Pan para ser partido...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 14 de junio de 2009, Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesús del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar Marín:

Fiesta de la Madre Provincial1. EN OCASIONES ESPECIALES, LA MESA SE PREPARA DE MANERA ESPECIAL... Así fue ayer aquí en el Hogar, celebrando la fiesta onomástica de la Madre Provincial. No sólo hubo actos celebrativos y otros musicales que continuarán hoy, sino que además al mediodía el almuerzo, con la sencillez de siempre, contó sin embargo con algunos detalles especiales, además de los regalos que la Madre hizo a los Residentes, al personal que trabaja en el Hogar y al Capellán...

NavidadTambién las celebraciones litúrgicas principales, como Navidad o Pascua, nos llevan a reunirnos en torno a una mesa. Aquí en el Hogar, Para Navidad y Para Pascua, a la Misa de Gallo y a la Vigilia Pascual sigue una austera pero bien alegre y significativa celebración, con la mesa provista de los alimentos característicos de estas fiestas...

Almuerzo de trabajoLa mesa es especial también para otras ocasiones de la vida. Cuando hay que arreglar temas o negocios importantes, suele ser buena idea reunirse en torno a una mesa. Así se inventaron los "almuerzos de trabajo", y para cuando hay que celebrar acuerdos o alianzas ya concretadas, las "cenas de trabajo". También, para los que tienen el síndrome de "estar siempre ocupados", existen incluso los "desayunos de trabajo" (dicho sea de paso, es difícil desayunar, almorzar o cenar trabajando; una cosa se hace bien, y la otra más o menos). Parecería que todo es más fácil alrededor de una mesa bien servida. Es que la mesa nos habla de algo muy vital, como es el alimento cotidiano. Cuando se comparte la mesa se está compartiendo algo que es necesario cada día para reponer las fuerzas y reunir las energías que nos demanda el desgaste cotidiano. Compartir una mesa es compartir lo que nos sostiene cada día. Por eso los alimentos de una reunión en torno a una mesa en la que se comparte una alegría en común suelen tener relación con lo que se festeja...

También Jesús, en el momento culminante de nuestra salvación, cuando se disponía a marchar hacia la Cruz, se sentó con los Apóstoles a una Mesa, en la Ultima Cena (que fue la primera Misa), y renovó la Alianza inquebrantable del Amor de Dios por todos los hombres...

Exposición2. JESÚS NOS SIRVE CADA DÍA UNA MESA ESPECIAL: LA EUCARISTÍA Y LA PALABRA DE DIOS... En la mesa de la Ultima Cena, cuando instituyó la Eucaristía, Jesús llevó a su momento culminante su entrega total, para nuestra salvación. Todo lo que había tomado de nosotros (su humanidad), lo entregó en el Altar de manera anticipada (eso fue la mesa de la Ultima Cena). Y enseguida marchó hacia el Monte de los Olivos, donde comenzó la Pasión, que se completó en la Cruz, derramando su Sangre y entregando su Cuerpo. Lo que ya había puesto en manos de los Apóstoles a través del Sacramento de la Eucaristía (y a través de ellos en las nuestras por el ministerio de los sacerdotes), lo abonó con su entrega en la Cruz. Y como la Cruz no pudo con Jesús sino que le abrió las puertas a la Resurrección (la suya, y la nuestra), su Sangre derramada y su Cuerpo entregado se convirtieron en anticipo del Cielo que esperamos, y donde Jesús mismo nos espera. Por eso hoy, cuando celebramos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesús, nuestra Misa tendrá un corolario especial. Al final, recorreremos los pasillos del Hogar con la Custodia en la que llevaremos el Cuerpo de Jesús, para que a todos llegue, junto con Su presencia, Su bendición...

EucaristíaEn la Cruz y por la Resurrección la Alianza inquebrantable de Dios con los hombres se hizo nueva. De parte de Dios el contenido de esa Alianza, como nos dice la Carta a los Hebreos en la segunda lectura, es en primer lugar el perdón de los pecados, que Jesús siempre pone a nuestra disposición. Además la Resurrección de Jesús se convierte en la promesa y la garantía de la herencia eterna, que consiste en el Cielo (que se abrió para todos los hombres gracias a la entrega de Jesús en la Cruz y a su Resurrección)...

Pero toda alianza supone un compromiso de ambas partes. Por eso la Nueva Alianza que Dios hace en Jesús con todos los que quieren aceptarla supone también algo de nuestra parte. El contenido de la Alianza lo expresa con toda claridad el pueblo reunido alrededor de Moisés, tal como lo dice hoy el Libro del Éxodo: "Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho". Esto significa que la Nueva Alianza sellada con la Sangre de Jesús entre Dios y la humanidad nos llama a vivir según su Palabra. Jesús es la Palabra de Dios hecha carne, y poner en práctica esa Palabra consiste sencillamente en vivir como Él vivió...

Pan3. TAMBIÉN NOSOTROS SOMOS PAN, PARA SER PARTIDO Y COMPARTIDO... Jesús eligió este signo sacramental de su entrega: el pan, hecho de muchos granos de trigo, que se parte entre todos los que se sientan a una misma mesa. Su Cuerpo y su Sangre se hacen para nosotros alimento, y nos permiten vivir unidos a Jesús y fieles a su Palabra. Pero este alimento nos hace capaces de ser también nosotros un pan que se pone al alcance de todos. A cada uno de nosotros Dios nos da dones especiales que sirven para el bien de nuestros hermanos. Cada uno de nosotros, entonces, se convierte en pan que puede alimentar a los demás, y puede ser compartido "en la mesa" de nuestros hermanos. Jesús nos hace "pan para ser servido" en la mesa (en la vida) de nuestros hermanos...

Pan partidoEso sí, el pan que se sirve en la mesa no puede ser "compartido" si primero no es "partido". Jesús se queda entre nosotros precisamente a través de este Sacramento que nos habla de su propia entrega, y nos llama a seguir fielmente sus huellas, que nos llevan al Cielo, una meta que va mucho más allá de lo que por nosotros mismos hubiéramos sido capaces de alcanzar. Por eso el servicio al que somos llamados supone siempre de parte de nosotros estar dispuestos a ser "partido" por los demás, como Jesús lo fue en la Cruz. La entrega en el servicio supone nuestra disposición para ser "partidos" por los demás, hasta que nuestras migas se caigan de la mesa. Con nuestro espíritu de servicio, con nuestro amor cotidiano, desgastándonos para servir de algo a los que nos rodean y tienen derecho a esperar algo de nosotros (es decir, nuestros prójimos), somos pan que se parte en la mesa de la vida que Dios sirve a nuestros hermanos, y que ellos pueden compartir, si nosotros no se lo impedimos...


Lecturas bíblicas de la Misa del Cuerpo y la Sangre de Jesús, del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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