Esta fue mi predicación de hoy, 12 de marzo de 2006,
Domingo
II de Cuaresma del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar
Marín:
1. CUANDO EL CAMINO SE HACE DIFÍCIL, A VECES
NOS QUEDAMOS MIRANDO EL PISO... Si hay piedras en el camino, o éste se
encuentra resbaloso porque hay barro o está enjabonado porque lo están
limpiando, casi instintivamente clavamos la mirada en el piso y
caminamos temerosos, para no correr el riesgo de terminar de panza en
el suelo o patas para arriba...
Está bien, son precauciones que no están de
más. Pero eso que nos sucede con los pies, también nos puede suceder en
otros ámbitos del el camino de la vida, y en estos casos no alcanza con
quedarse mirando el piso, sino que habrá que levantar la mirada hacia
la meta que buscamos. Si, por ejemplo, nos sube la presión, el médico
seguramente querrá que
comamos sin sal (si nos suben los kilos, que comamos sin grasas, y si
nos sube la glucemia, que comamos sin azúcares y con pocos hidratos de
carbono). ¿De dónde sacaremos fuerza para hacerle caso, si no nos
convencemos de las ventajas que tendremos, al precio del esfuerzo
emprendido, al alcanzar la meta de una
mejor salud? Lo mismo pasa con
cualquier tratamiento médico. Para dejar de fumar (es decir, de quemar
la plata y llenar de alquitrán los pulmones con el cigarrillo), hay que
convencerse de las ventajas que tendremos al alcanzar, con los pulmones
más
limpios, la meta a la que nos lleva esa decisión...
En, fin, en medio de las dificultades que se
presentan en el camino de la vida, siempre nos puede invadir el
desaliento si no tenemos clara la meta y no fijamos nuestra mirada en
ella. Y hay tantas piedras en el camino con las que podemos tropezar,
que estaremos siempre en peligro si nos quedamos sólo mirando el piso.
De esa manera se hará lento, inseguro y amargo nuestro caminar...
Cuando se trata de la vida, Dios, a quien nadie le gana en
generosidad, nos pide, como a Abraham, que estemos dispuestos a
entregarlo todo, para colmarnos de bendiciones. La fe nos hace caminar
de la mano de Dios. Y si, como dice San Pablo, Dios está con nosotros,
¿quién estará contra nosotros? ¿Quién podrá más que Dios? Por lo tanto,
aunque pueda parecer mucho el sacrificio que se nos pide, aunque pueda
parecer muy difícil el camino, no hay que quedarse mirando el piso,
sino que hay que levantar la mirada. Somos peregrinos, en marcha hacia
la Casa paterna, hacia el Cielo, y hay que fijar la mirada en la meta,
para caminar más tranquilos. Por eso hoy Jesús quiere enseñarnos a
hacerlo...