestra pobreza, cuando tenemos la fortaleza de Dios...

TacnaLa Beata Juana Jugan, que empezó, en 1839, a fundar los Hogares de Ancianos (y después las Hermanitas de los Pobres que los atienden), no tenía ni pan, ni dinero ni provisiones. Todo esto lo mendigaba en cada lugar donde lo necesitaba para atender a los Ancianos. Y así siguen manteniendo hoy las Hermanitas de los Pobres los cerca de 300 Hogares que atienden esparcidos por todo el mundo. Así lo hicieron también con la primera fundación en Perú, iniciada en la ciudad de Tacna, al sur, cerca del límite con Chile y con Bolivia, en el año 2006. Comenzaron en una pequeña casa y se confíaron en la providencia de Dios, que las va ayudando para llevar adelante la tarea paso a paso...

Servicio de las HermanitasEllas cuentan con su pobreza, y se apoyan en la fortaleza de Dios. La presencia de Jesús en la Eucaristía, la firmeza de su oración cotidiana, su confianza en la providencia, es suficiente para que den un testimonio creíble de la fe que las anima. De esta manera es como siempre han conseguido, y siguen haciéndolo, reunir las voluntades de los bienhechores para llevar adelante su obra de servicio recibiendo con la mayor hospitalidad a Jesús presente en los ancianos pobres que viven en sus Hogares. De esta manera también en el Hogar de Tacna, en el que comienzan a recibir los primeros ancianos, será, Dios mediante, en poco tiempo, una casa acogedora para muchos ancianos que experimentarán en carne propia el bien que  se puede realizar cuando vivimos a fondo y con compromiso el Evangelio, anunciándolo no sólo con palabras, sin también con hechos...

Para la misión de testigos que todos tenemos por delante, no tenemos y no necesitamos ni el poder ni la eficacia que pueden dar las potencias de este mundo. Nosotros tenemos la eficacia que proviene de la Palabra y la Presencia de Jesús, y es eso lo que nos hace sus testigos en todos los lugares donde nos movemos y existimos, capaces no sólo de sostener, sino de transformar el mundo...


Lecturas bíblicas del Domingo XV del Tiempo Ordinario del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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