Desde adentro...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 11 de junio de 2006, Domingo de la Santísima Trinidad del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar Marín:

Familia 1. SÓLO DESDE ADENTRO SE CONOCE LA INTIMIDAD DE UNA FAMILIA... El mundo entero es una gran familia (que cada cuatro años parece girar toda ella alrededor de una pelota de fútbol, a través de los equipos de los 32 países que se han clasificado para jugar el campeonato mundial). Pero también puede decirse, con verdad, que "cada familia es un mundo". Por eso no es fácil conocer "desde afuera" lo que sucede en una familia. Sólo es posible conocer su intimidad "desde adentro", formando parte de ella o compartiendo mucho tiempo con todos sus miembros...

El mundial en familiaHay una cantidad de "códigos" internos, que son propios de cada familia. A veces bastan miradas, gestos, palabras cortadas, o simples silencios, para expresar cosas que significan algo distinto en cada familia. Recién cuando pasamos "más allá de la recepción", que es el único lugar de la casa donde se admite habitualmente a las visitas o a los extraños, y entramos en la intimidad, nos encontramos en ese ámbito íntimo donde cada uno se manifiesta "como es", sin máscaras ni disfraces que ocultan su más profunda realidad...

MundialHasta en este tiempo de globalización, donde las mismas imágenes dan vuelta al mundo entero transmitiéndonos a cada hora los partidos del mundial, sus repeticiones, el conjunto de los goles de cada jornada, los reportajes y las previsiones periodísticas de lo que vendrá, en cada familia se dan costumbres y comportamientos propios que tienen que ver con el mundial de fútbol. Un correo electrónico masivo que circulaba estos días recogía algunas de esas costumbres, que un marido seguramente querría inculcar a su señora "Durante el mes entero del mundial la Televisión es mía, a todas horas, sin excepción. Si tienes que pasar frente a la televisión durante un partido, puedes hacerlo, siempre que sea gateando y sin distraer. Durante los partidos no esperes que te atienda, escuche, mire, abra la puerta, conteste el teléfono, vea al niño que se cayó, salude a tu madre, haga las compras, apague el incendio de la cocina, etc. Si me ves molesto porque el equipo de nuestro país va perdiendo no me digas: "no es para tanto" o "el siguiente seguro ganan", sólo harás que me enoje más. Las repeticiones de los goles son muy importantes, no importa si ya los vi antes o si me los sé de memoria, los quiero ver de nuevo, muchas, muchas veces". Habrá que entrar en la intimidad de cada familia para conocer sus costumbres durante estos días de mundial...

De todos modos, lo que realmente nos importa hoy es que, como dijo Juan Pablo II en su primer viaje a México, en Puebla, el 28 de enero de 1979, Dios no es un Solitario, Dios es Familia. También a Dios, entonces, se lo conoce verdaderamente cuando se entra en su intimidad. Esto hubiera sido imposible para nosotros, si no fuera porque Él mismo nos abrió las puertas...

Jesús camino a Egipto 2. DIOS ES FAMILIA, Y NOS DIO A CONOCER SU INTIMIDAD... ¿Quién hubiera podido conocer a Dios en su  más profunda intimidad, si Él no se hubiera bajado hasta nuestra pequeña estatura? Eso fue exactamente lo que hizo a través del Misterio de la Encarnación. Siendo Dios, se hizo Hombre, y puso su morada entre nosotros. Nació de María, se puso bajo el cuidado de San José mientras crecía, se sometió a todas las vicisitudes de nuestra condición humana, incluso la muerte, y muerte de Cruz, y a lo largo de todo su camino terreno se nos dio a conocer. Nos hizo saber que siendo uno, no es un Solitario, sino que es Familia. Dios Padre que nos envió a su Hijo, que después de su Resurrección nos dejó el Espíritu Santo...

TrinidadEste es el misterio que celebramos hoy, la Santísima Trinidad. Misterio que nos habla de la grandeza, y a la vez de la cercanía de Dios. Dios, que es Amor. Un Amor tan grande que no puede quedarse encerrado en sí mismo. Por eso hizo el mundo y todo lo que hay en él, y nos dio la vida, como Padre, para hacernos participar de la riqueza de su Amor. Aunque muchas veces perdamos de vista algo tan elemental, la lectura del Deuteronomio nos ayuda a recordar que Dios es Dios, allá en el Cielo y aquí en la tierra, que es la obra de sus manos...

Para conocer a Dios, hay que entrar en su intimidad. Y Jesús vino a hacer que esto fuera posible. Siendo Dios, vino a poner su morada entre nosotros, y nos hizo conocer a Dios. Él nos abrió las puertas para entrar en la intimidad de Dios. Y como nos recuerda San Pablo, nos dio su Espíritu Santo, que nos hace llamar a nuestro Padre con la confianza de los verdaderos hijos, diciéndole "Abbá", es decir, "Papá"...

Así, en la grandeza de su bondad, Dios nos hizo sus hijos y nos llamó a formar parte de su familia. Precisamente esto es la Iglesia, que Jesús fundó sobre los fundamentos de su propio Amor a los hombres, enviando a los Apóstoles, con su poder, a cumplir una misión que durará hasta el fin del mundo, como nos muestra el Evangelio de hoy...

Bautismo3. EN LA FAMILIA DE DIOS EL PODER SE RECIBE PARA CUMPLIR UNA MISIÓN... De las manos de Dios salió el Hijo para traernos, por su Cruz y su Resurrección, la salvación. Y todo este don misericordioso de su amor está destinado a todos los hombres...

PredicaciónPor eso, una vez resucitado, Jesús dejó a los Apóstoles una misión, que se extiende a todos los tiempos y a todos los rincones del mundo, ya que consiste nada más y nada menos que en hacer de todos los hombres sus discípulos, bautizándolos y enseñándoles a cumplir todo lo que les ha mandado. Esta fue y es la misión de la Iglesia, en la que todos participamos, cada uno según la propia condición.

Viene bien recordar, porque no es superfluo, que el poder en la Iglesia, que surge de las manos de Jesús, no es para el dominio, sino para una misión. Hoy, que a veces se discute tanto la acción de la tarea en el mundo, y muchas veces se la juzga con una mirada demasiado terrena como si sólo fuera un poder más de los que juegan con la suerte de todos, conviene tener presente, una vez más, que la Iglesia no tiene más poder, y no reclama para sí nada distinto que lo que le confió Jesús: los Sacramentos, con los que acerca el misterio de la salvación a todos los hombres que quieren recibirla, y la Palabra, con la que propone a quienes quieran oírla lo que Jesús nos ha dicho, Él, que justamente es la Palabra de Dios que se hizo carne para ofrecernos la salvación, desde la Cruz y con la Resurrección...


Lecturas bíblicas de la Misa de la Santísima Trinidad, del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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