La mirada en la meta...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 6 de agosto de 2006, Solemnidad de la Transfiguración del Señor, del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar Marín:

Comiendo1. ES MÁS FÁCIL EMPRENDER LA MARCHA CUANDO SE VE CON CLARIDAD LA META... Es lo que nos pasa, por ejemplo, si necesitamos hacer un régimen de comidas. Si nos sube la presión, el médico querrá que comamos sin sal (si nos suben los kilos, que comamos sin grasas, y si nos sube la glucemia, que comamos sin azúcares y con pocos hidratos de carbono). ¿De dónde sacaremos fuerza para hacerle caso, al precio del esfuerzo emprendido, si no nos convencemos de las ventajas que tendremos alcanzando la meta de una mejor salud? Lo mismo pasa con cualquier tratamiento médico. Para dejar de fumar hay que convencerse de las ventajas que tendremos, con los pulmones más limpios, al alcanzar la meta a la que nos lleva esa decisión...

CorredorA los deportistas les sucede lo mismo. No necesariamente triunfan y alcanzan los mejores éxitos los que tienen más capacidad natural para el deporte que emprenden, sino los que, con la atención fija en las metas que se proponen alcanzar, ponen más empeño para desarrollar sus capacidades al máximo. El deporte reclama no sólo capacidad naturales, sino también esfuerzo y entrenamiento continuo (un periodista le decía una vez a Roberto De Vicenzo, destacado golfista argentino, que ese deporte requería suerte, y él había tenido mucha; a lo cual el golfista respondió, con sabiduría, que era así, pero que casualmente él tenía mejor suerte cuanto más horas se pasaba pegándole a la pelota en los entrenamientos)...

Escalera intelectualTambién vale esto para los jóvenes que emprenden una carrera profesional. Si tienen clara la meta que quieren alcanzar, podrán poner todos los medios y todos los esfuerzos que los mantendrán en el camino y les permitirán llegar a lo que buscan. Y en realidad, lo mismo nos sucede a todos nosotros con la vida. También en este caso se trata de un camino que lleva a una meta. Y es más fácil recorrerlo, si vemos con claridad y estamos convencidos de la meta detrás de la cual vamos durante todo el recorrido...

Dios nos llama a ponernos en marcha hacia una tierra prometida. Somos peregrinos, en marcha hacia la Casa paterna, hacia el Cielo. Y hace falta sufrir por tomarse en serio esta Buena Noticia, en la que consiste esencialmente el Evangelio. En ese sufrimiento, nos sostiene la fortaleza de Dios, y nos ayuda tener presente la meta...

Transfiguración2. JESÚS TRANSFIGURADO NOS MUESTRA LA META, PARA QUE NOS ANIMEMOS A ASUMIR LA CRUZ... Eso hace con los Apóstoles Pedro Santiago y Juan, inmediatamente después de haberles anunciado que su camino pasaría por la Cruz. Y para animarlos, aparece ante ellos transfigurado, con el rostro resplandeciente como el sol y las vestiduras blancas como la luz, mostrándoles anticipadamente el final que alcanzaría con la resurrección. Nosotros también estamos hechos para la gloria y para la resurrección. A su lado, están Moisés y Elías, que representan la Ley y los Profetas, es decir, toda la Palabra de Dios. Y Dios Padre nos dice, refiriéndose a Jesús con autoridad y con asistencia: «¡Escúchenlo!»...

TransfiguraciónEsa Palabra de Dios nos dice que, al ponernos en marcha, tenemos que dejarlo todo. No se puede cargar nada de lo que juntamos o acumulamos. Por la "aduana" de destino sólo puede pasar lo que hayamos dado. Toda la Palabra de Dios es una Palabra de Amor que nos exhorta a comprender que no hay otro camino que no sea el amor, la generosidad, la solidaridad y la entrega. Ahora es el tiempo, entonces, para dar, con generosidad. Y para saber cómo hacerlo, basta con mirar alrededor, y hacer lo que necesita el que tenemos sentado al lado. Así podemos asumir cada uno la tarea que nos toca....

Hermanita de los PobresPor ejemplo, aquí en el Hogar Marín hemos visto en los últimos días partir a la Hermanita María de Jesús hacia Medellín, después de haber pasado entre nosotros sólo unos meses. También hemos visto llegar a la Hermanita Rosario, que pasó sus últimos años sirviendo en el Hogar de las Hermanitas en Neuquén. Y hemos visto partir hacia Neuquén a la Hermanita Mercedes, que ha pasado los últimos doce años prestando su servicio a Jesús en esta casa de San Isidro. En breve llegará a prestar sus servicios aquí en San Isidro la Hermanita Ana, que viene de Francia. Ninguna de ellas podría estar tan disponible para el servicio de Dios en la atención de los ancianos residentes en las Casas de las Hermanitas que están por todo el mundo, si no fuera porque llevan muy poco en su valija (realmente muy poco, apenas un pequeño bolso), y porque tienen la mirada fija en la meta. Del mismo modo, todos nosotros tenemos por delante una tarea en la vida, y una meta que alcanzar. Todas estas tareas las podremos  realizar bien con pequeños o grandes actos de amor, que nos hacen avanzar en nuestro camino...

Esto no se hace sin sufrimiento. El amor nos lleva a entregar la vida buscando el bien de nuestros hermanos. Esto requiere esfuerzo, ánimo, constancia. Por eso, porque nos puede invadir el desaliento o el cansancio, Jesús nos muestra la meta, como a los Apóstoles. Mientras caminamos por este camino de fe que nos hace crecer en el amor, Jesús nos ayuda a levantar la mirada, para que viéndolo a Él transfigurado, con el rostro resplandeciente y las vestiduras blancas, tal como será después de la Cruz gracias a su Resurrección, recordemos y tengamos siempre presente, a la hora de la Cruz, que nuestra meta es el Cielo...

Peregrino3. PARA NO TROPEZAR EN LAS PIEDRAS DEL CAMINO, HAY QUE MANTENER LA MIRADA EN LA META... El camino de la fe tiene sus piedras de tropiezo. No sirve caminar con la mirada fija en el piso para no tropezar, porque de esa manera es seguro que vamos a tropezaremos. Mirar el piso puede servir para no llevarse por delante los escalones y para no caerse en los agujeros que a veces hay en las calles, pero no sirve para el camino de la vida, para el cual hace falta tener siempre a la vista la meta...

Cruz y CieloHasta los grandes santos tuvieron sus momentos de oscuridad. Nos lo cuentan Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Santa Teresita del Niño Jesús, entre otros. ¿Cómo no nos va a pasar a nosotros, entonces, que sintamos el cansancio, el desaliento, la tentación de pensar que no alcanza el esfuerzo de la fe en el mundo descreído en el que nos toca vivir? En esos momentos hay que buscarse el tiempo, por ejemplo a través de momentos dedicados especialmente a la oración, para recordar, con la mirada dirigida hacia le Cielo, que allí está nuestra meta. Así podremos recobrar el entusiasmo que nos permita cargar con alegría la Cruz, en nuestra marcha hacia el Cielo, a donde vamos...

Vamos hacia el Cielo, y sólo nos sirve todo lo que nos acerca a esta meta. En primer lugar, entonces, hace falta que no le quitemos la mirada a la meta. Para eso nos ayuda especialmente la oración. Vivir aspirando al Cielo no es sólo para tipos especiales, o para soñadores trasnochados. Allí fuimos llamados, y sólo si lo tenemos siempre presente, si fijamos allí nuestra mirada, será posible no caer en distracciones, que tan fácilmente pueden hacernos olvidar hacia dónde vamos, y en consecuencia perder, casi sin darnos cuenta, el camino por el que avanzamos en nuestra marcha de peregrinos...


Lecturas bíblicas de la Solemnidad de la Transfiguración del Señor, del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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