No basta una opinión...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 24 de agosto de 2008, Domingo XXI del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín:

Discusión1. LAS OPINIONES SIRVEN PARA DISCUTIR, PERO NO PARA CAMBIARNOS LA VIDA... Los argentinos somos conocidos por algunas características particulares. Se nos dice, por ejemplo, y probablemente con mucha razón, que tenemos una gran facilidad para opinar sobre cualquier cosa de la que se esté hablando. A veces, incluso, las opiniones nos llevan a discusiones apasionadas, en las que cada uno sostiene sus posiciones con vehemencia creciente, aunque no tenga muchas razones para sostener lo que afirma. Quizás en próximas Olimpíadas internacionales deba agregarse una nueva disciplina, "la discusión", para que tengamos posibilidades a una nueva medalla...

BasquetLas opiniones que discutimos no suelen cambiarnos la vida, una vez que terminó la discusión, seguimos pensando lo mismo que antes de empezar. Por eso discutimos con facilidad incluso sobre las cosas sobre las que no sabemos mucho, o nada. Podemos opinar sobre Basquet, o Fútbol, o sobre cualquier otro deporte, sin especializarnos en la materia. Y esto es así porque las opiniones suelen quedarse sobre la superficie de las cosas, es más, a veces sirven para no tener que profundizar en nada. Hablamos del tiempo, opinamos sobre lo que los demás hacen o tendrían que hacer, incluso a veces acaloradamente, como para descargar nuestras tensiones, y nada de eso nos cambia la vida, porque las opiniones y las discusiones no llegan al corazón...

FútbolTambién en tiempos de Jesús la gente opinaba. Y Jesús le preguntó a los Apóstoles qué decía la gente sobre Él. Ellos le transmitieron a Jesús todas las opiniones que habían oído: alguno opinaba que era Juan el Bautista, otros decían que era Elías, otros decían que sería alguno de los otros profetas. Todos opinaban, pero seguramente después seguían tranquilamente su camino, ya que el hecho de opinar generalmente no le cambia a nadie la vida...

Nada cambia solamente por opinar. Pero cuando estamos ante Dios, lo que está en juego es lo más profundo del sentido la vida. No basta, entonces, con opinar, y seguir como si nada sucediera. Hay que tomar posición, y según sea una u otra, va para un lado u otro toda nuestra vida. Por eso Jesús los interpeló a los Apóstoles, y nos interpela hoy a nosotros, de una manera personal: ¿Quién dices que soy?...

Pedro2. ANTE JESÚS NO BASTA UNA OPINIÓN, ÉL NOS CAMBIA TOTALMENTE LA VIDA... Pedro no se queda navegando en las opiniones, e inspirado por el mismo Dios da una respuesta personal y comprometida. Movido por la fe confiesa que Jesús es Hijo de Dios, el Salvador, el Mesías...

Como a Pedro y a los apóstoles, también a nosotros Jesús nos reclama una toma de posición. Nadie nos puede ahorrar, o dar por nosotros, este paso personal hacia Dios, que es la fe.  Podemos buscar un lugar más o menos romántico, para ponernos ante Dios, sentados solitariamente en una montaña, o sencillamente ante el Sagrario en la Iglesia, o en el jardín de casa, o en una plaza, o en cualquier otro lugar, para ponernos ante la interpelación de Dios. Y si damos una respuesta de fe, ciertamente nos cambiará la vida...

PedroResponder de esta manera Dios nos compromete del todo con Él, y nada de nuestra vida queda fuera de esa respuesta. Si Dios es Dios, y de Él aceptamos la vida como una don y una invitación, un don que es al mismo tiempo misión y tarea, ya nada de lo que pensemos, digamos o hagamos quedará ajeno a nuestra fe, que se concreta en la vida. Nuestras aspiraciones, nuestros afectos, nuestra tarea, nuestra oración, nuestro voto en las elecciones, serán expresión y consecuencia de nuestra fe, que se despliega en la vida...

Sin embargo, esta respuesta personal no se puede dar en el aire. Sobre la fe de Pedro, a la que Jesús llama piedra, Él fundó su Iglesia, para que se mantenga firme hasta el final de los tiempos, sin que el poder la muerte pueda prevalecer contra ella. Y en la Iglesia vive la fe de Pedro...

Benedicto XVI3. CREEMOS CON LA FE DE PEDRO Y DE LA IGLESIA, POR ESO LE CREEMOS A JESÚS...  El Papa Benedicto XVI es un testimonio claro de esa fe que sigue apoyándose en la misma roca, la fe de Pedro. Este hombre anciano (sobre el que algunos opinan sin saber demasiado de quién se trata y qué o Quién lo sostiene inconmovible en la fe que lo alimenta y lo conduce), creyendo con la fe de Pedro, es para Dios suficiente instrumento para sostener toda la fe de la Iglesia. Este hombre, lúcido en su mente y límpido en su capacidad de comunicarla con simplicidad y contundencia, mantiene firme la fe de la Iglesia, de la mano de Dios...

La luz de la CruzCon esa misma fe es que podemos creerle a Jesús, que desde la Cruz nos llena de la Luz que sólo Él nos puede dar, porque siendo Dios se hizo Hombre para que ya no viviéramos más en las tinieblas...

Dios nos llama a cada uno de nosotros a dar nuestra propia y personal respuesta de fe. Se trata de una respuesta que no puede ser sólo sólo una opinión, sino una respuesta que nos lleva a entregarnos confiados en las manos de Dios. Una respuesta con la misma fe de Pedro. Una respuesta a Dios en la Iglesia, que alimenta, alienta y cuida nuestra fe. En definitiva, una respuesta que, de la mano de Dios, nos cambia la vida...


Lecturas bíblicas del Domingo XXI del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico "A":

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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