Indulgencia y tolerancia...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 17 de julio de 2011, Domingo XVI del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

I.- Vídeo, en Youtube y en Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa



Intransigente1. EN NUESTRO TIEMPO ABUNDAN LOS SIGNOS DE LA INTOLERANCIA... Por todos lados nos encontramos con actitudes intransigentes de personas que piensan que sus problemas se acabarían quitando de en medio algunas personas que obstaculizan sus planes o sus ideas (literalmente, haciéndolas desaparecer del mundo si fuera posible), les gustaría hacer desaparecer de sus vidas a los que les molestan...

Alguno quizás se anime, quizás más piadosamente, a rezar pidiendo a Dios que sus enemigos se vayan al Cielo, pero ya, pronto, en este mismo día (para lo cual es condición necesaria, aunque no suficiente, que se muera). El mal, sobre todo si se lo acompaña con la prepotencia y la impunidad, nos irritan, y puede provocarnos reacciones violentas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que si tuviéramos la posibilidad de hacer una lista con los que quisiéramos echar efectivamente de nuestra vida, es muy posible que no quedara nadie: es muy probable que cada uno de nosotros estaríamos en la lista de más de uno...

FrustracionHasta cuando se trata sólo de competencias deportivas (o que, al menos, deberían ser sólo eso), los héroes de ayer puede ser castigados hoy con la crítica intolerante, como si cualquier resultado negativo los hiciera culpables de las frustraciones de todos, incluso de los que pusieron en ellos injustificadas ilusiones, que no respondían a la realidad...

Evidentemente, no sólo las buenas semillas que Dios siembra, semillas que siempre producen frutos de encuentro y comunión, están el mundo. También se siembran otras semillas que provienen del demonio y que producen desencuentro y división. Por eso Jesús quiere enseñarnos a hacer lo que hay que hacer cuando nos encontramos con el mal...

Sembrador 2. DIOS ESPERA EL TIEMPO DE LA COSECHA PARA ARRANCAR Y QUEMAR LO QUE NO SIRVE... Como veíamos el Domingo pasado, la Palabra de Dios es la semilla buena, que Él no deja de sembrar en el mundo. Pero también se siembra en todos los corazones la maldad, que hoy vemos reflejada en la cizaña. El demonio, que ha sido derrotado para siempre por Jesús en la Cruz, ya que queriendo destruirlo por la muerte lo hizo llegar al Cielo, sigue sembrando estas semillas de maldad en el mundo que Dios ha hecho bien...

CizañaLa cizaña (lolium temulentum) es una planta que se parece al trigo (en algunas regiones se la llama "falso trigo", en la imagen es la planta de la izquierda), del cual sólo se la puede distinguir bien cuando ya ha dado su fruto. La cizaña no alimenta, sino que envenena. Así también, el mal divide y enfrenta, mientras que Dios une y lleva a la comunión de los hombres con Él y de los hombres entre sí. Es verdad que a todos nosotros nos gustaría un mundo en el que sólo hubiera personas buenas. Pero eso no es posible. En todos los corazones humanos, entonces, hay algo de bueno y algo de malo en diversas proporciones. Nadie es ya totalmente bueno, de modo que ya no pueda mejorar en nada, así como nadie es totalmente malo, de modo que ya esté irremediablemente condenado...

 Mientras vamos de camino en este mundo, el lugar de la batalla entre el bien y el mal es el corazón de cada uno de nosotros. Se trata, entonces de fortalecer el crecimiento del bien en cada uno de nosotros y en los que nos rodean, con el esfuerzo y el trabajo cotidiano, sin destruir "el campo de batalla": todos y cada uno de los hombres llamados por Dios a la vida en este mundo...

Cosechadora Estamos juntos en este mundo, y hace falta un mínimo orden que permita la convivencia. Por eso nos ponemos de acuerdo en unas reglas de juego, que llamamos "estado de derecho", con las que se deciden y se custodian los lugares que cada uno tiene que ocupar. Y por eso está bien, es justo y es necesario, que al que roba o al que mata le corresponda la cárcel, según la gravedad de lo que ha hecho y según se decida por la autoridad correspondiente conforme a la ley, y que al que miente habitualmente no se le crea todo lo que nos dice, sino todo lo contrario. Pero eso no significa que nos podamos hacer dueños de la cosecha, y ponernos nosotros mismos a dictaminar qué sirve y qué no sirve, que se debe guardar y qué de debe tirar, quién puede quedarse en esta barca que es el mundo, en la que vamos todos juntos, y a quién se lo debe echar...

Paciencia3. HACE FALTA INDULGENCIA Y TOLERANCIA, HASTA QUE LLEGUE EL TIEMPO DE LA COSECHA... La Omnipotencia de Dios, nos dice hoy el Libro de la Sabiduría, lo hace indulgente hasta el tiempo de la cosecha. Sería absurdo, por lo tanto, que nosotros fuéramos intransigentes en nombre de la Verdad. Podríamos quemar muchas semillas buenas, si nos faltaran la indulgencia y la tolerancia para con los demás. Nosotros mismos hemos necesitado de la indulgencia y la tolerancia de muchos para llegar a donde estamos. Tiene sentido, entonces, que estemos dispuestos a ejercitarla con los demás. A la hora de la corrección, por lo tanto, no hay que ponerse en un estrado superior, desde el que hagamos sentir nuestro supuesto bien a los demás como un peso que los hunde en vez de levantarlos. Al contrario, nuestra corrección tendrá que salir siempre de un corazón que arde en el amor, que con una sonrisa comprensiva se acerca para ayudar a levantarse al que se ha caído...

DarY mientras dentro de tres días se celebrará en muchos países el día del amigo (iniciativa de un argentino a raíz de la llegada del hombre a la luna, ocasión en la que vio que por una vez en la vida todo el mundo estaba unido), podemos pensar que nuestra urgencia es celebrarlo poniendo nuestra mirada en la amistad social. Con Jesús se ha hecho claro que Dios llama a un mismo destino de salvación a todos los hombres de todos los tiempos. Es posible, por la tanto, una paz que se entienda como amistad social, en la que todos nos animamos a poner por delante de todo un bien común, que es de todos, que es para todos, y que se construye entre todos. Esta amistad social, que es la base de toda comunidad humana que crece, y que en nuestra patria está tan golpeada y herida, podemos reconstruirla cada día si nos disponemos y nos preparamos para tejerla pacientemente siendo testigos fieles de todo lo que recibimos de Jesús...

CorazónNuestra tarea comienza, entonces, por vigilar nuestro corazón, para que allí entren sólo las semillas buenas. Si en nuestro corazón crece el amor, seremos más capaces de corregir con amor, mientras soportamos con indulgencia y tolerancia el mal de los demás. También tenemos que alentar a los que sienten más vivamente en su corazón la lucha entre el bien y el mal, para ayudarlos a inclinarse hacia el buen lado. En definitiva, lo mejor que podremos hacer por el que yerra, será mostrarle el bien, con nuestro amor y nuestra oración, dejándole a Jesús el tiempo de la cosecha...

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Lecturas bíblicas del Domingo XVI del Tiempo Ordinario del Ciclo "A":

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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