Buscando la felicidad escondida...

Queridos amigos:
 
Aquí va mi predicación del 3 de febrero de 2002, Domingo IV del Tiempo Ordinario. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:
  1. Busquen al Señor, ustedes, todos los humildes de la tierra, los que ponen en práctica sus decretos (Sofonías 2, 3).
  2. Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles. Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale (1 Corintios 1, 26-28).
  3. Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos (Mateo 5, 3-10).

 
1. COMO LAS FLORES BUSCAN EL SOL, NOSOTROS BUSCAMOS LA FELICIDAD... La felicidad es el motor que nos pone en marcha, Dios nos hizo para eso. En todo lo que hacemos siempre nos mueve la búsqueda de la felicidad. Los humanos no tenemos otro modo de movernos, que no sea buscando la felicidad. Por eso, las cosas más nobles, y también las más depravadas, se hacen buscando la felicidad. Por ejemplo, quien encuentra su príncipe azul (¡o naranja, que es el color que identifica a Holanda...!), se casa buscando ser feliz. El que planta, y el que cosecha, lo hace buscando la felicidad. Pero también el que roba, busca ser feliz, lo mismo que el que mata, o el que miente, o falsea las cosas, o extorsiona desde una posición de poder, para conservar su parte en la torta del poder...
 
2. Sin embargo, no todo sirve para alcanzar la felicidad que buscamos. LA FELCIDAD VIENE DE DIOS, Y SÓLO SE ALCANZA POR LOS CAMINOS DE DIOS... Él nos hizo para ser felices, y esto sólo se alcanza por sus caminos. Es un regalo para los humildes de la tierra, que saben que no pueden alcanzarla solos, "por su cuenta" (ver la primera frase de las lecturas que destaqué hoy). Dios llama especialmente a ser felices a los débiles, despreciados, humanamente hablando... (ver la segunda frase destacada). En realidad, la felicidad es para todos, pero la única manera de alcanzarla es poner en práctica las Palabras de Dios, ya que nuestra felicidad es su obra y su regalo para nosotros (ver primera frase...).
 
La felicidad, en realidad, sólo es tal cuando resulta permanente, duradera, y en eso precisamente consiste el CIELO, que podemos buscar y anhelar ya desde ahora, en la tierra. Sobre todo cuando todo nos lleva a andar con la cabeza baja, el Cielo nos ayuda a levantar la mirada, para no tropezar...
 
3. Los caminos que Dios nos ofrece, para ser felices y para llegar al Cielo, son las bienaventuranzas (ver tercera frase...). Quizás más de una vez nos gustaría que nos ofreciera algo más fácil, menos exigente, más tibio, menos comprometido. Pero entonces, yo no nos llevarían a la felicidad que buscamos...

"Felices", nos dice hoy ocho veces Jesús, y nos señala los caminos, por los que nos lleva la fidelidad a su Palabra:

  1. Alma de pobres: sólo de esa manera se puede esperarlo todo de Dios.
  2. Afligidos (sufridos, sacrificados, austeros...): desde allí es posible gustar el consuelo de Dios.
  3. Pacientes: es necesario, para esperar con confianza los dones de Dios.
  4. Hambre y sed de Justicia: eso mismo sintió Jesús, y nos salvó.
  5. Misericordiosos: por eso mismo capaces de recibir la misericordia de Dios.
  6. Corazón puro: para poder mirar todo con la mirada de Dios.
  7. Trabajar por la paz: para trabajar de la mano de Dios.
  8. Perseguidos por practicar la justicia: lo mismo le pasó a Jesús, su justicia lo llevó a la cruz. Pero, como desde allí abrió las puertas del Cielo, Jesús no deja nunca a nadie solo en la Cruz...
En definitiva, LAS BIENAVENTURANZAS SON LOS CAMINOS QUE LLEVAN AL CIELO: HAY QUE ELEGIR AL MENOS UNA, y ponernos en marcha, sin demora, par ser felices con Dios... Posdata: en la mochila, cargar sólo bienaventuranzas, y que el bastón sea el mismo Dios...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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