En la familia...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 30 de diciembre de 2007, Domingo de la Sagrada Familia del Ciclo Litúrgico A, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Niño1. RECIÉN NACIDOS, NECESITAMOS DE LOS DEMÁS PARA PODER SUBSISTIR... Cuando recién hemos nacido, dependemos de los demás. No sólo para encontrar los alimentos que nos hacen falta, sino también en muchas otras cosas. Necesitamos que nos cuiden, que nos den calor, que nos limpien. Si nos dejaran solos, moriríamos inmediatamente...

En realidad, cuando crecemos descubrimos que no sólo necesitamos de los demás cuando somos muy chicos, sino que seguimos dependiendo de otros también siendo más grandes. Es muy difícil que cada uno pueda bastarse a sí mismo para subsistir, no hemos sido hechos para eso. Pero no sólo necesitamos de los demás por lo que recibimos de ellos, sino que además hemos sido hechos para servir a los demás, y necesitamos de ellos para desarrollar nuestra vocación de servicio. Nuestra condición humana nos hace seres sociables para vivir en el continuo intercambio con las demás personas humanas, recibiendo de ellos y también dando lo que cada uno de nosotros tenemos para dar. En definitiva, crecemos como personas en este continuo camino de intercambio, recibiendo de y dando a los demás...

AncianoEn este continuo camino de intercambio los movimientos van teniendo diversas proporciones. Cuando nacemos, en todo dependemos de los demás. A medida que crecemos nos vamos haciendo más capaces de dar algo de nosotros que sirve a los demás. Y cuando nos vamos poniendo viejos, cuando avanzan los años, si no nos morimos antes, vamos día a día aumentando nuevamente en nuestra dependencia. Los años van haciendo que, a semejanza de cuando éramos niños, cada vez más necesitemos quien nos procure el alimento, quien nos cuide, quien nos ayude a caminar, quien nos brinde su calor y su amor. Una tentación frecuente, que puede provenir incluso del orgullo, es pensar que no tenemos derecho a molestar demasiado a los demás, y otra no menos frecuente, que se puede alimentar de la soberbia, es pretender bastarnos a nosotros mismos sin contar con los demás. Sin embargo, no tenemos que pensar que nuestros achaques serán una carga insoportable para quienes nos rodean. Será bueno asumir que ellos crecerán como personas ayudándonos, como nosotros mismos hemos crecido en el servicio a nuestros mayores...

También Jesús, aún siendo Dios, cuando nació en Belén, como sucede con los niños estuvo sometido a las necesidades de nuestra naturaleza humana. Y por eso nació en el seno de una familia, que hoy celebramos especialmente, ya que esta familia, la de Jesús, José y María, nos habla de Dios y de nuestra propia condición familiar...

Sagrada Familia2. LA VIDA, DON DE DIOS, CRECE EN LA FAMILIA, IMAGEN DE DIOS... La vida de Jesús, dependió en su origen, de José y de María. Ambos, en primer lugar, aceptaron este don de Dios, y el llamado a cuidar de Él. Lo alimentaron, lo ayudaron a crecer, aunque esto les complicara mucho la vida, ya que les hizo cambiar muchas veces de planes: tuvieron que huir a Egipto, y volver de allí como repatriados...

El misterio de Dios tomó humanamente una dimensión tan familiar, porque el mismo "Dios en su misterio más intimo, no es una soledad, sino una familia" (Padre, Hijo y Espíritu Santo; así lo recordaba Juan Pablo II, Homilía en Puebla de los Ángeles, México, el 28 de enero de 1979). En la familia de Jesús, María y José, como hace falta en toda familia, hubo autoridad, decisión, obediencia, oración. José obedeció a Dios, y a él lo obedecieron Jesús y María. El Hijo de Dios creció humanamente en una familia, que nos acercó de la manera más tierna la imagen de Dios...

Sagrada FamiliaEsta condición familiar nos señala el contexto más humano en el que es posible crecer y nos muestra hasta qué punto la familia, hoy tan asediada y sacudida, sigue siendo en nuestro tiempo, como lo será para toda la historia de la humanidad, la célula básica e irreemplazable de toda sociedad. Las actitudes que hoy nos hacen falta en nuestra vida cotidiana siguen encontrando su mejor fragua en la familia...

Nosotros, como elegidos de Dios, piensa San Pablo (y la realidad en la que vivimos nos lo pide a gritos), necesitamos revestirnos de sentimientos de profunda compasión. Las urgencias de hoy nos llevan a practicar la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Hoy se hace necesario que cada uno sirva de sostén, de apoyo, de soporte, al que tiene al lado. Eso significa "soportarse" los unos a los otros, en el sentido más noble y positivo: no sólo "aguantarse" al otro, sino sostenerlo. También nos hace falta, siguiendo a San Pablo, perdonarnos mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. Nos hace falta encender un fuego que no se apague, capaz de dar "calores de dulce hogar" (decía Machado, en una poesía que ya cité alguna vez). Y ese fuego, que es el amor, sólo se prende bien en la fragua de la familia...

Hogar3. LA FAMILIA Y LA SOCIEDAD SE CONSTRUYEN AL CALOR DEL HOGAR Y DEL TRABAJO... La familia necesita del calor del hogar, que permite a sus miembros permanecer unidos, y que permite cocinar. Es en el calor del hogar familiar que se aprende a confiar, que se aprende a ayudar desinteresadamente. Es en torno al calor del hogar de la familia que se aprende a conversar, y que se aprende a rezar. Es en el calor del hogar de la familia donde aprende todo lo que después la vida nos reclamará...

FuegoPero la sociedad también se construye con el trabajo, como San Benito y Santa Escolástica enseñaron a sus monjes y sus monjas, y como se experimenta cada día en el Hogar Marín. Y es en la familia donde mejor se aprende no sólo a trabajar, sino a depender del trabajo de los demás y a ayudar a todo el que quiere trabajar. Puede ser que muchas cosas hagan falta hoy en nuestra patria, pero a la luz de todo lo que se aprende en la vida familiar, bien haría cualquiera que, desde el ejercicio de la autoridad civil, desde las funciones de conducción en la Iglesia, y desde su puesto, cualquiera fuera, se diera cuenta y asumiera que hoy, en nuestra patria, como en el mundo entero, la familia es realmente una prioridad...


Lecturas bíblicas del Domingo de la Sagrada Familia, del Ciclo "A":

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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