Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 23 de junio de 2002, Domingo XII del Tiempo
Ordinario. Me basé en las siguientes frases de la Escritura:
- ¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida
del indigente del poder de los malhechores! (Jeremías 20, 13)
- No hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno
solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido
por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho
más abundantemente sobre todos (Romanos 5, 15).
- Jesús dijo a sus apóstoles: no teman a los hombres. No hay nada oculto que
no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo
les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al
oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el
cuerpo, pero no pueden matar el alma (Mateo 10, 26-28).
1.
TODOS NOS ESCONDEMOS CUANDO HACEMOS TRAVESURAS... Todos, chicos y grandes
(Recuerdo una anécdota de mis tiempos de Colegio; estábamos todos copiándonos,
nada más y nada menos que en una prueba de religión, con el libro sobre las
piernas y abajo del escritorio, mientras escribíamos... hasta que el Hermano
Marista que nos cuidaba gritó: ¡el que se está copiando póngase de pie! Yo,
muerto de susto, pegué inmediatamente un salto, saltó la tapa del
escritorio, se me cayó el libro... y quedó en evidencia mi conciencia de estar
ocultándome...).
Cuando sabemos que está mal lo que hacemos, lo hacemos a escondidas...
¿Será por eso que todos los manejos del poder, que sabemos que se hacen en
nuestra patria (y en otros lados...), se hacen detrás de las cortinas? Todos
conocemos las nefastas consecuencias de todos esos manejos a espaldas del
pueblo. Se mueven muchos intereses inconfesables, hay muchas traiciones y
engaños...
Con razón exigimos a todos los que se mueven en el gobierno o aspiran al
poder, lo mismo que a cualquiera que tiene una actuación pública y
responsabilidades ante otros, que se muevan con transparencia y claridad.
2.
Dios mismo nos llama a la transparencia, recordándonos lo que un día sucederá,
sin falta:
NO HAY NADA OCULTO QUE NO DEBA SER REVELADO, y nada secreto que no deba ser
conocido, nos recuerda Jesús... Tarde o temprano todo se conocerá. Y eso
sucederá a más tardar en el Juicio Final. Llegará ese día, en forma inexhorable,
en que todo lo que se ha hecho, dicho o pensado a la sombra quedará a la luz del
sol. Todos verán lo que todos han hecho, dicho o pensado...
Hoy sufrimos con impotencia las consecuencias de los que se manejan con
impunidad manipulando y maltratando. Sin embargo, podemos confiar en la
paciencia de Dios, que hoy como siempre ve todo lo que pasa, y deja en manos de
los hombres y mujeres de nuestro tiempo lo que ha confiado a sus manos. Nuestra
impaciencia podría llevarnos a reaccionar de una manera de la que tarde o
temprano nos arrepentiríamos, si escarmentados por lo que vemos dejáramos de
confiar en el camino del bien, que de parte de Dios se nos ha enseñado.
Pero además, si tenemos en cuenta que en realidad todos a veces nos
escondemos por lo que hacemos, decimos o pensamos, podríamos aprovechar hoy una
enseñanza que surge patente de la Palabra que hemos proclamado:
3.
NO HAGAS, NI DIGAS NI PIENSES HOY LO QUE TE DARÍA VERGÜENZA QUE SE SEPA
MAÑANA...
Nosotros, que con razón exigimos a los que nos gobiernan transparencia y
pureza de intenciones, tenemos en ello una regla de vida que nos puede ayudar a
tomar nuestras decisiones cotidianas. A la hora del servicio y de la caridad, a
la hora del trabajo y del descanso, a la hora de la amistad y del ejercicio de
la autoridad, a la hora de enseñar y de aprender, nos ayudaría a tomar bien
nuestras decisiones tener en cuenta que no hay nada que hagamos, digamos o
pensemos en secreto que no deba ser conocido...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: