Queridos amigos:
Esta es mi predicación del 1 de septiembre de 2002, Domingo XXII del Tiempo
Ordinario, en el Hogar Marín y en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán. Me basé
en estas frases de la Escritura:
- Había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos:
me esforzaba por contenerlo, pero no podía (Jeremías 20, 9).
- No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario,
transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan
discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada,
lo perfecto (Romanos 12, 2).
- Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía
ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos
sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y
resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo,
diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá». Pero él, dándose
vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para
mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de
los hombres». Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir
detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida
a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo
entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su
vida?» (Mateo 16, 21-26).
1.
SIEMPRE HAY POR LO MENOS DOS MODOS DE HACER LAS COSAS... Las cosas se pueden
hacer bien o mal, se pueden hacer rápido o despacio.. Se pueden hacer sin ganas
o apasionadamente, con amor o con bronca... Podemos hacer las cosas que nos
gustan, o las que sabemos que están bien, aunque no nos gustan... Las cosas se
pueden hacer buscando siempre la fiesta (como parece hacer el del dibujo de la
izquierda), o poniendo el hombro donde hace falta trabajo (como parece hacer el
del dibujo de la derecha, con una pala en la mano y una sonrisa en el rostro)...
Se pueden hacer buscando lo más fácil o lo más difícil... Se pueden hacer
buscando ayudar a los demás, o sin preocuparnos si les complicamos la vida,
buscando construir o destruir...
Pero, aunque pueden ser muchos los modos que hay para hacer cada cosa que
tenemos que hacer, sólo uno es el que querría Dios, sólo hay un modo de hacer
las cosas como Dios las haría, sólo un modo coincide con el querer de Dios, sólo
uno es conforme a la voluntad de Dios, y sin duda ese es el mejor modo de
hacerlas...
¿Cómo podemos saber cuál es la voluntad de Dios sobre las cosas que tenemos
que hacer? Si miramos a Jesús, Dios hecho hombre para salvarnos, nos encontramos
con la voluntad de Dios realizada humanamente. Por lo tanto, mirando a Jesús
podemos aprender a conocer lo que Dios espera de nosotros, cuál es Su voluntad
ante las cosas que nos toca hacer...
El querer de Dios no es siempre el modo más fácil de hacer las cosas. Jesús
nos dice que, si queremos seguirlo, renunciemos a nosotros mismos, carguemos su
cruz y lo sigamos...
2.
PARA SEGUIR A JESÚS HAY QUE ESTAR DISPUESTOS A CARGAR LA CRUZ... El camino
de Jesús pasa necesariamente por la Cruz. Y no se trata de masoquismo, como si
Jesús quisiera llevarnos por el camino más doloroso, simplemente porque le gusta
o para probarnos. Lo que sucede es que estamos quizás demasiado acostumbrados a
querer huir siempre del dolor. El mismo Pedro quiso apartarlo a Jesús del
camino de la Cruz. Él, que lo había reconocido como Mesías, ahora, con
pensamientos que no son de Dios sino de los hombres, quiere apartarlo de su
Cruz... Tengamos en cuenta que, si buscamos siempre escaparle al dolor,
simplemente porque duele, podemos ser arrastrados por la ley del mínimo
esfuerzo, que está probada como la ley del máximo fracaso...
Jesús viene a rescatarnos de un camino que nos alejaba de Dios, el camino
del rechazo del amor de Dios. Es muy posible que, como a Él, el camino por el
que nos lleva nos haga recoger más rechazos que aplausos, más sinsabores que
regalos. Pero, de todos modos, vale la pena hacer las cosas como las hace Jesús,
en vez de tomar como modelo el mundo, porque sólo Él puede prometernos la vida
eterna...
3.
HACIENDO LAS COSAS COMO JESÚS, SE PIERDE EL MUNDO, PERO SE GANA LA VIDA... Jesús
hace siempre las cosas al modo de Dios. Como Dios, vino a compartir nuestra
naturaleza humana, para abrirnos las puertas del Cielo. Jesús es la mano de Dios
abierta, tendida para compartir con nosotros todo lo que Él es... Por eso,
haciendo las cosas como Jesús, estaremos siempre llamados a compartir nuestros
bienes, nuestros dones y nuestra propia vida con los demás. Es muy posible, yo
diría que prácticamente es seguro que de esa manera perderemos rápidamente lo
que nos propone ganar el mundo. Pero, como nos diría Jesús, ¿De qué nos serviría
ganar el mundo entero si perdemos la vida? Por eso, vale la pena perder el mundo
haciendo las cosas como las hace Jesús, porque de esa manera ganaremos la vida,
la que Jesús nos ofrece, que es Vida eterna, y que vale verdaderamente la
pena...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: