Espacio para la alegría...

Queridos amigos:
 
Aquí va mi predicación del 9 de Diciembre de 2001, Segundo Domingo de Adviento. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de hoy:

 
Bajo la carretilla1. AUNQUE SE ACERCA LA GRAN FIESTA, HOY NO HAY MUCHO ESPACIO PARA LA ALEGRÍA. Seguramente a todos nos gana con facilidad, al menos aquí en Argentina, la incertidumbre, la desazón, la impotencia. Los tiempos se acortan y la salida no aparece, vamos quedando sepultados por el escepticismo. Los que no tienen trabajo van perdiendo la esperanza de que las cosas puedan cambiar pronto. Los que no tienen dinero pasan hambre, y los que lo tienen conviven con la sensación de que se lo están sacando...
 
2. Sin embargo, es posible llegar a la fuente de la verdadera alegría. HOY ES DÍA PARA AUDACES, DISPUESTOS A PENSAR QUE LAS COSAS PUEDEN CAMBIAR, PREPARANDO EL CAMINO DE UN NIÑO, QUE ES DIOS. Se trata de ponerse en marcha, preparando caminos y allanando senderos para que Jesús llegue a nosotros.
 
Todos sabemos que aquí en Argentina se ha robado, porque el hambre de los pobres, la deuda externa que no podemos pagar, la parálisis que impide producir de una manera genuina, la "quiebra" de la que estamos tan cerca, van de la mano de la riqueza de personas o grupos que han ganado mucho, de la deformación de un aparato estatal que cuesta mucho y hace muy poco (sobran puestos, estructuras y sueldos, faltan capacidad, grandeza y espíritu de servicio...).
 
3. Sin embargo, Jesús viene, Dios hecho niño, para que, como dice Isaías, "el lobo habite con el cordero, el leopardo se recueste junto al cabrito, el ternero y el cachorro de león estén juntos, la vaca y la osa vivan en compañía, sus crías se recuesten juntas, y el león coma paja lo mismo que el buey" (ésta es su descripción de los tiempos de la salvación que viene de Dios). Podríamos parafrasearlo diciendo que Jesús viene para que se dé un encuentro fraterno entre el obrero y el patrón, el político y el que vota, el que respeta las normas de convivencia (¡la ley!) y el que hasta ahora pensaba que los "vivos" no tenían que sujetarse a ellas, y todo esto "conducidos por un niño pequeño", dice Isaías. Nosotros sabemos que este Niño es Jesús, y es Dios. Al recibirlo, se abre el camino a la paz.
 
El Niño de la LuzCONFIADOS EN DIOS, HAGAMOS UN PESEBRE EN NUESTRO CORAZÓN. La paz comienza con el cambio del propio corazón, quitando todo lo malo que en él está de más, y dando espacio a lo bueno que en nosotros siembra Dios. En esto consiste la audacia de hacerle un pesebre a este Niño, que es Dios, y no busca castillos ni fortalezas donde habitar, sino personas bien dispuestas. De esta manera, el Reino de Dios, que está cerca, llega con la alegría, a través de la conversión.
 
Sabemos que Dios es quien salva. Con la constancia y el consuelo que nos da, mantengamos la esperanza, y VIVAMOS CON LA AUDACIA DE CONFIAR EN DIOS, sabiendo que su Palabra luminosa, rompe las tinieblas que parecen poder con todo, pero que se deshacen ante Dios. Habrá espacio para la alegría, siempre que demos su lugar a Dios...

Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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