¿Cuáles
son nuestros regalos...?
Queridos amigos:
Aquí va mi predicación del Domingo 6 de Enero de 2002, Solemnidad de la
Epifanía (o "manifestación" de Dios), llamada comúnmente de los Reyes Magos. Me
apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de hoy:
- ¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del
Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa
oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria
aparecerá sobre ti (Isaías 60, 1-2).
- Al leerlas, se darán cuenta de la comprensión que tengo del misterio
de Cristo, que no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que
ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y
profetas (Efesios 3, 4-5).
- Vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo (Mateo 2, 2).
- La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se
detuvo en el lugar donde estaba el niño (Mateo 2, 9).
- Al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre,
y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le
ofrecieron dones, oro, incienso y mirra (Mateo 2, 11).
1.
A VECES BUSCAMOS COSAS SIN DARNOS CUENTA QUE LAS TENEMOS A LA MANO...
desaparecen justo cuando las necesitamos. Y en realidad están, pero no las
vemos... Es el caso de los anteojos y de las lapiceras, que justo desaparecen
cuando queremos leer algo, o necesitamos tomar una nota (en realidad, cuando nos
faltan los anteojos, lo primero que tenemos que verificar es si no los tenemos
puestos, o no los tenemos colgando de la soguita que los sostienen, porque
suelen estar allí...).
Teniendo en cuenta esto, las oscuridades y las tinieblas que hoy nos
rodean, que son tantas y tan densas, no deberían impedirnos encontrar la luz,
que está al alcance de la mano.
Nosotros sabemos que Jesús es la luz que ilumina al mundo. Desde el
Pesebre, y hasta la Cruz, nos muestra el camino que lleva a la Resurrección, a
la Vida nueva, a la Vida verdadera, a la que vale la pena.
Esta luz está, y se mete por todos lados, cuando encuentra una rendija por
donde colarse. Ojalá la encuentre cada vez mas grande en nuestros corazones...
Pero, como sucede con toda luz, la de Jesús no se deja atrapar por nadie. Se
escurre de las manos de cualquiera que quiera atraparla, por ejemplo en un
discurso político, aunque se proclame que se toma a la doctrina de la Iglesia
como norte...
Para recibirla, todo lo que hace falta es ponerse en marcha, caminar hacia
la luz, como hicieron los Reyes Magos...
2.
¿DÓNDE ESTÁ EL NIÑO, PARA QUE VAYAMOS A ADORARLO? EN EL PESEBRE, EN EL
SAGRARIO... Es allí donde tenemos que ir a buscarlo, y donde podemos
encontrarlo. Pero a la luz del Pesebre, donde llegan los Reyes Magos, en medio
del engaño y la persecución de Herodes, podemos darnos cuenta que encontraremos
también a Jesús en los inocentes que hoy sufren las consecuencias de las
maldades que hacen otros, encontraremos que su luz resplandece en los que dicen
la verdad, sin tapujos y sin engaños, en los que buscan la paz, y SE ARRODILLAN
SÓLO DELANTE DE DIOS.
Cuando encontramos a Jesús, nos damos cuenta que en esta Navidad, como en
todas hace 2001 años, Él ha sido para nosotros el verdadero y el gran regalo que
Dios nos ha dado.
3. Pero delante de Jesús, no basta con recibir la luz y la paz que el nos
trae. Si llega a nosotros, si lo encontramos, como a los Reyes Magos, nos surge
inmediatamente la urgencia de responder a su llamado. NUESTRA RESPUESTA FIEL, AL
ENCONTRAR A JESÚS, ES DARLE NUESTROS REGALOS...
Los Reyes Magos le ofrecieron oro, porque es lo que corresponde a los
Reyes; incienso, porque es lo que se ofrece a Dios; y mirra, con la que se
embalsamaban los cadáveres, porque intuían que su camino hacia la Vida pasaba
por la Cruz y la muerte.
¿Qué podemos darle nosotros al Niño, si lo reconocemos como nuestro Rey,
nuestro Dios, y nuestro Hermano en el sufrimiento y en la muerte, como camino a
la Vida que de Él esperamos?
a)
Oro, mucho no tenemos. Entonces, como Rey, simplemente ofrezcámosle HACERLE
CASO, en todo lo que nos dice, con su Palabra clara y salvadora, que nos muestra
qué hacer de nuestra vida para vivir en paz y encontrar descanso.
b) En vez de incienso, que no solemos tener en casa, al reconocerlo
verdaderamente como Dios simplemente comprometámonos a ADORARLO SÓLO A ÉL,
aunque se nos presenten diversos ídolos, disfrazados conde éxito fácil.
c) Y en el camino de la Cruz y de la muerte, en vez de mirra, que ya
no se usa, ofrezcámosle ACOMPAÑARLO CON UN AMOR CRUCIFICADO, fieles a su
luz, que nos muestra el camino, y es la única que no tiene ocaso...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: