Esta fue mi predicación de hoy, 22 de marzo de
2009,
Domingo
IV de Cuaresma del Ciclo Litúrgico B, en la Abadía Santa
Escolástica y en el Hogar
Marín:
1. SE
SABE COMO EMPIEZAN LAS
PELEAS, PERO NO COMO TERMINAN... Esto siempre sucede de la misma
manera. Anoche comía con unos matrimonios amigos y de la mesa de al
lado algunos chicos comenzaron a tirarse con papeles, hasta que uno de
esos papeles impactó en la espalda de uno de los señores de nuestra
mesa. Eran todas personas civilizadas, así que bastaron unas miradas,
unas sonrisas y unos pedidos de disculpas para que todo fuera pacífico,
pero hubieran bastado otros estados de ánimo y otras actitudes para que
se armara una pelea. Lo mismo pasa en las familias, y también aquí en
el Hogar Marín (donde las
Hermanitas de los Pobres nos enseñan a vivir "en familia"). Las
discusiones, por ejemplo cuando estamos sentados a la mesa, a veces
comienzan por cualquier pavada. A medida que se van diciendo cosas, se
va caldeando el ambiente y antes de darnos cuenta, se comienza con una
abierta agresión, y cada uno le pasa la cuenta al otro por rencillas
pasadas, que deberían haber estado ya olvidadas. Llega un momento en el
que ya nadie sabe cómo fue que se se empezó la discusión, y al mismo
tiempo nadie encuentra cómo ponerle fin a la pelea. Pero esto sucede no
sólo en el colegio con
los chicos, o en las familias. Sucede más o menos lo mismo, aunque con
otra dimensión y con otras consecuencias mucho más graves, en la vida
nacional. Aquí en Argentina, por ejemplo, fuimos invitados hace ya unos
años a hacer
memoria de las cosas sucedidas en la década de los años setenta, en un
día feriado que se fijó para el 24 de marzo...
Si hacemos memoria de las cosas
desgraciadas que pasaron en aquellos tiempos
enseguida nos entristece la desazón y la muerte que
sembraban los grupos guerrilleros que intentaban imponerse por la
fuerza. Mayor tristeza aún nos tiene que invadir al recordar que
aquellos a quienes les correspondía restablecer el orden y la
convivencia nacional ya que esa tarea les asignaba la ley, traicionando
los valores que tenían que defender se pasaron al bando de la violencia
fratricida, golpeando a los guerrilleros con sus mismas armas y sus
mismos métodos terroristas, al margen de la ley, convirtiéndose en lo
mismo que ellos tenían que combatir.
También en el orden
internacional nos ha sucedido a los argentinos que comenzamos
enfrentamientos sin que casi nadie se diese cuenta. En el año 1978,
mientras yo me preparaba para mi ordenación sacerdotal con un Retiro en
la Abadía Santa Escolástica, un conflicto por los límites en
el Canal de Beagle casi nos lleva a una guerra absurda con Chile. Y en
1982, ya sin el "casi" anterior, nos vimos envueltos en la
sangrienta y absurda guerra por las Malvinas....
Ahora
estamos ante una situación
de algún modo semejante, dentro de las fronteras de nuestro país, por
el enfrentamiento entre el gobierno y las fuerzas vivas del campo, en
un conflicto que hace ya más de un año recorre por breves momentos el
camino del intento del diálogo, y retorna cada tanto, y cada vez por
carriles más peligrosos, a las huellas de la confrontación y la
agresión...
Si no
reina la
cordura que lleve al diálogo, por el cual es posible encontrar juntos
el
bien de todos, puede terminarse en una escalada de dureza y agresión
que comienza con poco, cuyo final es siempre incierto. Algunas
demostraciones de fuerza pueden ser más o menos inofensivas, pero una
vez que se arranca la escalada del enfrentamiento, no se encuentra
fácilmente
cómo poner límite a la violencia...
Por eso resulta muy oportuno que Jesús hoy nos muestre un camino
hacia la paz, que es necesario recorrer si queremos cerrar las puertas
a las peleas y las guerras y todas sus incontrolables consecuencias,
antes que crezcan...
2. JESÚS, DESDE LA
CRUZ, NOS HACE ELEVAR LA
MIRADA PARA ENCONTRAR LA SALVACIÓN... Jesús fue levantado en la Cruz.
Haciendo que el símbolo de la Serpiente levantada por Moisés en el
desierto que convirtiera en una realidad salvadora, Jesús fue levantado
en la Cruz. Allí el Hijo de Dios fue la víctima inocente de la más
cruda violencia. Sin embargo no se rebeló ni se resistió. Aguantó
pacíficamente y no reaccionó violentamente para responder a la
agresión
con la que fue tratado. Nadie puede dudar que tenía poder para
oponerse a los que lo atacaban, pero eligió someterse en silencio,
sabiendo que a la Cruz seguiría la Resurrección...
De esa
manera, Jesús desde la la
Cruz nos muestra que el camino de la salvación está en sufrir las
consecuencias del mal y de la maldad, sin caer en la tentación de
reaccionar de una manera que sea ella misma mala, injusta, violenta...
Alguno puede preguntarse: ¿No será debilidad esto de no querer
oponerse a la violencia y a todo el mal que produce en todos los que la
sufren? Nosotros no podemos conformarnos con la primera respuesta que
se nos venga a la mente. Nuestra fe nos lleva a preguntarle a Jesús,
que tiene la respuesta y nos la da con toda claridad en el
Evangelio que hoy hemos proclamado...
Esta
Palabra de Dios nos lleva
enseguida hoy a comprender que más bien la debilidad está en querer
arreglarlo todo por la fuerza. Está claro que todos nosotros, como
todos los hombres del mundo entero y de todos los tiempos, hemos sido
hechos por el amor de Dios. Pero además, hemos sido hechos para el
amor. Por eso nunca nos hace crecer la violencia...
Estamos definitivamente llamados a hacer las cosas bien, a hacer cosas
buenas, es decir, a vivir en comunión con toda la familia humana. Esa
familia humana que se concreta con nombre y apellido en las personas
que nos rodean más de cerca. Viviendo en comunión con todos los que nos
rodean, estamos anticipando la paz definitiva a la que hemos sido
llamados, esa paz a la que todos aspiramos profundamente y que nos
cuesta tanto encontrar, construir y conservar. Esa paz que podemos
comenzar a construir ahora, y que se realizará plenamente en el Cielo.
Actuar
haciendo siempre el bien, sin responder con violencia a la violencia,
logramos poner un poco de luz en nuestras vidas, que de otra manera
naufragan inevitablemente en las tinieblas. A veces nos tocará sufrir
la violencia que otros provocan, otras veces nos tocará tender la mano
para mitigar el dolor y las consecuencias de la violencia que a otros
les toca sufrir. Pero siempre se tratará de elevar la mirada para
encontrarlo a Jesús en la Cruz brindándonos la salvación...
3. HAY
QUE ESTAR CON JESÚS, LA LUZ DEL MUNDO,
PARA ESCAPAR A LAS TINIEBLAS... Podemos detener nuestra mirada en lo
que sucede en nuestra vida cotidiana, y vamos a comprobar que muchas
veces nos negamos a confiar en que la Cruz todo lo puede. Podemos mirar
también lo que sucede en nuestra patria, y nos entristecerá que no
termina de encontrar el rumbo ya que muchas veces mira hacia el pasado
sólo con ánimo de venganza y de revancha, en vez de hacer memoria para
aprender de los errores del pasado con el ánimo de no repetirlos en el
futuro. Lo mismo encontraríamos si miramos lo que sucede en el mundo
entero, envuelto hoy igual que ayer en múltiples formas de violencia.
La conclusión siempre será la misma, podremos decir ciertamente que
nuestro tiempo está lleno de oscuridades...
Sin embargo, también hay luces muy fuertes,
que surgen de la Cruz y se alimentan en ella. Todos conocemos personas,
algunas que aparecen públicamente y otras que viven en el silencio y
sólo se hacen ver por los más cercanos y por Dios (que todo lo ve), que
con el testimonio de sus vidas nos han mostrado lo que se puede lograr
si nos aferramos a la luz que viene de Jesús...
Todos podemos ver que
la serenidad, la paz y el bien que surge de estas
personas está iluminada por una llama que no se apaga, ya que fue
encendida por Jesús en la Cruz, para que ilumine la vida de todos los
hombres. Así era la Beata Juana Jugan, que el Papa canonizará el
próximo 11 de octubre. A veces cuando salía a mendigar para dar de
comer a los ancianos de sus Hogares, se recibía una bofetada, pero
lejos de perder la calma tomaba la bofetada para sí, y seguí pidiendo
al agresor que le diera algo para sus pobres. El testimonio de estas
personas nos acerca y pone al alcance de nuestro
entendimiento, a veces cerrado por los golpes de la vida, que la luz
que surge de la Cruz alcanza para disipar todas las tinieblas. Esto nos
permitirá asumir su mismo camino, que consiste sencillamente en
comprometerse firmemente en un amor perseverante y efectivo
hacia todos
los hombres y mujeres de nuestro tiempo, especialmente los más débiles
y los que tenemos más cerca. Esta sigue siendo la mejor manera, que ya
nos mostró Jesús elevado en la Cruz y muchos otros nos siguen mostrando
con el testimonio de su vida, de vencer la violencia y de escapar a las
tinieblas...