Llamados a ser santos y testigos...
Queridos amigos:
Aquí va mi predicación del 20 de Enero de 2002, Domingo II del Tiempo
Ordinario. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa
del día:
- Y ahora, habla el Señor, el que me formó desde el seno materno
para que yo sea su Servidor...: "Yo te destino a ser la luz de las
naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra"
(Isaías 49, 5-6).
- Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y
el hermano Sóstenes, saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto,
a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos
(1 Corintios 1, 1-2).
- Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Juan 1,
29).
- Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios (Juan 1,
34).
1.
LOS OBISPOS DE ARGENTINA HAN ABIERTO LAS PUERTAS DE LA IGLESIA, PARA EL DIÁLOGO
DE TODOS... Han invitado a los políticos, sindicalistas, empresarios y demás
dirigentes, para que en su ámbito físico y espiritual puedan dialogar, y ponerse
de acuerdo en los temas fundamentales de un país que "ha perdido el rumbo y
necesita el sostén de la esperanza", para hacer posible una Argentina más justa:
1) la ética y la lucha contra la corrupción; 2) la reforma política (que achique
sus gastos...); 3) la deuda social (con un pueblo que hace mucho aguanta muchas
cosas...); 4) la deuda económica de un país casi fundido; 5) la reforma
educativa, que permita mirar el futuro con esperanza.
Alguno puede pensar: "¿por qué se meten los Obispos en esto, si no les
corresponde? ¿No corren el riesgo de equivocarse, y ensuciar a la Iglesia con
toda la suciedad que pueden encontrarse en esos ámbitos? ¿Tienen algo que
decirle a estas personas que invitan al diálogo? Uno de los Obispos encargados
por la Conferencia Episcopal de guiar este diálogo respondió a estos
interrogantes: "Se trata de brindar un espacio para que los distintos miembros
de la sociedad, factores de poder, se puedan encontrar ante esta crisis terminal
que sufre el país... ofrecemos el espacio espiritual y hasta físico, en algunos
casos, para que las personas puedan encontrarse... Tenemos una doctrina social
que nos puede ayudar a discernir, y la ofreceremos allí. Seremos testigos de la
lealtad o deslealtad de los actores, y eso servirá para que la sociedad se
entere”.
2.
Pero además, lo que han hecho es simplemente ser fieles a su misión. FIELES A SU
MISIÓN, LOS OBISPOS, COMO SAN JUAN EL BAUTISTA, SON TESTIGOS DE JESÚS. San Juan
el Bautista se dio cuenta que Jesús es el Cordero de Dios, que quita el pecado
del mundo, y lo anunció. Los Obispos también saben que Jesús es el Cordero de
Dios que puede quitar el pecado de la política (de los políticos), de los
sindicatos (de los sindicalistas), de las empresas (de los empresarios), de
todos los hombres, también de nosotros, y del resto de los argentinos. Ellos lo
han experimentado, y tienen la misión de anunciarlo.
Hoy, como en tiempos de Jesús, hay quienes no conocen a Jesús, o no lo
tienen en cuenta, cuando ponen el corralito que quita a los depositantes el
acceso a sus ahorros, o cuando encierran a otros en la falta de trabajo, de
salida, de esperanza. Todos sabemos que no se puede robar ni matar en el nombre
de Dios. Pero algunos lo hacen... Sin Dios es difícil que se respete a los
demás, porque es difícil estar dispuestos a reconocer a los demás como hermanos,
sin conocer al Padre de todos.
3. El testimonio de Juan el Bautista saca a Jesús del anonimato. Hoy
también Jesús necesita del testimonio de los Obispos, y del nuestro, para ser
reconocido. Los Obispos argentinos han tomado ahora la iniciativa de ser
testigos de Jesús en el ámbito del poder, en el que se conversan los grandes
temas, que tienen enormes consecuencias para todos. Nosotros también estamos llamados a ser testigos de Jesús en nuestra
vida cotidiana: en el estudio, en el trabajo, haciendo las compras, descansando,
podemos encontrarnos con la salvación que Jesús nos trae, y experimentar la
misericordia del Cordero de Dios. Y si lo experimentamos, también estamos
llamados a proclamarlo. Hemos sido LLAMADOS A SER SANTOS Y TESTIGOS: PARA
ENCONTRAR EN JESÚS LA SALVACIÓN, Y DECIRLO...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: