La Aurora nos deja ver la luz...
Queridos amigos:
1. ANTES QUE
SALGA EL SOL, LA
AURORA YA NOS DEJA VER LOS RAYOS DE SU LUZ... En este tiempo hay muchos
que parecen preferir la noche al día. Y me refiero no sólo a los que
pasan más tiempo despiertos durante la noche que durante el día, sino
también a los que, por lo que hacen, parece que prefieren moverse "en
las tinieblas", ya que no lo pasarían muy bien si lo que hacen
estuviera a la vista de todos, "a la luz"...
Sin embargo, todos nosotros estamos hechos para la luz, que nos llega
de una manera tan contundente a través del sol. Por eso, creo yo, son
tan atractivas las primeras horas de la mañana, en las que la aurora,
antes aún de la salida del sol, nos deja ver los primeros rayos de su
luz. Ese anticipo parece darnos la tranquilidad de que, aunque haya
sido larga la noche, finamente vence el día y resplandece nuevamente la
luz. Aplicando esto de manera simbólica a la vida cotidiana, podemos
decir que,
cuanto más oscuro se hace el camino de la vida, tanto más añoramos una
luz que brille con claridad...
Todos sabemos que Jesús es la Luz resplandeciente que necesitamos
para acertar en el camino de la vida que puede llevarnos a Dios. En
este tiempo de Adviento estamos preparándonos una vez más para
recibirlo a Jesús en la Navidad como la Luz que disipa todas las
tinieblas. Pero Jesús, Dios hecho hombre, que quiso nacer,
vivir, morir y resucitar entre nosotros para salvarnos, siendo la Luz
plena, quiso anticipar su presencia con una Aurora que nos anticipaba
el Sol naciente. Por eso quiso nacer de mujer y, siendo Dios, eligió
desde toda la eternidad a María para que fuera su Madre, preservándola
de las huellas
que en todos nosotros ha dejado pecado original, llamado así por ser el
pecado que cometieron los primeros hombres en el origen (de esto nos
habla la
primera lectura bíblica de hoy)...
2. MARÍA FUE
INMACULADA DESDE EL PRIMER INSTANTE
DE SU CONCEPCIÓN... Quiere decir que María, porque así lo quiso y así
lo hizo Dios, fue preservada de la huella del pecado original, y nacida
sin pecado, de tal modo respondió siempre y en todo con fidelidad a
Dios, que conservó para siempre su integridad. Aunque desde siempre
esto formó parte de nuestra fe, y ya los Santos Padres en los primeros
siglos de la Iglesia se referían de una manera u otra a este misterio,
fue el 8 de diciembre de 1854, hace hoy 151 años, cuando el Papa Pío IX
proclamó de manera solemne y definitiva el Dogma de la Inmaculada
Concepción, afirmando: "La bienaventurada Virgen María fue preservada
inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su
concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en
atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano"....
Las Hermanitas de los Pobres, en todo el mundo, eligen esta fecha
para renovar la consagración que de un día para siempre hicieron a
Dios, porque María les sirve de modelo y les muestra el camino para ser
fieles a Dios. En realidad, tanto para ellas como para cada uno de
nosotros nuestra principal consagración comenzó el día de nuestro
Bautismo, porque ese día fuimos tomados por el mismo Dios para hacernos
sagrados, constituyéndonos en sus hijos. Es esa misma consagración
bautismal la que las Hermanitas profundizan de una manera radical a
través de su consagración en la vida religiosa, llevándola hasta sus
últimas consecuencias. Por esa razón, también para todos nosotros el
especial camino de consagración que ellas han elegido se convierte en
un testimonio y un ejemplo vivo que nos ayuda a vivir nuestra propia
vocación bautismal, que es para todos una vocación a la santidad...
En primer lugar, ellas eligieron de una vez para siempre, y hoy
renuevan de manera solemne, el voto de pobreza, y con eso nos
muestran que nada hay para ellas que pueda estar por encima de Dios;
con su voto de pobreza las Hermanitas nos muestran que por Dios vale la
pena dejarlo todo, y quien así lo hace en Dios lo encuentra todo.
Ellas eligieron también de una vez para siempre, y hoy renuevan de
manera solemne, el voto de castidad, con lo que nos
muestran que se entregan del todo y enteramente sólo a Dios, y que por
esta razón sólo a Dios le pertenecen; así nos ayudan a comprender que
para cada uno de nosotros sólo Dios es Dios. Ellas
eligieron además de una vez para siempre, y hoy renuevan de manera
solemne, el voto obediencia; esto les ayuda a poner remedio a la
soberbia, que tantas veces puede llevarnos a creer que siempre tenemos
razón; por el voto de obediencia las Hermanitas se deciden a obedecer
sólo a Dios, aceptando que Él se les manifiesta también a través de la
autoridad de sus Superioras, y no ayudan así a comprender el sentido de
la autoridad, que sólo es legítima cuando tiene su fundamento en Dios;
eligiendo
la obediencia, las Hermanitas nos ayudan a que nosotros mismos estemos
siempre dispuestos a obedecer siempre y en
todo a Dios. Ellas eligieron finalmente, y hoy renuevan también de
manera solemne, el voto
propio y característico de su Congregación, el voto de hospitalidad. Y
en esto , como en todos sus votos, también aprenden de María, que
aceptando el anuncio del Ángel,
engendró a Jesús en su seno porque primero le
había abierto su corazón, y lo había hospedado allí (así nos lo dice
San Agustín). Las Hermanitas,
siguiendo la inspiración de su fundadora, quieren recibirlo a Jesús que
se acerca a ellas en los ancianos pobres, a quienes acogen como
residentes en sus Hogares, y en todos los que se acercan
en sus Casas, y por eso renuevan este voto de hospitalidad, decididas a
recibirlo siempre y de la mejor manera en su corazones y en sus Casas a
estos enviados de Dios; así nos recuerdan cómo todos nosotros tenemos
la oportunidad de acoger a Dios que viene a nosotros a través de cada
hermano que espera de nosotros un gesto de amor...
3.
ELEGIDOS POR DIOS, SÓLO FALTA LA RESPUESTA COTIDIANA DE NUESTRO AMOR...
María fue Inmaculada desde el primer instante de su concepción. Sin
embargo, su fidelidad no estuvo garantizada de
manera automática. Tampoco, entonces, puede estarlo en ninguno de
nosotros, ni en ninguna de las
Hermanitas de los Pobres que hoy renuevan su consagración. María tuvo
que responder con fidelidad cada día al don de
Dios con el que había sido especialmente bendecida, y lo hizo con
integridad y plenitud. También nosotros, como las Hermanitas, tenemos
que renovar cada día la fidelidad al don que hemos recibido. Por eso,
aunque ellas han hecho estos votos de una vez para siempre, en este día
vuelven a confirmar de manera solemne lo que eligieron de una vez para
siempre, así como también necesitan hacerlo cada día en
el silencio de la oración, para vivir con fidelidad su consagración a
Dios. De la misma manera, nosotros, que un día fuimos hechos "para
Dios" en nuestro Bautismo, y por eso fuimos consagrados, tenemos la
oportunidad y la necesidad de renovar cada día esta consagración, para
que con nuestra respuesta cotidiana de amor alcancemos la meta para la
que Dios nos ha hecho, y que María Inmaculada nos muestra con plenitud
desde el Cielo...
Estas dos Hermanitas africanas, que conocí en septiembre de 2001
en la Casa Madre de las Hermanitas en Francia, hoy estarán como
nuestras queridas Hermanitas de nuestra Casa, renovando su
consagración. Y con ellas, también cada uno de nosotros podemos darnos
cuenta que hemos sido elegidos, como ellas, y como María, por el amor
de Dios. Sólo falta cada día, con perseverancia, nuestra respuesta,
también una respuesta de amor...
Lecturas bíblicas de la
Solemnidad de la Inmaculada Concepción:
- Después que el hombre y la mujer comieron
del
árbol que Dios les había prohibido, el Señor Dios
llamó al hombre y le
dijo: «¿Dónde estás?».
«Oí tus pasos por el jardín, respondió
él, y
tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí». El
replicó: «¿Y
quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del
árbol que yo
te prohibí?». El hombre respondió: «La mujer
que pusiste a mi lado me
dio el fruto y yo comí de él». El Señor Dios
dijo a la mujer: «¿Cómo
hiciste semejante cosa?». La mujer respondió: «La
serpiente me sedujo y
comí». Y el Señor Dios dijo a la serpiente:
«Por haber hecho esto,
maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos
los
animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y
comerás polvo
todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la
mujer, entre
tu linaje y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le
acecharás el
talón». El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser
ella la
madre de todos los vivientes (Génesis 3, 9-15 y 20). <=Volver
- Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos
ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el
cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que
fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. El nos
predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme
al beneplácito de su voluntad, para alabanza de al gloria de su gracia,
que nos dio en su Hijo muy querido. En él hemos sido constituidos
herederos, y destinados de antemano -según el previo designio del que
realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser aquellos que han
puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria (Efesios 1,
3-6 y 11-12).
- El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre
perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la
virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo:
«¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas
palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar
ese saludo. Pero el Angel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha
favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre
Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios
le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob
para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al Angel: «¿Cómo
puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Angel
le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será
llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a
pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en
su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo
entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que
has dicho».Y el Angel se alejó (Lucas 1, 26-38).
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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: