Estamos
hechos para la vida...
Queridos amigos:
Aquí va mi predicación del 17 de marzo de 2002, Quinto Domingo de Cuaresma.
Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del
día:
- Así habla el Señor: Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré
salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel
(Ezequiel 37, 12).
- Si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes,
el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales,
por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes (Romanos 8, 11).
- Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en
mí, aunque muera, vivirá: y todo el que vive y cree en mí, no morirá
jamás» (Juan 11, 25-26).
1.
ESTAMOS HECHOS PARA LA VIDA, PERO NOS ACECHA LA MUERTE... Aunque nos quejemos de
las condiciones que nos tocan y a veces quisiéramos vivir en otra situación,
instintivamente queremos vivir. Al menos en lo que a nosotros respecta, nos
ponemos del lado de la vida.
Sin embargo, nos acecha la muerte: nadie se salva de ella. Ni los amigos
íntimos de Jesús, como Lázaro, de quien hoy nos muestra el Evangelio cómo Jesús
lo vuelve a la vida. De nuestro futuro, es lo que sabemos con mayor certeza:
vamos a morir. La muerte irremediablemente se acerca, y va dando sus avisos.
Dice un cuento que un hombre joven estuvo inesperadamente al borde de la muerte
a causa de un accidente imprevisto, y se sentó a hablar con ella, que finalmente
le dijo: esta vez te salvaste, hoy no vas a morir, ¿qué quieres pedirme para
cuando venga la próxima vez a buscarte? El joven dijo: sólo te pido que la
próxima vez me avises, para no sorprenderme como esta vez. La muerte aceptó la
propuesta. Pasó el tiempo y el joven se olvidó, hasta que, siendo ya muy viejo,
se murió. Al encontrarse con la muerte le dijo: ¿Cómo? ¿No habías quedado en
avisarme? ¡Otra vez me tomaste por sorpresa! A lo que la muerte respondió: ¡Ah,
muchacho! Ha pasado mucho tiempo, pero yo no dejé de avisarte. Primero vinieron
las arrugas, y no le prestaste atención, después te fuiste quedando poco a poco
sin movilidad, y tampoco lo hiciste, finalmente, ya estabas lleno de achaques,
todo te costaba, no te podías ni mover, y por último, ya ni podías comer solo,
¿y dices que vine de sorpresa?
2.
DIOS NOS HA LLAMADO A LA VIDA, Y QUIERE QUE VIVAMOS PARA SIEMPRE... Pero la Vida
como don de Dios no es una vida cualquiera, sino la vida de Dios en nosotros
(cf. la poesía de Antonio Machado, "
Anoche cuando
dormía...", que presentaba
el
Domingo
pasado, con una descripción
de la Vida que viene de Dios, que el poeta describe como un ilusión, y que
nosotros conocemos como la gracia).
"Yo soy la Resurrección y la Vida", nos dice Jesús. Y el que crea en
Él, aunque muera, vivirá: y todo el que vive y cree en Él, no morirá
jamás. Creer en Jesús significa estar seguros de que verdaderamente resucitó, y
Él vence a la muerte. Pero es también creer en su Palabra. Significa creer
verdaderamente que estamos llamados al amor, a la solidaridad y a la entrega.
Significa estar seguros que el que pierde por servir a los demás es el que gana,
y el que gana porque piensa sólo en sí mismo, es el que pierde.
Creer en Jesús es creer que son verdad las Bienaventuranzas, y que tener
alma de pobres, sufrir la aflicción, tener paciencia, tener hambre y sed de
justicia, tener un corazón misericordioso, así como un corazón y una mirada
pura, y trabajar por la paz, dan como fruto la Vida de verdad. Y es creer, por
lo tanto, que la riqueza y suficiencia insolente del que no mira alrededor, la
superficialidad y la fiesta a costa de las tristezas ajenas, la impaciencia de
quererlo todo ya y a cualquier precio, la injusticia y la falta de misericordia,
la mala intención y la mal llamada "viveza criolla", así como la violencia, dan
como resultado la muerte... (¿no les parece que esta mirada a la luz de las
Bienaventuranzas explican algo de lo que nos pasa hoy en la
Argentina...?).
3.
Entonces, no importa tanto si vivimos muchos o pocos años, si sanos o enfermos,
si apretada u holgadamente. Lo que importa es que en nosotros esté viva la Vida
que viene de Dios:
JESÚS NOS DA LA VIDA QUE VENCE LA MUERTE Y DURA PARA
SIEMPRE...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: