La intimidad de Dios...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 18 de mayo de 2008, Solemnidad de la Santísima Trinidad del Ciclo Litúrgico A, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Sistemas de comunicación1. SÓLO DESDE ADENTRO SE CONOCE LA INTIMIDAD DE UNA FAMILIA... El mundo entero es una gran familia. Siempre fue así, pero parece más evidente desde que los medios de comunicación nos permiten ver y oír instantáneamente lo que sucede en cualquier lugar del mundo. Yo lo aprovechaba Juan Pablo II en sus innumerables viajes, y también lo hace ahora Benedicto XVI: durante su último viaje apostólico a Estados Unidos y a la Sede de las Naciones Unidas del 15 al 21 de abril, fue posible seguirlo en vivo...

FamiliaPero también puede decirse, con verdad, que "cada familia es un mundo". Por eso no es fácil conocer "desde afuera" lo que sucede en una familia. Sólo es posible conocer su intimidad "desde adentro", formando parte de ella o compartiendo mucho tiempo con todos sus miembros. Hay una cantidad de "códigos" internos, que son propios de cada familia. A veces bastan miradas, gestos, palabras cortadas, o simples silencios, para expresar cosas que significan algo distinto en cada familia. Recién cuando pasamos "más allá de la recepción", que es el lugar de la casa donde se admite a las visitas o a los extraños, y entramos en la intimidad, nos encontramos en ese ámbito íntimo donde cada uno se manifiesta "como es", sin máscaras ni disfraces que ocultan su más profunda realidad...

Mal humorEn la intimidad de la familia, en la convivencia cotidiana, cada uno es como es, y nadie se ataja detrás de barreras detrás de las cuales se pueda esconder. En la intimidad de la familia, que a veces se pone más en evidencia realizando un viaje de descanso o en unos días de vacaciones descanso que nos permiten escapar de la rutina, se descubre muy fácilmente cómo algunos están de buen humor desde la mañana, otros recién al mediodía logran alcanzar el buen humor, a otros recién se les puede arrancar una sonrisa a la tarde o cuando cae la noche, y otros ¡nunca llegan a estar de buen humor!, parecen estar siempre buscando un motivo que justifique su enojo o su ceño fruncido. En la convivencia cotidiana aprendemos que algunos son por naturaleza tristes, otros están siempre alegres, otros tienden a estar amargados. En la convivencia cotidiana, a través del encuentro personal, se abren más fácilmente los corazones. Quizás por eso, a la hora de salvarnos, Dios quiso hacerse conocer y no se quedó lejos, sino que se acercó y asumiendo en Jesús nuestra condición humana, conviviendo con nosotros, desplegó entre nosotros el misterio de su intimidad...

Sagrada Familia2. DIOS QUISO CONVIVIR CON NOSOTROS, Y ASÍ NOS DIO A CONOCER EL MISTERIO DE SU INTIMIDAD... Ciertamente, es difícil conocer a Dios. ¿Quién lo hubiera podido conocer, si Él no se hubiera bajado hasta nuestra pequeña estatura? Este es el misterio de la encarnación: Siendo Dios, se hizo Hombre, y puso su morada entre nosotros. Nació de María, se puso bajo el cuidado de San José mientras crecía, se sometió a todas las vicisitudes de nuestra condición humana, incluso la muerte, y muerte de Cruz, y a lo largo de todo su camino terreno se nos dio a conocer...

PadreComo nos dice San Juan, "Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único". Y así, desde Belén, supimos que Dios es Hijo. Pero después, cuando lo vimos rezar a Jesús, con su enorme devoción filial, supimos también que Dios es Padre. Jesús nos ayudó a conocer la mano paternal con la que Dios nos sostiene, y a la hora de rezar nos enseñó a decirle con verdad a Dios: Padre...

Espíritu SantoFinalmente, cuando Jesús resucitado ascendió al Cielo y nos dejó su Espíritu de Amor, que es el Amor del Padre y del Hijo, supimos que Dios es Espíritu Santo. Al mismo tiempo, pudimos saber que siendo Padre, Hijo y Espíritu Santo, sin embargo es un solo Dios. Como dijo Juan Pablo II en su Homilía del 28 de enero de 1979 en Puebla, México, "Dios en su misterio más intimo, no es una soledad, sino una familia"...

Este es el misterio que celebramos hoy, la Santísima Trinidad. Misterio no porque no se pueda entender, sino porque es tan grande, luminoso y maravilloso, que supera nuestra pequeñez. Misterio que nos habla de la grandeza, y a la vez de la cercanía de Dios. Dios, que es Amor, pero un Amor tan grande que no puede quedarse encerrado en sí mismo. Por eso hizo todas las cosas, y nos dio la vida, para hacernos participar de la riqueza de su Amor. Y cuando estábamos perdidos, porque habíamos perdido el rumbo, nos envió a su Hijo, no para juzgarnos, sino para salvarnos. Para conocer a Dios, hay que vivir con Él. Jesús, siendo Dios, vino a vivir con nosotros, y nos hizo conocer a Dios. A nosotros nos toca ahora vivir con Él, y aprender a vivir como vive Él, que no es un solitario, sino que es Familia. Y en la grandeza de su bondad, nos hizo sus hijos y nos llamó a formar parte de su familia...

Bautismo3. DIOS, EN SU AMOR, NOS HIZO FAMILIA SUYA, PARA QUE VIVAMOS COMO HERMANOS... Por el Bautismo Dios nos ha hechos sus hijos y por eso mismo parte de su familia. Es el cambio más trascendente que nos ha ocurrido, porque nos ha transformado en las raíces más profundas de nuestro ser, elevándonos por encima de nuestra naturaleza humana y haciéndonos participar por la gracia de lo que llamamos el orden sobrenatural...

CaridadEs familia de Dios, formamos todos verdaderamente una sola familia. Por esta razón, no sólo es una urgencia de su amor, sino una necesidad de nuestra propia condición humana, que aprendamos a vivir como hermanos con todos los hombres. Y realmente podemos decir que conocemos a Dios, no sólo por los libros, sino de verdad, cuando vivimos como hermanos. "El que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor" (1 Juan 4, 7-8)...

Es una urgencia, sin la cual es pura ilusión pensar que hemos conocido a Dios. el Amor de Dios nos hizo su familia, sin fronteras, blancos, amarillos o negros, grandes o chicos, gordos o flacos, sanos o enfermos, buenos o malos. Hoy nos hace falta, como ayer, crecer en este amor fraternal, para curar las heridas de nuestras familias, y también de nuestra patria, que está llamada a ser una patria de hermanos...


Lecturas bíblicas de la Solemnidad de la Santísima Trinidad, Ciclo "A":

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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