Esta fue mi predicación de hoy, 29 de octubre 2006,
Domingo
XXX del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar
Marín:
1. PASAN
MUCHAS COSAS QUE NOS PARECEN INJUSTAS Y NO ALCANZAMOS A ENTENDER...
Cada uno podría hacer su lista personal de las cosas que a lo largo de
la vida nos han ido sorprendiendo, sin que las podamos entender. Y
cuanto más larga la vida, seguramente más son las cosas que no hemos
podido comprender. Pero también están las que nos toca barajar
conjuntamente...
Son esas cosas que nos sorprenden, porque nos parecen imposibles,
y sin embargo se dan en nuestro tiempo ante la sorpresa de todos y la
reacción de algunos que no se quedan sólo en el asombro sino que
pretenden dar una respuesta en en la que les sirve de brújula lo que
han aprendido en la fe, y para la que toman aliento y encuentran las
energías en la misma fe. Son esas cosas que pueden dejarnos simplemente
asombrados y con una pregunta, o pueden llevarnos al enojo, mientras se
la dirigimos a Dios...
En el día de hoy si
vota en Misiones, una provincia del nordeste argentino, para elegir
constituyentes que decidirán si se modifica un sólo artículo de la
constitución provincial, para permitir la reelección ilimitad de su
gobernador, o mantener como hasta ahora el límite de sólo dos períodos
consecutivos. Conscientes del peligro de abrir la puerta a una
perpetuación en el poder de los gobernantes de hoy conculcando la
refrescante alternancia en el poder que supone la democracia
republicana, los partidos opositores se han reunido para oponerse al
intento del partido gobernante, en torno al Obispo emérito de Iguazú y
a otros líderes religiosos de otras confesiones, con el solo fin de
participar en la convención constituyente para mantener la actual
imposibilidad de la reelección ilimitada del gobernador. La respuesta
no se hizo esperar, y desde el poder se han producido presiones de todo
tipo, prometiendo y entregando bienes, créditos y otras prebendas al
precio del voto, e intimidando con amenazas a los opositores, llegado a
la violencia del incendio de tres iglesias en la última semana...
La
corrupción produce hambre, y ésta causa la muerte o impide el
desarrollo físico y mental de muchos por falta de alimentación. Esto
sucede también en Argentina, aunque parezca increíble. Detrás de esta
injusticia encontramos la responsabilidad de muchos políticos que
actúan como piratas. Pero no sólo políticos. Si en la Argentina más del
80 % de la población se dice católico, la "corrupción" en la vida
económica no debería superar el 20 %, ya que es incompatible con
nuestra fe. Pero uno tiene la sensación de que el porcentaje de la vida
económica del país que conoce la corrupción es un poco mayor, signo
claro de que pasa no sólo por los políticos, y no sólo por lo que no
tienen fe. ¿Para qué Dios se ha tomado el trabajo de dar la vida a
tantos millones de personas que nunca encontrarán a disfrutar algo de
ella, ya que les dura muy poco o se trata sólo de una sucesión de
frustraciones y carencias que las tiene postradas?
Puede resultar incomprensible que a las personas que eligen el
camino del mal sin dar oídos a su conciencia, y hacen todo lo que les
conviene, sin importarles el precio de pasar por encima de los derechos
de los demás, parezca que se las hace mucho más fácil y exitoso el
camino, que resulta más difícil para los que obedecen a su conciencia.
Dios nos habla a través de ella, y escuchándola siempre nos vemos
impulsados a tener en cuenta a su prójimo, haciéndonos cargo del bien
de todos y no sólo del propio, ya que resulta siempre una barranca de
amplia inclinación hacia arriba el camino del bien. Ante estas cosas
nuestra oración puede convertirse en un grito que se dirige a Dios que
pasa ante nosotros por el camino, como el grito del ciego Bartimeo, que
tampoco podía ver, y seguramente tampoco comprender, ante el paso de
Jesús...
2. JESÚS NOS ABRE LOS
OJOS, PARA QUE PODAMOS VER TODO Y CREER... El problema del ciego
parecía estar en los ojos. Sin embargo, su súplica no se quedó allí. Se
dirigió a Dios humildemente, pidiéndole que tenga piedad de él. Si
seguimos su ejemplo, ante todo lo que nos resulta incomprensible no nos
vamos a limitar a pedirle a Dios que nos explique lo que no entendemos,
sino que humildemente le pediremos, como el ciego del camino, que nos
abra los ojos y nos haga ver. El ciego recibió de Jesús la apertura de
sus ojos, pero, sin embargo, le pasaron cosas mucho más importantes.
Encontró la salvación, gracias a la fe, y después de todo eso, siguió a
Jesús...
Pensemos ahora en
nosotros. Es posible que los ojos nos funcionen más o menos bien. Sin
embargo, con eso no alcanza para entender en qué consiste la vida.
Necesitamos la fe. Ese don, que viene de Dios, y que Él no niega nunca
a quien lo pide con insistencia y lo cultiva con dedicación, es el que
verdaderamente nos permite ver más allá, y creyendo, también entender.
La fe nos abre los ojos, y si hace falta nos da unos anteojos que nos
permite ver las cosas en su verdadera dimensión, sabiendo que todo es
pasajero mientras vamos camino al Cielo, y en esa meta, que podemos
representar con el color celeste con el que nos gusta ver el Cielo,
permanecerá sólo lo que tenga la consistencia del amor, lo único que
dura para siempre...
Por otra parte, la fe
nos abre de tal modo los ojos, que nos ayuda a mirar siempre todo el
horizonte, y más allá de él. Sabemos, de esa manera, que la vida no se
limita sólo a lo que se ve. Esto es sólo un tramo del camino, y
ciertamente muy y el más corto, frente a toda la eternidad a la que
estamos llamados, por la misericordia de Dios, que nos ha hecho para el
Cielo...
¿Quién puede decir, entonces, mirando a "los malos", que todo les
resulta más fácil, y les va mejor que "a los buenos"? No nos olvidemos
que eso, en todo caso, si fuera cierto, vale sólo si miramos este
cortísimo tramo de la vida que sucede en esta tierra, pero no para el
tramo que más importa, para el que fuimos hechos, para el Cielo, que la
fe nos permite ver. Lo que hacemos o dejamos de hacer nos hace avanzar
o nos lleva para atrás en la escalera por la que se sube al Cielo. En
ella sólo se avanza haciendo el bien, respondiendo con amor, desde la
fe, al desafío que nos presenta la vida cada día. Dios espera nuestra
respuesta coherente a Jesús, que nos llama a seguirlo en el camino de
la vida...
3. JESÚS
NOS ABRE LOS OJOS, PARA QUE LO SIGAMOS EN EL CAMINO DE LA VIDA... Como
al ciego, entonces, Jesús nos abre los ojos. Y con eso nos hace ver el
horizonte completo. Eso nos ayuda a asumir nuestra condición de
peregrinos. Es verdad que creerle a Jesús, y entender toda la vida
desde la fe, puede presentarnos algunas aristas duras de la vida. Pero
al mismo tiempo nos muestra que es un camino, que hace falta y que vale
la pena recorrer...
Conviene
tener en cuenta que nuestra peregrinación no se acaba en la frontera
cercana del "sobretodo de madera", que nos será puesto cuando hayamos
muerto. Nuestra meta está en el Cielo, somos peregrinos de la Vida
eterna. Y nuestra meta, que está allá, reclama nuestra disposición
aquí, para asumir las cruces que inevitablemente aparecerán en la
marcha. Es inevitable que requiera un esfuerzo la decisión de seguir el
camino por el que Jesús nos llama, ya que muchos optarán por algo "más
fácil" y nos pondrán piedras que van a dificultar nuestra marcha. Pero
al mismo tiempo podemos tener la tranquilidad de saber que Jesús estará
siempre con nosotros a lo largo de todo el camino, porque nos llama a
seguirlo por una huella que Él ya ha recorrido...
No hace falta para esta
marcha poner demasiadas cosas en la mochila. En realidad, lo único
necesario es que en la mochila haya espacio, el más grande posible,
para la fe. Tendremos que llevar siempre la Palabra de Dios, escrita en
a Biblia y viva continuamente en la predicación de la Iglesia, para
alimentar nuestra fe...
También tendremos que tener el cuidado de mantener encendida nuestra
fe, que los vientos y las tormentas tratarán de apagar a cada paso a lo
largo del camino. Tenemos, por una parte, la responsabilidad de cuidar
y alimentar esa fe cada día. Pero además tenemos también el compromiso
de ir aplicándola en todos los aspectos y en todos los ámbitos de
nuestra vida...
Sólo de esa manera podremos seguirlo a Jesús por todo el camino de la
vida. Esa constancia y perseverancia en la marcha es la que nos
permitirá alcanzar la meta a la que hemos sido llamados. El mismo Jesús
se nos ha anticipado con su muerte en la Cruz, nos ha abierto las
puertas de la Casa de su Padre con su Resurrección, y nos ha invitado a
la Fiesta del Cielo que nos tiene preparada, para todos los que se
animen a seguir fielmente el camino de la fe...