Sólo hay
un
modo de crecer...
Queridos amigos:
Esta es mi predicación del 3 de noviembre de 2002, Domingo XXXI del
Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín y en la Parroquia Santo Domingo de
Guzmán. Me basé en estas frases de la Escritura:
- ¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos ha creado un solo Dios?
¿Por qué nos traicionamos unos a otros, profanando así la alianza de
nuestros padres? (Malaquías 2, 10).
- Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios,
porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la
aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como
Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen (1 Tesalonicenses 2,
13).
- En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En cuanto a ustedes,
no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos
ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen
sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco "doctores",
porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de
entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será
humillado, y el que se humilla será ensalzado» (Mateo 23,
8-12).
1.
A VECES LOS QUE MÁS SE VEN SON LOS QUE TIENEN MENOS QUE MOSTRAR... Nos puede
pasar, por ejemplo, cuando vamos a una fiesta, que nos encontramos con algunos
que siempre están tratando de hacerse notar. Y no suelen ser, casualmente, las
personas más interesantes y más valiosas, que valga más la pena tratar de
conocer...
Hay otros que, por la profesión a la que se dedican, y que no siempre
honran, están haciéndose ver todo el tiempo. Pienso en los personajes de los
medios de comunicación, que corren el peligro de ir acostumbrándose a ser de tal
modo el centro, que les parezca que realmente lo son, de modo que todo tiene que
circular alrededor de ellos. Así pueden rendirse de tal manera un ídolo muy
peligroso, llamado raiting, que corren el peligro de terminar utilizando todo,
hechos, circunstancias y personas en pos de su propia notoriedad, vendiendo la
verdad para comprar la noticia, sin el menor escrúpulo por todo lo que pueden
destruir obsesionados por el impiadoso culto de la notoriedad...
Jesús nos previene contra la ostentación, vicio soberbio de los que luchan
a toda costa y a cualquier precio por estar siempre en el primer lugar...
2.
SÓLO DIOS PUEDE OCUPAR EL PRIMER LUGAR, Y LO HACE SIN OSTENTACIÓN... Sólo Dios
es Dios, y sólo a Él le corresponde ese lugar.
Y cuando Dios quiso ocupar el lugar que le corresponde en este mundo, se
hizo hombre, se acercó a nosotros para salvarnos, y lejos de toda ostentación,
puso con hechos y no con palabras el primer lugar en la Cruz. Desde allí el amor
de Dios mostró toda su omnipotencia, que no es ni avasallante ni soberbia, que
no se impone tiránicamente, sino que se propone con los brazos abiertos y en el
más sencillo, humilde y contundente gesto, dando la Vida por todos nosotros, con
la eficacia silenciosa del que no necesita gritar.
A nosotros nos invita a seguirlo por el mismo camino, y por eso nos reclama
que no nos hagamos llamar ni maestros, ni padres ni doctores, ya que no son los
títulos los que nos justificarán o salvarán (en mi caso, se ve que queda mucho
camino por recorrer: yo me dedico a la enseñanza y me dicen muchas veces
"maestro"; pero además, como se suele hacer con los sacerdotes, me dicen
"padre"; y para completarla, para poder enseñar obtuve en derecho canónico el
doctorado, y me llaman también "doctor"... me veo obligado a decirles que no
deberían decirme ninguna de estas cosas, simplemente por fidelidad a la palabra
de Jesús...).
La Palabra de Dios tiene su propia grandeza y eficacia, y la
debilidad de sus testigos nada le podrá quitar. Es verdad que muchas veces serán
los hechos, no las palabras, las que se harán notar. Los que asumimos y
predicamos las palabras de Jesús seremos más creíbles si acompañamos lo que
decimos con nuestra coherencia y fidelidad. En todo caso, no serán las palabras,
que a veces pueden llamar la atención y hacer mucho ruido, llenando horas de los
medios de comunicación dedican sin decir nada y sin ninguna utilidad, sino los
hechos, los que servirán para indicarnos cuál es nuestro lugar.
3.
SÓLO HAY UN MODO DE CRECER DE VERDAD: SERVIR A LOS DEMÁS... Esto vale para
todos, pero especialmente para quien crea que debe ocupar el primer
lugar. Este es el único modo de ser grandes, el servicio a los demás. Dios
nos ha hecho de esta manera, y sólo así se puede crecer.
Podrá ser el servicio sencillo y silencioso con el que atendemos las
necesidades de nuestros hermanos más cercanos. Podrá ser el vaso de agua o plato
de comida que damos a un chico abandonado, o a 10, o a 6.300, junto con un
techo, educación y un clima de hogar. Podrán ser también muchos otros modos,
pero será siempre el servicio cálido y fraterno el que nos hará crecer delante
de Dios, ante quien sólo cuenta la caridad...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: