Al modo de Dios...

Queridos amigos:
 
Esta es mi predicación del 1 de septiembre de 2002, Domingo XXII del Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín y en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán. Me basé en estas frases de la Escritura:

 
1. SIEMPRE HAY POR LO MENOS DOS MODOS DE HACER LAS COSAS... Las cosas se pueden hacer bien o mal, se pueden hacer rápido o despacio.. Se pueden hacer sin ganas o apasionadamente, con amor o con bronca... Podemos hacer las cosas que nos gustan, o las que sabemos que están bien, aunque no nos gustan... Las cosas se pueden hacer buscando siempre la fiesta (como parece hacer el del dibujo de la izquierda), o poniendo el hombro donde hace falta trabajo (como parece hacer el del dibujo de la derecha, con una pala en la mano y una sonrisa en el rostro)... Se pueden hacer buscando lo más fácil o lo más difícil... Se pueden hacer buscando ayudar a los demás, o sin preocuparnos si les complicamos la vida, buscando construir o destruir...
 
Pero, aunque pueden ser muchos los modos que hay para hacer cada cosa que tenemos que hacer, sólo uno es el que querría Dios, sólo hay un modo de hacer las cosas como Dios las haría, sólo un modo coincide con el querer de Dios, sólo uno es conforme a la voluntad de Dios, y sin duda ese es el mejor modo de hacerlas...
 
¿Cómo podemos saber cuál es la voluntad de Dios sobre las cosas que tenemos que hacer? Si miramos a Jesús, Dios hecho hombre para salvarnos, nos encontramos con la voluntad de Dios realizada humanamente. Por lo tanto, mirando a Jesús podemos aprender a conocer lo que Dios espera de nosotros, cuál es Su voluntad ante las cosas que nos toca hacer...
 
El querer de Dios no es siempre el modo más fácil de hacer las cosas. Jesús nos dice que, si queremos seguirlo, renunciemos a nosotros mismos, carguemos su cruz y lo sigamos...
 
2. PARA SEGUIR A JESÚS HAY QUE ESTAR DISPUESTOS A CARGAR LA CRUZ... El camino de Jesús pasa necesariamente por la Cruz. Y no se trata de masoquismo, como si Jesús quisiera llevarnos por el camino más doloroso, simplemente porque le gusta o para probarnos. Lo que sucede es que estamos quizás demasiado acostumbrados a querer huir siempre del dolor. El mismo Pedro quiso apartarlo a Jesús del camino de la Cruz. Él, que lo había reconocido como Mesías, ahora, con pensamientos que no son de Dios sino de los hombres, quiere apartarlo de su Cruz... Tengamos en cuenta que, si buscamos siempre escaparle al dolor, simplemente porque duele, podemos ser arrastrados por la ley del mínimo esfuerzo, que está probada como la ley del máximo fracaso...
 
Jesús viene a rescatarnos de un camino que nos alejaba de Dios, el camino del rechazo del amor de Dios. Es muy posible que, como a Él, el camino por el que nos lleva nos haga recoger más rechazos que aplausos, más sinsabores que regalos. Pero, de todos modos, vale la pena hacer las cosas como las hace Jesús, en vez de tomar como modelo el mundo, porque sólo Él puede prometernos la vida eterna...
 
3. HACIENDO LAS COSAS COMO JESÚS, SE PIERDE EL MUNDO, PERO SE GANA LA VIDA... Jesús hace siempre las cosas al modo de Dios. Como Dios, vino a compartir nuestra naturaleza humana, para abrirnos las puertas del Cielo. Jesús es la mano de Dios abierta, tendida para compartir con nosotros todo lo que Él es... Por eso, haciendo las cosas como Jesús, estaremos siempre llamados a compartir nuestros bienes, nuestros dones y nuestra propia vida con los demás. Es muy posible, yo diría que prácticamente es seguro que de esa manera perderemos rápidamente lo que nos propone ganar el mundo. Pero, como nos diría Jesús, ¿De qué nos serviría ganar el mundo entero si perdemos la vida? Por eso, vale la pena perder el mundo haciendo las cosas como las hace Jesús, porque de esa manera ganaremos la vida, la que Jesús nos ofrece, que es Vida eterna, y que vale verdaderamente la pena...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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