¿Cuáles son nuestros regalos...?

Queridos amigos:
 
Aquí va mi predicación del Domingo 6 de Enero de 2002, Solemnidad de la Epifanía (o "manifestación" de Dios), llamada comúnmente de los Reyes Magos. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de hoy:

 
1. A VECES BUSCAMOS COSAS SIN DARNOS CUENTA QUE LAS TENEMOS A LA MANO... desaparecen justo cuando las necesitamos. Y en realidad están, pero no las vemos... Es el caso de los anteojos y de las lapiceras, que justo desaparecen cuando queremos leer algo, o necesitamos tomar una nota (en realidad, cuando nos faltan los anteojos, lo primero que tenemos que verificar es si no los tenemos puestos, o no los tenemos colgando de la soguita que los sostienen, porque suelen estar allí...).
 
Teniendo en cuenta esto, las oscuridades y las tinieblas que hoy nos rodean, que son tantas y tan densas, no deberían impedirnos encontrar la luz, que está al alcance de la mano.
 
Nosotros sabemos que Jesús es la luz que ilumina al mundo. Desde el Pesebre, y hasta la Cruz, nos muestra el camino que lleva a la Resurrección, a la Vida nueva, a la Vida verdadera, a la que vale la pena.
 
Esta luz está, y se mete por todos lados, cuando encuentra una rendija por donde colarse. Ojalá la encuentre cada vez mas grande en nuestros corazones... Pero, como sucede con toda luz, la de Jesús no se deja atrapar por nadie. Se escurre de las manos de cualquiera que quiera atraparla, por ejemplo en un discurso político, aunque se proclame que se toma a la doctrina de la Iglesia como norte...
 
Para recibirla, todo lo que hace falta es ponerse en marcha, caminar hacia la luz, como hicieron los Reyes Magos...
 
2. ¿DÓNDE ESTÁ EL NIÑO, PARA QUE VAYAMOS A ADORARLO? EN EL PESEBRE, EN EL SAGRARIO... Es allí donde tenemos que ir a buscarlo, y donde podemos encontrarlo. Pero a la luz del Pesebre, donde llegan los Reyes Magos, en medio del engaño y la persecución de Herodes, podemos darnos cuenta que encontraremos también a Jesús en los inocentes que hoy sufren las consecuencias de las maldades que hacen otros, encontraremos que su luz resplandece en los que dicen la verdad, sin tapujos y sin engaños, en los que buscan la paz, y SE ARRODILLAN SÓLO DELANTE DE DIOS.
 
Cuando encontramos a Jesús, nos damos cuenta que en esta Navidad, como en todas hace 2001 años, Él ha sido para nosotros el verdadero y el gran regalo que Dios nos ha dado.
 
3. Pero delante de Jesús, no basta con recibir la luz y la paz que el nos trae. Si llega a nosotros, si lo encontramos, como a los Reyes Magos, nos surge inmediatamente la urgencia de responder a su llamado. NUESTRA RESPUESTA FIEL, AL ENCONTRAR A JESÚS, ES DARLE NUESTROS REGALOS...
 
Los Reyes Magos le ofrecieron oro, porque es lo que corresponde a los Reyes; incienso, porque es lo que se ofrece a Dios; y mirra, con la que se embalsamaban los cadáveres, porque intuían que su camino hacia la Vida pasaba por la Cruz y la muerte.
 
¿Qué podemos darle nosotros al Niño, si lo reconocemos como nuestro Rey, nuestro Dios, y nuestro Hermano en el sufrimiento y en la muerte, como camino a la Vida que de Él esperamos?
 
a) Oro, mucho no tenemos. Entonces, como Rey, simplemente ofrezcámosle HACERLE CASO, en todo lo que nos dice, con su Palabra clara y salvadora, que nos muestra qué hacer de nuestra vida para vivir en paz y encontrar descanso.
 
b) En vez de incienso, que no solemos tener en casa, al reconocerlo verdaderamente como Dios simplemente comprometámonos a ADORARLO SÓLO A ÉL, aunque se nos presenten diversos ídolos, disfrazados conde éxito fácil.
 
c) Y en el camino de la Cruz y de la muerte, en vez de mirra, que ya no se usa, ofrezcámosle ACOMPAÑARLO CON UN AMOR CRUCIFICADO, fieles a su luz, que nos muestra el camino, y es la única que no tiene ocaso...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
Consultas o comentarios, aquí:Correo



Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: