1. A
VECES ESPERAMOS QUE DIOS HAGA MÁS MILAGROS PARA NOSOTROS... Puede ser
que pensemos: "Si Dios es Dios, ¿cómo pueden pasar las cosas que
pasan?" ¿Por qué siempre parece que les va mejor a los malos, y se nos
hace tan difícil el camino a los que queremos hacer las cosas bien? ¿No
debería aparecer Dios milagrosamente, como en tiempos de Noé, y
ponernos a salvo a los buenos, con algo similar a lo que hizo con el
"Arca de Noé", poniendo a salvo a los que merecían ser rescatados?
¿Dónde está la omnipotencia de Dios, que parece dejarse superar por la
prepotencia del mal y dejarse atropellar por la astucia de los malos?...
Quizás los
argentinos tengamos un consuelo pensando que hoy estaremos
representados en el partido final del Campeonato Mundial de Fútbol, ya
que lo dirigirá el árbitro Elizondo, de nuestro país, secundado por
otros dos compatriotas como jueces de línea. Además, habrá un argentino
en cada uno de los dos equipos que disputen la final, Camoranesi en
Italia y Trezeguet en Francia. Pero quizás pensemos también que Dios
podría haber hecho un pequeño milagro para que fuera nuestro equipo el
que estuviera hoy jugando el partido final, en vez de verlo por
televisión como todos los demás equipos que se quedaron por el camino...
En realidad, para
nosotros los argentinos este día es importante más allá de la final del
Campeonato Mundial de Fútbol, ya que hace 190 años, en una sencilla
casa de la Ciudad de Tucumán, los representantes de todas las
provincias declaraban de forma solemne nuestra independencia. Pero
también en este caso podría suceder que nos quedemos esperando algo más
de Dios. Sin dudas entre los padres de la patria hubo muchos hombres
llenos de méritos y virtudes, que con su entrega y esfuerzo personal
construyeron esta gran herencia que nos han dejado. Pero puede suceder
que, en vez de esforzarnos para imitarlos, nos asalten pensamientos que
nos lleven a esperar de Dios una intervención milagrosa, de modo que de
un día para el otro desaparezcan las mafias que vemos luchar por el
poder y que han contaminando de inmoralidad la política y el manejo de
la cosa pública, al punto que ya nadie bueno parece querer meterse en
esas cosas para no quedar "pegado"...
En definitiva, ante muchas circunstancias de la vida podemos quedarnos
añorando que Dios intervenga de una manera más enérgica para hacerse
cargo de nuestros fracasos y nos saque las papas del fuego antes de que
se quemen. Sin embargo, hoy Jesús nos enseña que Dios no es amigo de
intervenir con su omnipotencia de una manera prepotente, sino que
prefiere una presencia silenciosa, confiando en que sabremos valernos
del don más precioso que nos ha dado, que es nuestra libertad, para
hacernos cargo de las cosas que nos tocan...