La Navidad comienza de noche...
Queridos amigos:
Aquí va mi predicación de la Nochebuena de 2001. Me basé en estas frases de
las lecturas bíblicas de la Misa de la Nochebuena:
- El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz: sobre
los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz (Isaías
9, 1).
- Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado (Isaías 9, 5).
- Porque la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos
los hombres, se ha manifestado (Tito 2, 11).
- Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María
dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un
pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue (Lucas 2,
6-7).
1.
CUANDO COMENZAMOS A CELEBRAR LA NAVIDAD, ES DE NOCHE. Y hoy parecen más
contundentes que nunca las tinieblas de la noche. No sólo por las cosas que han
pasado y pasan en estos últimos días: el desconcierto, los saqueos, el temor,
el
descontrol, la incertidumbre... Sino también por esas tinieblas más densas, que
están a la base de todos estos acontecimientos, y que son las del corazón: las
mezquindades, las cegueras, los egoísmos, las ambiciones. Todas estas cosas
hacen muy oscuro el panorama que tenemos por delante los argentinos, y son
capaces de quitarle el ánimo hasta al más corajudo...
2. Sin embargo, Isaías nos dice que EN ESTAS TINIEBLAS BRILLÓ UNA GRAN LUZ:
"sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz",
es decir, aquí... Esta luz nace en un Pesebre. Esta luz es Jesús. Y es no sólo
un motivo suficiente, sino el más legítimo y contundente, para la alegría.
Es en el Pesebre de Belén donde podemos ir hoy a buscar la alegría. Allí vamos a
encontrar a Jesús, y nos va a enseñar a vivir de una manera justa y ordenada.
Nos va a enseñar la paciencia. Nos hablará también de la Cruz, que quizás se
construye con los mismos maderos con los que se hizo el Pesebre...
Porque el Pesebre hoy nos suena tierno y romántico, pero es un lugar para
animales, y el único que le quedó libre a Dios cuando quiso venir a habitar con
nosotros. Como la Cruz fue el único lugar que le quedó, cuando ya no se lo quiso
escuchar más. Ambos, Pesebre y Cruz, son consecuencia del rechazo de los
hombres, cuando no quieren dejarle lugar a Dios en este mundo, y pretenden
dejarlo al margen, es decir, excluirlo... (¡hoy hay tantas cruces, y tantos
pesebres...!).
Ya desde el Pesebre este Niño, Jesús, va a desafiar a la muerte, para
darnos la vida con su resurrección. En el Pesebre nos va a enseñar a tener
constancia en la fe, y nos ayudará a responder con fidelidad a Dios, que nunca
falla, ni abandona a los suyos.
3.
Por eso, PARA QUE SEA SIEMPRE ALEGRE LA NAVIDAD, NO HAY QUE ALEJARSE DEL
PESEBRE. Allí está José, el hombre justo, que hace lo que debe. También está
María, siempre fiel y siempre alegre. Allí está Jesús. No alejarse del Pesebre
significa confiar en la paz que puede dar este Niño, que puede todo y nace
pobre. No hay que alejarse aunque con la madera del Pesebre se construya después
la Cruz, porque allí Jesús también vence. Y de allí surge la Paz que buscamos,
de la Cruz y del Pesebre.
Posdata: Esta última foto está tomada del Pesebre viviente que hicieron los
Ancianos del Hogar Marín, con la ayuda de algunos voluntarios, antes de la Misa
de Nochebuena.
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: