Queridos amigos:
Esta es mi predicación del 10 de noviembre de 2002, Domingo XXXII del
Tiempo Ordinario en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán. Me basé en estas
frases de la Escritura:
- La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja
contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la
buscan (Sabiduría 6, 12).
- No queremos, hermanos, que vivan en la ignorancia acerca de los que
ya han muerto, para que no estén tristes como los otros, que no tienen
esperanza. Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma
manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él (1
Tesalonicenses 4, 13-14).
- Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que
fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran
necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse
de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron
de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño
a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: "¡Ya
viene el esposo, salgan a su encuentro!". Entonces las jóvenes se
despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes:
"¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?".
Pero estas les respondieron: "No va a alcanzar para todas. Es mejor
que vayan a comprarlo al mercado". Mientras tanto, llegó el esposo: las
que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró
la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: "Señor, señor,
ábrenos", pero él respondió: "Les aseguro que no las conozco". Estén
prevenidos, porque no saben el día ni la hora (Mateo 25, 1-13).
1.
LAS FIESTAS COMIENZAN A VIVIRSE CUANDO SE LAS EMPIEZA A PREPARAR...
Algunas llevan mucho tiempo, como por ejemplo una fiesta de casamiento...
Tanto, que a veces los novios están tan absorbidos por algunas cosas de la
fiesta, como las pruebas para el vestido, o las fotos, o lo que se servirá,
etc., que no les queda tiempo para concentrarse en las cosas más importantes del
matrimonio que están por iniciar. De todos modos, ya la preparación va
anticipando un poco lo que la misma fiesta será.
Sucede también con las fiestas más cotidianas, por ejemplo las que los
jóvenes tienen en este tiempo del año con mayor frecuencia. Es cierto que estas
fiestas comienzan muy tarde, a la una o más de la mañana... Pero, sin embrago,
comienzan a vivirse mucho antes, cuando uno se empieza a preparar, ensayando una
y mil veces lo que dirá, lo que hará, lo que responderá, etc....
Esto vale la pena tenerlo presente, porque nosotros hemos
sido hechos para la fiesta, en realidad para Una Fiesta, que es el
Cielo. Toda nuestra vida no es más que el tiempo que recibimos de Dios para
responder a su invitación. Por eso mismo, el Cielo es un fiesta que ya comienza
a vivirse anticipadamente cuando lo vamos preparando mientras respondemos a
Dios...
2.
LA FIESTA DEL CIELO, A LA QUE DIOS NOS INVITA, NO SE PUEDE IMPROVISAR... Como
las vírgenes prudentes de la parábola que hoy proclamamos en el Evangelio, con
la sabiduría que se nos ofrece paso a paso cuando vamos profundizando en la
Palabra de Dios, también nosotros nos vamos preparando para el momento oportuno
teniendo "las lámparas llenas de aceite", es decir, la vida cargada de sentido y
de coherencia, a fuerza de trabajar una y otra vez con el esfuerzo de hacer las
cosas bien, tendiendo la mano continuamente al servicio de nuestros hermanos, y
dando frutos con todo lo que Él ha puesto en nuestras manos...
Esto no se puede improvisar. Dios llega a nosotros, de una manera
contundente y decisiva, al final de nuestra vida. Pero para recibirlo como hacer
falta en ese momento, con la alegría que merece la fiesta a la que nos invita,
es necesario ir respondiéndole también cada día, cuando viene hacia a nosotros
en la mano del que nos pide algo que tiene derecho a esperar de nosotros, cuando
viene a nosotros en la oración, cuando se hace presente con su llamada en todo
lo que hacemos cada día...
Es verdad que muchas veces nos confiamos a la oración de otros, para que
Dios nos tengas piedad. A mí muchas veces me pasa que me encuentro con parientes
que me dicen: "Che, vos, que sos sacerdote, y que por lo tanto estás mas cerca
de Dios, rezá por todos nosotros, para que Dios nos salve". Por de pronto, el
sacerdocio no le garantiza a nadie la santidad, que es el único modo de estar
más cerca de Dios. Pero además, la salvación no es transferible...
3.
LA PREPARACIÓN PARA EL CIELO NO SE PUEDE PEDIR PRESTADA, ES PERSONAL... La
vírgenes necias (es decir, que se negaron a la sabiduría) de la parábola, no
pudieron llenar sus lámparas con el aceite de las prudentes. De la misma manera,
la preparación para la fiesta del Cielo no es transferible.
Cada uno de nosotros llegaremos con la que personalmente hayamos hecho...
Por eso, cada día, y en cada momento, podemos hacer lo que hace falta,
respondiendo a Dios que nos hace presente su invitación de mil maneras, para que
el Cielo no nos tome por sorpresa, y vayamos preparando con lo que hacemos cada
día esa gran Fiesta...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: