Arreglando abolladuras...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 2 de noviembre de 2008, Conmemoración de todos los fieles difuntos, en el Hogar Marín:

Beata Juana Jugan1. LOS SANTOS NOS HABLAN DEL CIELO, Y LOS DIFUNTOS DE NUESTRA REALIDAD... La Solemnidad liturgia de ayer y la Conmemoración de hoy son dos fiestas que hace muchos siglos van unidas en las celebraciones de la Iglesia. Ayer la Solemnidad de todos los Santos nos permitía alegrarnos con todos los que han obtenido por el camino del martirio y/o por la pureza de las virtudes la gloria celestial. Ellos nos recuerdan que hemos sido llamados al Cielo, Dios ha sembrado en nosotros semillas de eternidad, y nos muestran un camino seguro para alcanzar la meta...

Juan Pablo IICelebrábamos no sólo a los santos que la Iglesia ha canonizado o beatificado (por ejemplo la Beata Juana Jugan, fundadora de las Hermanitas de los Pobres, modelo de un camino hecho de servicio silencioso y perseverante a los ancianos pobres), sino también a aquellos que, sin haber sido reconocidos todavía públicamente por la Iglesia y propuestos a nuestra veneración y como modelos a imitar, nos enseñan sin embargo con su ejemplo de fidelidad y entrega a Dios. Por ejemplo Juan Pablo II, a quien conocimos en su servicio infatigable, y muchos otros que cada uno de nosotros puede agregar...

CementerioHoy celebramos a todos los fieles difuntos. Lo hacemos para rezar con confianza por ellos. Pero también este día nos ayuda a recordar que todos somos mortales, y que en más o menos tiempo todos seguiremos su camino hasta "ponernos el sobretodo de madera", u ocupar nuestro lugar en un cementerio...

Todos queremos vivir para siempre, pero al mismo tiempo se nos impone nuestra condición mortal. Hace falta, por lo tanto, tener presente que el Cielo prometido no es una realidad que nos pertenece por propio derecho, sino un regalo que Dios nos ofrece, y que es necesario aceptar con la vida, para poder alcanzarlo. Por eso la celebración de hoy de todos los fieles difuntos nos recuerda que la muerte sigue estando presente. Y además, que es una dolorosa realidad. Podemos estar seguros de que la muerte, con su carga de dolor y sufrimiento, siempre llega, tarde o temprano. Por eso no deja de ser curioso que, aunque sepamos que la muerte es ineludible, vivimos como si "esta" vida fuera para siempre...

Sepulcro vacío2. JESÚS NOS HA SALVADO DE LA MUERTE, PERO TODOS LA TENEMOS QUE PASAR... El Domingo de Pascua las mujeres que seguían a Jesús junto con los Apóstoles fueron a buscarlo entre los muertos, a la tumba en la que lo habían depositado el Viernes Santo, después de su muerte en la Cruz. Nada más normal, ¿en qué otro lugar podía estar?

Pero no estaba allí, se encontraron con la tumba vacía. Jesús había resucitado y ya estaba entre los muertos. Y se apareció a los Apóstoles, y también a las mujeres, hasta que estuvieron convencidos y ya no tuvieron dudas de la verdad de la Resurrección. Dios intervino para salvarlo de la muerte. Porque Dios triunfa no solamente sobre el pecado, del que ha querido redimirnos enviándonos a su Hijo, Jesús, sino también sobre el dolor y sobre la muerte, que son consecuencias del pecado que nos había separado de Dios...

BautismoCuando fuimos bautizados fuimos unidos a la muerte de Jesús. Desde ese momento, la muerte ya no es lo que hubiera sido sin el Bautismo. La muerte no es lo mismo desde que Jesús la asumió como propia (aunque era nuestra), la transformó y nos hizo capaces de participar de su Resurrección, también a través del Bautismo. Por eso, aunque todos tenemos que pasar por la muerte, Jesús nos ha salvado de sus fatales consecuencias de frustración, y nos ha abierto las puertas del Cielo con su Resurrección...

 Algunos llegaron al momento de su muerte con una fidelidad tal al Bautismo recibido y al Amor de Dios que los había llamado, que en esa hora culminante de la vida el encuentro con Dios fue instantáneo y definitivo. Ellos son los santos, algunos de los cuales la Iglesia beatifica y canoniza porque alcanza la certeza suficiente de su santidad y los considera ejemplos seguros que todos podemos seguir. Ciertamente muchos otros, de una manera anónima, han alcanzado el mismo final. Por eso celebrábamos ayer la fiesta de Todos los Santos, dándole gracias a Dios por todos ellos...

AbolladosPero muchos otros quizás han llegado al momento culminante de su vida, que es precisamente nuestra muerte, unidos al Amor de Dios, pero con una fidelidad que no es tan plena (y quizás esa será nuestra situación). Si utilizamos una imagen, podemos decir que han llegado a su muerte medio abollados, ya sea porque se han mantenido en el camino pero pegando contra los bordes, o estacionando donde no debían hacerlo...

Los que han llegado de esa manera al momento culminante de la vida que es la muerte, como nosotros mismos si llegamos en esas condiciones, el encuentro cara a cara con la inmensidad del amor, la misericordia y la santidad infinita de Dios, necesitaremos una purificación para estar a la altura del Cielo, al que podremos llegar después de alcanzarla. Para seguir con la imagen, nos daremos cuenta que necesitaremos "chapa y pintura", que Dios nos ofrece en el taller del Purgatorio, para poder gozar plenamente del Amor de Dios...

Purgatorio3. REZAMOS POR LOS DIFUNTOS, PARA QUE EL AMOR DE DIOS LOS PURIFIQUE... Esta es la razón por la que rezamos por los difuntos. Sabemos que por el Bautismo han sido llamados a la Vida eterna y a la Resurrección. Y confiamos en que han sabido responder en su vida al Amor de Dios. Pero al mismo tiempo sabemos que pueden estar necesitados todavía una purificación que los haga a la medida del Cielo. Y para ello los confiamos, con nuestra oración, a las manos de Dios, para que Él los purifique con su Amor...

En las manos de DiosSiempre rezamos por los difuntos, para confiarlos a las manos de Dios. Especialmente rezamos por los que nos han sido más cercanos y más queridos. Pero así como tenemos un día para alegrarnos por todos los Santos, también dedicamos uno a rezar por todos los difuntos. Los que más queremos, y los que queremos menos, los que conocemos y los que no hemos conocido, aquellos por los que muchos rezan y aquellos otros por los que nadie reza...

Ya llegará el momento en que otros recen por nosotros en esa situación. Y amor, con amor se paga. Por lo tanto, nada mejor podemos hacer hoy, que rezar hoy por todos los difuntos, y entrar de esa manera en esa corriente de amor, por la que toda la Iglesia, así como todos los Santos, un día intercederá por nosotros, para que el Amor de Dios nos purifique, y nos haga capaces de gozar del Cielo, al que Él mismo nos invitó...


Lecturas bíblicas de la Conmemoración de todos los fieles difuntos:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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