Cosas impostergables...
Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 27 de febrero de
2011, Domingo
VIII del Ciclo Litúrgico A, en la Abadía Santa Escolástica y en el
Hogar Marín:
I.- Vídeo, en Youtube (predicación en el
Hogar
Marín)
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa
1.
NUNCA HAY
TIEMPO PARA HACER TODO LO QUE UNO SE PROPONE HACER EN UN DÍA... Es
muy difícil, si no imposible, alcanzar a hacer todo lo que uno
planea o se propone hacer en el día, siempre quedan cosas
pendientes. Parece irremediable, porque son tantas las cosas que
uno tiene para hacer. Por más que se haga un plan, las tareas son
tantas, que no se terminan. Hay que comenzar con la higiene, y
sigue después el orden porque hay que dejar cada cosa en su lugar,
y después todas las cosas que uno quiere hacer para que rinda el
día...
De
todos modos, allí no se acaba. Después de todo lo que uno quiere
hacer, vienen también las cosas que aunque uno no tenga ganas de
hacer, se deben hacer. Por ejemplo, todas las prescripciones que
nos ha dado el médico, porque las considera necesarias para cuidar
la salud. Que hay que tomar tales o cuales pastillas, que hay que
hacer tal o cual ejercicio, que tenemos que sentarnos, o pararnos
o dormirnos en tal o cual posición. En definitiva, no nos da el
tiempo para todo. Y todavía falta mencionar lo principal, porque
al primero al que tenemos que atender todos los días es a Dios, y
por eso dentro de todo lo que tenemos para hacer no puede faltar
nunca en nuestro día el tiempo que le dediquemos a la oración...
¿Cuánto podemos
planear para que todo entre en nuestra vida? Alguno quizás pensó
que podría vivir para siempre, y entonces sí todo entraría en su
vida. Ayer desgraciadamente un equipo de fútbol que uno lleva en
un lugar especial del corazón entró al campo de juego con un
bandera que decía "Por siempre Néstor". Pero el tal Néstor, como
todos los que han llevado, llevan y llevarán ese nombre es tan
mortal como cualquiera de nosotros, es más, nos ha dado una prueba
irrefutable de su portalidad, porque de hecho ese cartel se
refería a un "Néstor" que ya está muerto...
Por eso hay que hacer bien los planes, no vamos a tener tiempo
para siempre para hacer lo que queremos hacer. Por eso hoy Jesús
nos quiere ayudar a poner en primer lugar lo que es principal, con
la confianza puesta en que lo demás se nos dará por añadidura...
2.
HAY COSAS IMPOSTERGABLES QUE HAY QUE HACER SIEMPRE, TODOS LOS
DÍAS... Ocuparse del Reino de Dios y de su justicia será siempre lo
principal, en cada día. Cuando culmina el año litúrgico, allá por
noviembre (el 20 de noviembre, Dios mediante, este año),
celebraremos a Cristo Rey, a Jesús muerto y resucitado para nuestra
salvación, reinando desde la Cruz. El Prefacio de la Misa de ese día
nos sirve de guía para saber cómo ocuparnos de lo que se nos
presenta cada día, para no perder el tiempo y dedicarnos siempre
primero a lo principal...
El Prefacio de la Misa de Cristo Rey nos dice que el Reino de Dios
es un reino de verdad y de vida. Por eso cada uno de nosotros, al
despertarse cada mañana, tenemos que volver a proponernos vivir en
la verdad. No olvidemos que el día del Juicio Final, que aunque no
sabemos cuándo sí sabemos con toda certeza que llegará, quedarán al
descubierto todas las mentiras. Se trata de vivir de la verdad y
dejarnos poseer por la verdad. Porque nadie es dueño de la verdad,
al contrario, Jesús, que es la Verdad, como es también el Camino y
la Vida, es el mejor dueño que podemos tener de nuestra vida...
Ocuparnos
de la vida será siempre ocuparnos de los demás, sobre todo de los
más débiles, de los que más necesitan de sus hermanos para conservar
su propia vida. Por eso la vida naciente será siempre la que tenga
un lugar especial en el corazón de la Iglesia, que está llamada a
prestarle la mejor atención y un cuidado sin claudicaciones...
El
Reino de Dios es el Reino de santidad y de gracia, nos dice ese
mismo Prefacio. Reino de santidad, porque nuestra vida consistirá
siempre en consagrarnos a Dios, y dejar que su presencia en nosotros
nos haga cada vez más sagrados, como nos muestran los santos. Reino
de gracia, porque la gracia es el amor de Dios, un don, un regalo,
al que a nosotros nos toca responder todos los días...
Reino, dice finalmente este Prefacio, del amor, de la paz y de la
justicia. Porque el amor al que Dios nos llama es el mismo amor que
Él nos da. El amor con que él nos alimenta es el que nos toca llevar
a los demás, haciendo de nuestra vida un servicio cotidiano a los
demás. Este es el sentido plena de entrega en nuestra vida...
3.
BASTA CON UN PROPÓSITO CADA DÍA PARA HACER MÁS PRESENTE EL REINO DE
DIOS... Ya que nos hay tiempo, entonces, para hacer todo lo que uno
quisiera hacer en el día, podemos hacernos al menos un propósito, un
buen propósito, cada día...
Ese
propósito podría consistir sencillamente en dejar que Dios reine un
poco más en nosotros, que Él nos tome un poco más el corazón, es
decir, que nosotros pongamos un poco más nuestro corazón en sus
manos, que nosotros le pertenezcamos un poco más a Él...
De esta manera estaremos mejor dispuestos para servir mejor a los
demás, y no tardaremos en constatar que todo lo demás viene por
añadidura. se trata simplemente de hacerse cargo de todo lo que Dios
ha hecho de nosotros, todos los dones que Él nos ha dado, para
hacerlos rendir en frutos de amor para los demás. ¡Y vaya si esto no
va a alcanzar para darle sentido todo el día a todos los días!...
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Lecturas
bíblicas
del Domingo VIII del Tiempo Ordinario del Ciclo "A":
- Sión decía: «El Señor me abandonó, mi Señor se ha olvidado
de
mí». ¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del
hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te
olvidaré! (Isaías 49, 14-15)
- Hermanos: Los hombres deben considerarnos simplemente como
servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios.
Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea fiel.
En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un
tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Es verdad que mi
conciencia nada me reprocha, pero no por eso estoy justificado:
mi juez es el Señor. Por eso, no hagan juicios prematuros. Dejen
que venga el Señor: él sacará a la luz lo que está oculto en las
tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los
corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que
le corresponda (1 Corintios 4, 1-5).
- Jesús dijo a sus discípulos: Nadie puede servir a
dos
señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se
interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se
puede servir a Dios y al Dinero. Por eso les digo: No se
inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su
cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la
vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los
pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en
graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los
alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de
ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo
instante al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el
vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin
fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el
esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios
viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será
echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca
fe! No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué
beberemos, o con qué nos vestiremos?». Son los paganos los que
van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe
bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su
justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se
inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí
mismo. A cada día le basta su aflicción (Mateo 6, 24-34).
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Predicaciones
del P. Alejandro W.
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