Palabras duras: cuestión de vida o muerte...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 27 de agosto de 2006, Domingo XXI del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar Marín:

Zapatos1. CUANDO ALGO ESTÁ MAL EN NUESTROS PIES, NOS APRIETAN Y NOS DUELEN LOS ZAPATOS...Y si nos duelen mucho puede ser que ni siquiera nos podamos poner los zapatos...

Pies rotosEn realidad, nunca son los zapatos los que nos duelen, sino los pies. Y cuando nos duelen los pies, puede ser que por un "rato" se pueda zafar sacándose los zapatos y poniéndose unas pantuflas bien acolchadas. De todos modos, si los que están mal son los pies, no alcanza con reemplazar los zapatos por las pantuflas. Nos volverán a doler los pies cuando queramos caminar, con o sin pantuflas, con o sin zapatos. Pero como los pies no pueden sacarse con la facilidad con la que nos sacamos los zapatos, habrá que intentar arreglarlos en vez de sacarlos. Como dice el refrán, "hay que poner el remedio donde está la enfermedad". Por lo tanto, si nos duelen los pies, no hay que conformarse pensando que son duros los zapatos, cambiándolos por otros más blandos. Hay que llegar a un buen diagnóstico, y después disponerse a arreglarlos...

Por esta razón, ante la propaganda que durante estos días intenta instalar en nuestro pueblo un clima favorable a la despenalización del aborto, el pasado 23 de agosto la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina la Declaración "Una cuestión de vida o muerte" para que sea leída en todas las Misas que se celebren en este fin de semana, y cuyo texto presentaré a lo largo de este predicación (los párrafos de la Declaración estarán siempre en letra cursiva). Ellos se dan cuenta que el problema no es sólo el intento de una ley que despenalice el aborto, sino la mentalidad que se ha ido gestando en nuestra cultura, que se desprende del valor de la vida: "Hace pocos días una señora se presentó a un sacerdote con una hija discapacitada y con profunda alegría le dijo: “Gracias, padre, hace unos años usted me ayudó a ver claro. Yo estuve a punto de abortar ante la evidencia de las malformaciones de mi hija cuando estaba en mi vientre. Usted me ayudó a no hacerlo. Hoy esta hija es la que da sentido a mi vida. Aún con su discapacidad es la alegría de nuestra familia”. Nuestra experiencia eclesial puede mostrar miles de situaciones como ésta. ¿Cuál fue el móvil de ese sacerdote al ayudar a esa mujer? ¿Cuál es nuestro móvil al dirigirnos a las autoridades, a nuestros representantes y a todo el pueblo tratando de apostar por la vida e impedir la legalización del aborto? AbortoCréannos: sólo nos mueve el profundo amor de Dios por todos nosotros. Sólo nos mueve el deseo de valorar cada una de las vidas que se engendran y que ya son un ser constituido en el vientre de la madre. Todos apreciamos lo que hizo la Madre Teresa por cada uno de esos seres débiles, olvidados de la sociedad, excluidos, moribundos en las calles. Esa mujer, de quien nadie puede dudar que sólo era impulsada por el amor, puso tanto empeño en ocuparse de los moribundos como en impedir que las madres cayeran en el gravísimo error de abortar a sus hijos. Muchas veces se nos quiere hacer aparecer como retrógrados o fundamentalistas ante el tema del aborto. Se acepta y valora el trabajo de la Iglesia en favor de los pobres, pero se nos descalifica cuando defendemos el derecho a la vida. ¿Qué nos pasa como sociedad? Toda la tradición judeocristiana basada en los mandamientos de la Ley de Dios por miles de años consideró que el aborto es un crimen. ¿Qué luces ha recibido esta nueva cultura, qué revelaciones se nos han manifestado para descubrir que lo que siempre fue un mal tan grande hoy ya no lo es? También en otros tiempos hubo abortos, pero siempre se consideró que era un mal a desterrar. Las culturas cambian, pero los fundamentos esenciales de las personas permanecen. La Ley de Dios y el sentido común nos han enseñado que la vida es un gran bien que debemos preservar desde el momento que comienza"...

A los discípulos y a los Apóstoles, como también a nosotros, Jesús nos dice palabras que a veces resultan duras y nos incomodan. Muchos quisieron abandonarlo a Jesús cuando sus palabras les resultaron duras, y de hecho lo hicieron. A la cultura de nuestro tiempo se le han hecho difíciles las palabras a favor de la vida. Por eso, lejos de abandonarlas, es más urgente que nunca pronunciarlas...

Bebe2. SON DURAS LAS PALABRAS DE JESÚS, PERO SON LAS ÚNICAS CON ESPÍRITU Y VIDA... Jesús no se anda con vueltas. Sabe lo que dice, y cómo y cuánto pueden incomodarnos sus palabras. No porque no sean las que necesitamos, sino porque nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestro modo de vivir se ha ido deformando. Por eso nos dice, como les dijo a los Apóstoles cuando les resultaron duras sus palabras, que tengamos en cuenta que son las únicas con Espíritu y Vida. Así podremos evitar remedios.  Y esto se aplica a todas las palabras de Jesús. No sólo las que venimos proclamando y explicando en los últimos domingos, del llamado Discurso del Pan de Vida, con las que nos dijo que Él es alimento verdadero, que da la Vida eterna, sino a todas sus palabras. También las que se refieren al valor y al cuidado de la vida...

Bebe en crecimientoDice la Declaración de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina: "Seguramente muchos de ustedes han visto la película en la que se ha filmado un aborto (El grito silencioso). La técnica nos permite apreciar que no hay ninguna diferencia entre destrozar el cráneo de esa pequeña criatura ya gestada o cometer el homicidio de un niño que camina por la calle. En nuestros días se ha reavivado la polémica sobre la despenalización del aborto con motivo de situaciones muy dolorosas que afectan la vida de una joven discapacitada y de un ser inocente por nacer. Lo trágico de esta situación no puede hacernos olvidar que podemos asesinar a un inocente. Esta polémica no es una discusión más entre tantas. Es una cuestión de fondo. Nunca, como en este caso, puede decirse que es una cuestión de vida o muerte. Tan es así, que involucra a todos los ciudadanos de cualquier credo o condición social. ¿Cuál será la opción de los argentinos? Cada uno en su conciencia debe discernir si quiere una sociedad que respete la vida de todos los seres engendrados. Los que creemos en Dios debemos darle ante todo a Él la propia respuesta. A los que no creen, los invitamos a que consideren qué les dice el sentido común frente a un ser ya engendrado que es verdadero sujeto de derechos humanos. A todos les pedimos, es más, les rogamos asumir este tema con la seriedad que se merece. Los cristianos, como nos enseña San Pablo, no entristezcamos a Dios: no sembremos la cultura de la muerte en nuestra sociedad. Por el contrario, sembremos la esperanza y la alegría que provienen del amor de Dios por sus criaturas. Así nos lo enseñó Jesús, quien pidió al Padre que no se pierda ninguno de los hermanos"...

FamiliaTambién son duras hoy las palabras de Jesús sobre el matrimonio, que Él ha constituido para los bautizados en un Sacramento, es decir, un signo eficaz de su amor y de su gracia, signo que, como nos explica San Pablo, Jesús lo refiere a su unión con la Iglesia, haciendo de cada matrimonio entre bautizados un signo de su fidelidad a la Iglesia. Pueden resultar duras estas palabras en tiempos como los nuestros, en los que a "cualquier cosa" se le llama unión, aunque no tenga nada que ver con la naturaleza humana y deba ser llamado, entonces, no sólo antinatural, sino dañoso para la persona humana. Pueden resultar duras en este tiempo en el que fácilmente, cuando aparecen las dificultades en la vida matrimonial, enseguida se olvida que al momento de casarse se ha tomado la decisión de darse y entregarse del todo, dejando padre y madre para unirse de tal manera que ya se es con el otro una sola carne (esto no se refiere sólo y principalmente a la unión física y sexual sino que es una expresión bíblica que significa ser "una unidad indestructible"). Pueden resultar para quien piense que no es posible decir de una vez para siempre. Nos gusta imaginar la familia como un ámbito de felicidad en el que se custodia y se ayuda a crecer la vida, don de Dios, y está bien que la concibamos así. Pero eso requiere confianza en la Palabra de Dios, y compromiso para vivirla y aplicarla. Apoyados en Jesús, sabemos que sus palabras sobre el matrimonio son las únicas con Espíritu y Vida para los cónyuges y a para sus hijos. Por eso, aunque pueda parecer más fácil "acomodarse" a las costumbres de este tiempo, y querer que la Iglesia admita el divorcio (es decir, la solución fácil para los problemas del matrimonio de hoy, "sacarse los zapatos y ponerse las pantuflas", en vez de ir a la raíz de los males), Jesús nos llama a seguir confiando en sus palabras, que "ponen el remedio donde está la enfermedad", y le aportan Espíritu y Vida al matrimonio para vivirlo en toda su integridad...

Jesús y los Apóstoles3. ¿A QUIÉN VAMOS A IR? JESÚS TIENE PALABRAS DE VIDA ETERNA... Jesús sabía que no todos iban a estar dispuestos a seguir adelante, con las palabras que les decía. Sabía también quiénes lo iban a traicionar. Pero no obligó a nadie a quedarse a su lado. Optar por Jesús requiere siempre una entera y plena libertad. Sólo así se pueden seguir con entusiasmo sus palabras...

AsombroLo mismo sucede con la opción por la vida. Por supuesto que una ley que despenalice el aborto produce un gran daño a la sociedad, porque deja indefensos a los más débiles, de modo que puedan ser atacados en el Santuario de la vida, que es el seno materno. Una sociedad que con una ley de ese tipo abra las puertas a la muerte está minando sus propios fundamentos. Sin embargo, también es cierto que no alcanza con una ley que penalice el aborto, llamándolo con su propio nombre, que es "asesinato". Además hace falta encontrar el remedio para que toda nuestro modo de ser y de vivir, toda nuestra cultura, recupere el sentido de la vida y se comprometa con ella, desde el primer instante de la concepción hasta sus últimos instantes...

RománHace falta recuperar el asombro ante el don de la vida, que más allá de las circunstancias que acompañaron su generación, es siempre un don de Dios, que nos ha querido para la vida eterna, y que nos llama a abrir los ojos, levantar la mirada y dirigirla hacia nuestro Padre, que nos llama a hacer de nuestro camino en la tierra una marcha hacia el Cielo. Don de la vida recibida de Dios, que estamos llamados a cuidar desde el primer instante hasta el final. Preservando a nuestra sociedad del flagelo del aborto, y cuidando de nuestros ancianos con el amor que nos enseñan las Hermanitas de los Pobres (aquí vemos a Román, uno de los ancianos que viven en el nuevo Hogar San José, que las Hermanitas han fundado hace pocos meses en la ciudad de Tacna, en Perú)...

Cada vez que nos duelan, entonces, las palabras de Jesús, las del amor y las del perdón, las del matrimonio y las de la Cruz, las de la vida y las de la Vida, nos hará bien recordar la respuesta de Pedro a la pregunta de Jesús, que Él mismo nos dirige a cada uno de nosotros: «¿También ustedes quieren irse?». No sirve una respuesta cualquiera, para salir del paso. La pregunta es trascendente, si tenemos en cuenta que Jesús, por el Bautismo, nos ha invitado a su casa, nos ha llamado al Cielo. Si lo tenemos en cuenta, sabremos a dónde ir y qué responder, no lo vamos a dudar ni un solo instante: sólo Él tiene palabras de Vida eterna. Y en lo que hace a la defensa de la vida, en este tiempo en que parece perder todo su valor, asumamos la exhortación con la que concluye la Declaración de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina: "María, que en Belén alumbró al Hijo de Dios, nos ayude a optar siempre por la vida"...


Lecturas bíblicas del Domingo XXI del Tiempo Ordinario del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
Todas las predicaciones: http://www.awbunge.com.ar/predicaciones/
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