Espacio
para
la alegría...
Queridos amigos:
Aquí va mi predicación del 9 de Diciembre de 2001, Segundo Domingo de
Adviento. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de
hoy:
- El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto
al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño
pequeño los conducirá, la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se
recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey. El
niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la
víbora, meterá la mano el niño apenas destetado (Isaías 11, 6-8).
- Todo lo que ha sido escrito en el pasado, ha sido escrito para
nuestra instrucción, a fin de que por la constancia y el consuelo que
dan las Escrituras, mantengamos la esperanza (Romanos 15, 4).
- Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca (Mateo 3, 2).
- Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen
sus senderos (Mateo 3, 3).
- Produzcan el fruto de una sincera conversión (Mateo 3, 8).
1. AUNQUE SE ACERCA LA GRAN FIESTA, HOY NO HAY MUCHO ESPACIO PARA LA
ALEGRÍA. Seguramente a todos nos gana con facilidad, al menos aquí en Argentina,
la incertidumbre, la desazón, la impotencia. Los
tiempos se acortan y la salida no aparece, vamos quedando sepultados por el
escepticismo. Los que no tienen trabajo van perdiendo la esperanza de que las
cosas puedan cambiar pronto. Los que no tienen dinero pasan hambre, y los que lo
tienen conviven con la sensación de que se lo están sacando...
2. Sin embargo, es posible llegar a la fuente de la verdadera alegría. HOY
ES DÍA PARA AUDACES, DISPUESTOS A PENSAR QUE LAS COSAS PUEDEN CAMBIAR,
PREPARANDO EL CAMINO DE UN NIÑO, QUE ES DIOS. Se trata de ponerse en marcha,
preparando caminos y allanando senderos para que Jesús llegue a nosotros.
Todos sabemos que aquí en Argentina se ha robado, porque el hambre de los
pobres, la deuda externa que no podemos pagar, la parálisis que impide producir
de una manera genuina, la "quiebra" de la que estamos tan cerca, van de la mano
de la riqueza de personas o grupos que han ganado mucho, de la deformación de un
aparato estatal que cuesta mucho y hace muy poco (sobran puestos, estructuras y
sueldos, faltan capacidad, grandeza y espíritu de servicio...).
3. Sin embargo, Jesús viene, Dios hecho niño, para que, como dice Isaías,
"el lobo habite con el cordero, el leopardo se recueste junto al cabrito,
el ternero y el cachorro de león estén juntos, la vaca y la osa vivan en
compañía, sus crías se recuesten juntas, y el león coma paja lo mismo que
el buey" (ésta es su descripción de los tiempos de la salvación que viene de
Dios). Podríamos parafrasearlo diciendo que Jesús viene para que se dé un
encuentro fraterno entre el obrero y el patrón, el político y el que vota,
el que respeta las normas de convivencia (¡la ley!) y el que hasta ahora pensaba
que los "vivos" no tenían que sujetarse a ellas, y todo esto "conducidos por un
niño pequeño", dice Isaías. Nosotros sabemos que este Niño es Jesús, y
es Dios. Al recibirlo, se abre el camino a la paz.
CONFIADOS EN DIOS, HAGAMOS UN PESEBRE EN NUESTRO CORAZÓN.
La paz comienza con el cambio del propio corazón, quitando todo lo malo que en
él está de más, y dando espacio a lo bueno que en nosotros siembra Dios. En esto
consiste la audacia de hacerle un pesebre a este Niño, que es Dios, y no busca
castillos ni fortalezas donde habitar, sino personas bien dispuestas. De esta
manera, el Reino de Dios, que está cerca, llega con la alegría, a través de la
conversión.
Sabemos que Dios es quien salva. Con la constancia y el consuelo que nos
da, mantengamos la esperanza, y VIVAMOS CON LA AUDACIA DE CONFIAR EN DIOS,
sabiendo que su Palabra luminosa, rompe las tinieblas que parecen poder con
todo, pero que se deshacen ante Dios. Habrá espacio para la alegría, siempre que
demos su lugar a Dios...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: