Esta es mi predicación de hoy, Domingo 8 de enero de 2006,
Solemnidad del Bautismo del Señor del Ciclo Litúrgico B,
en Bariloche, mientras paso aquí unos días de descanso:
1. EL AGUA ES PODEROSA Y VITAL, PERO NO PUEDE
HACERLO TODO... En este enero de 2006 por todos lados se ve en
Bariloche mucha más agua que la habitual. Ha nevado mucho en el
invierno y lo ha hecho hasta avanzada la primavera, así que todavía hay
mucha nieve en las montañas, y los arroyos, ríos y cascadas tienen un
caudal mucho mayor al habitual, y los lagos están muy por encima de su
nivel corriente a esta altura del año. Lo hemos podido experimentar en
las caminatas hechas por la montaña. Cuando se ven estos enormes
desplazamientos de agua, se toma conciencia de su poder. Cuando el agua
en grandes volúmenes, barre con todo lo que se encuentra por el camino.
De esta manera y muchas de otras, sobretodo en las inundaciones o en
los maremotos y otra cantidad de fenómenos, el agua nos muestra su
poder. Sin embargo, no lo puede todo. Todas estas cosas suceden en la
tierra desde hace una enorme cantidad de años, y aunque el agua ha
destruido ciudades o poblaciones enteras, los continentes siguen en su
lugar, las montañas no han sufrido grandes desplazamientos y los
océanos están donde estaban hace ya tiempo...
Pero además el agua es vital.
Cuando los norteamericanos aterrizaron en la luna, entre las cosas más
importantes que realizaron fue verificar si era posible encontrar allí
agua. Como no la encontraron, dejó de ser un lugar de interés (a pesar
de que ahora vuelva a hablarse de expediciones a la luna). Los
científicos, apoyados o impulsados por la gran potencia, también
intentan conocer algo más sobre el planeta Marte. El mayor interés es
saber si allí hay agua, porque sería el signo de la posibilidad de la
vida. Hasta nuestra empobrecida América del Sur tiene algún secreto
valor estratégico que los poderosos no dejan de mirar, ya que se la
considera una muy importante reserva de agua para nuestro planeta...
También experimentamos cuan vital es el agua cuando hace mucho calor y
transpiramos mucho. Enseguida tenemos una sed abrasadora que nos
impulsa a reponer el agua perdida. Sin embargo, el agua no lo puede
todo. De nada serviría tomar sólo agua, si no incorporáramos de vez en
cuando alimentos. De hecho comemos todos los días, y cada tanto lo
hacemos de modo especial, con comidas que sirven de festejos para
ocasiones especiales en las que tomamos no sólo agua. El agua también
es muy útil para la limpieza, pero también allí tiene sus límites. Hay
cosas que no se pueden limpiar con agua. Si se nos ha caído aceite en
la camisa, o se nos ha manchado con grasa, por más que le pasemos agua,
y la dejemos sumergida en ella mucho tiempo, la mancha no saldrá. No se
mezclan el agua y el aceite, y el agua resbala sobre la grasa...
De la misma manera, el agua que utilizaba Juan el Bautista para
bautizar en el Río Jordán no alcanzaba a "lavar" ni "perdonar" los
pecados de los que, por medio de dicho Bautismo, se preparaban a
recibir al salvador, el Mesías, que sabían que estaba por llegar. Por
eso Jesús se dejó bautizar por el mismo Juan Bautista en el Río Jordán,
para transformar el Bautismo, y darle al agua una capacidad que hasta
ese momento no tenía...
Dios Padre se hace presente en el Bautismo de Jesús y nos llama su
atención sobre Él, para que prestemos atención a su Palabra, que nos
señala con claridad el camino que nos lleva a la meta a la que nos ha
invitado. El Espíritu Santo también se manifiesta ese día en forma de
paloma, para que no tengamos duda que Dios, con toda la frescura de su
amor, nos ha hecho sus hijos y nos ha llamado a compartir su Vida...