Hechos más que palabras...

Queridos amigos:
 
Esta es mi predicación del 29 de septiembre de 2002, Domingo XXVI del Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín y en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán. Me basé en estas frases de la Escritura:

 
1. PASA EN LAS MEJORES FAMILIAS, Y TAMBIÉN EN LA ARGENTINA... Jesús no tiene que inventar nada a la hora de enseñarnos a través de las parábolas. Le basta con mirar lo que pasa en la vida de todos los días, y tomar de allí los ejemplos que nos ayudan a comprender la simplicidad y la contundencia de sus palabras.
 
Cuando toca obedecer, siempre hay algunos que tienen la palabra fácil y dicen enseguida que sí, pero a la hora de concretar los hechos se quedan sentados como si las cosas que hay que hacer no tuvieran nada que ver con ellos (mirar el dibujo de la derecha...). En cambio hay otros que protestan, o que dicen que no, o ponen mala cara, pero tarde o temprano se arrepienten de su primera reacción y, tomando las herramientas, ponen mano a la obra y hacen lo que tienen que hacer (mirar el dibujo de la izquierda)...
 
Eso, que sucede en las mejores familias, también pasa en nuestra patria, Argentina, en la que muchos se llenan la boca de palabras, pero a la hora de hacer lo que la urgencia de los tiempos amargos que vivimos nos reclaman, miran para otro lado, o se quedan sentados, sólo dicen cosas y no hacen nada, como si nadie tuviera derecho a reclamarles a ellos coherencia entre sus palabras y su vida. Otros, en cambio, protestan, pero a la hora de poner el hombro, son los que cargan cada día, quizás de manera desmedida, con el peso de la crisis que a todos nos embarga.
 
No cabe duda que esta hora tiene un reclamo y una obligación para cada uno de nosotros, que viene de Dios. Y también está claro, con la parábola con la que Jesús nos enseña hoy, que:
 
2. LA OBEDIENCIA CONSISTE EN HACER, MÁS QUE EN DECIR... A Dios, que espera pacientemente nuestra respuesta coherente,hoy hay que responderle con hechos, más que con palabras, para que lo nuestro sea obediencia al reclamo que esta hora nos plantea, y no sólo palabras...
 
Los Obispos argentinos, que estuvieron reunidos desde el miércoles a la tarde hasta el sábado tratando de vislumbrar lo que esta hora a ellos mismos les exige, sin miedo a la verdad aunque sí a su dureza de corazón, nos dicen que a ellos, como seguramente a todos nosotros, les duele la Argentina, que en vez de ser una casa común a construir con el esfuerzo de todos, se ha convertido en una presa de rapiña para algunos (aquí puede verse la declaración de los Obispos, con el título "La Nación que queremos", del 28 de septiembre de 2002).
 
Es la obediencia realizada en hechos, y no las declamaciones, lo que nos llevará al Cielo. Jesús nos dice que las prostitutas y los publicanos (es decir, los que recaudaban fraudulentamente los impuestos para pagar a la potencia extranjera que los dominaba, los romanos [cualquier semejanza con el FMI o cualquier otro organismo internacional, público o privado, es mera semejanza o pura casualidad...]) precederán a los creyentes que dicen que sí a Dios pero no hacen lo que dicen... Está claro que no será por sus pecados, sino por darse cuenta de ellos, arrepentirse y estar dispuesto a cambiar, para hacer las cosas bien, es decir, como Dios manda, que se les abrirán las puertas de los Cielos.
 
3. LA CASA COMÚN SE CONSTRUYE CON EL ESFUERZO DE TODOS...
 
Nosotros, que sufrimos con cierta impotencia y quizás hasta con cierta bronca la decadencia en la que nos encontramos, podríamos lamentarnos y despotricar hoy por la corrupción y la mentira que nos han llevado a donde estamos. Pero también podríamos intentar pasar de las palabras a los hechos. Y eso nos llevaría a asumir en nuestra vida cotidiana, nos dicen los Obispos, un sentido comprometido de la justicia, un respeto claro por la ley y una fidelidad inquebrantable a la palabra dada.
 
También podríamos alarmarnos, y hasta lamentarnos y quejarnos por la fragmentación social, que nos acerca peligrosamente a la anarquía y a la ley de la selva, en la que la convivencia se convierta en una lucha de todos contra todos. Pero también podríamos pasar a los hechos, dándonos cuenta que en todos los lugares donde nos movemos nosotros podemos promover, nos dicen nuestros Obispos, la reconciliación, el diálogo y la amistad social.
 
Lo que suceda en nuestra patria será, como hasta hoy, el resultado de lo que todos hacemos. Para que suceda algo distinto, hay una parte que está en nuestras manos, y es lo que a nosotros nos toca hacer. Como creyentes, nosotros sabemos que a Dios se responde no con palabras sino con hechos...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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