Los caminos que llevan al Cielo...

Queridos amigos:

Esta es la predicación preparada para el 30 de enero de 2005, Domingo IV del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A. Celebré la Misa solo, antes de comenzar el regreso de mis vacaciones, y por eso no pronuncié esta predicación. Pero ya que algunos me la han pedido, igualmente la envío. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:


 
Flor roja1. COMO LAS FLORES BUSCAN EL SOL, NOSOTROS BUSCAMOS LA FELICIDAD... La felicidad es el motor que nos pone en marcha, y que nos mueve para hacer todo lo que hacemos. En realidad, Dios nos hizo para eso, para la felicidad. Y por eso, a través de todo lo que hacemos siempre estamos buscando la felicidad. Así es nuestra condición humana, y no no tenemos otro modo de movernos, que no sea buscando la propia felicidad. Por eso, las cosas más nobles, y también las más depravadas, se hacen buscando la felicidad. Cuando los jóvenes eligen una vocación, lo hacen ser felices. El que siembra, y el que cosecha, lo hace buscando la felicidad. Pero también el que roba, busca ser feliz, lo mismo que el que mata, o el que miente, o falsea las cosas, o extorsiona desde una posición de poder, para conservar su parte en la torta del poder...

Sin embargo, aunque en todo lo que hagamos estemos siempre buscando la felicidad, está claro que no todo sirve para alcanzar la felicidad que buscamos, y por eso muchas veces vemos frustrada la felicidad detrás de la que hemos corrido...

Camino2. LA FELICIDAD VIENE DE DIOS, Y SÓLO SE ALCANZA POR LOS CAMINOS DE DIOS... Él nos hizo para ser felices, y esta felicidad sólo se alcanza por sus caminos. La felicidad es un regalo para los humildes de la tierra, que saben que no pueden alcanzarla solos, "por su cuenta". Así nos lo recordaba hoy con toda claridad el profeta Sofonías. Dios llama especialmente a ser felices a los débiles, a los despreciados,  a los que humanamente hablando no tienen quizás mucho de qué alegrarse. Ese contraste es el que intenta ponernos en evidencia San Pablo, llamándonos la atención ante la necedad y la sabiduría, la fortaleza y la debilidad, lo valioso y lo despreciable, según se lo mire con los ojos del mundo o con los ojos de Dios...

También Jesús, a través de las Bienaventuranzas, que hoy hemos proclamado con el Evangelio de San Mateo, nos muestra un gran contraste entre los modos humanos y los que Dios pone al alcance de los más pobres y sencillos para alcanzar la felicidad. En realidad, la felicidad es para todos, pero la única manera de alcanzarla es poner en práctica las Palabras de Dios, ya que nuestra felicidad siempre será su obra y su regalo para con nosotros...

La felicidad, en realidad, sólo es tal cuando resulta permanente, duradera, y en eso precisamente consiste el CIELO, que podemos buscar y anhelar ya desde ahora, en la tierra. Sobre todo cuando todo nos lleva a andar con la cabeza baja, la búsqueda del Cielo, con su felicidad duradera, nos ayuda a levantar la mirada, para no tropezar.Y los caminos que Dios nos ofrece para ser felices y para llegar al Cielo, son las Bienaventuranzas. Quizás más de una vez nos gustaría que nos ofreciera algo más fácil, menos exigente, más tibio, menos comprometido. Pero entonces, yo no nos llevarían a la felicidad que buscamos...
 
"Felices", nos dice hoy ocho veces Jesús, y nos señala los caminos, por los que nos lleva la fidelidad a su Palabra:

1. Felices los que tienen alma de pobres: porque sólo de esa manera se puede esperarlo todo de Dios.
2. Pacientes: es necesario, para esperar con confianza los dones de Dios.
3. Felices los afligidos (es decir, los sufridos, los sacrificados, los austeros): porque desde allí es posible gustar el consuelo de Dios.
4. Felices los que tienen hambre y sed de justicia: eso mismo sintió Jesús, y nos salvó.
5. Felices los misericordiosos: porque eso mismo los hace capaces de recibir la misericordia de Dios.
6. Felices los que tienen un corazón puro: porque así pueden mirar todo con la mirada de Dios.
7. Felices los que trabajan por la paz: porque tienen la certeza de trabajar siempre de la mano de Dios.
8. Felices los perseguidos por practicar la justicia: porque siguen el camino y alcanzan la meta de Jesús. Su justicia lo llevó a la Cruz, y desde allí nos abrió las puertas del Cielo...

Peregrino3. LAS BIENAVENTURANZAS SON LOS CAMINOS QUE LLEVAN AL CIELO: HAY QUE ELEGIR AL MENOS UNA... Todo el Evangelio nos enseña. Cada una de las Palabras que Jesús nos ha dejado nos lleva a la felicidad para la que Dios nos ha hecho. Pero si tuviéramos que elegir algún tramo del mismo que resume los camino por los que Dios nos quiere llevar a la felicidad que ansiamos, sin duda éste debería ser el de las Bienaventuranzas. Jesús nos plantea a través de ellas los caminos por los que se alcanza la felicidad para la que nos ha hecho...

Por eso, ya que queremos ser felices, no hay que perder el tiempo en las distracciones que muchas veces no nos prestan más que alegrías que se acaban demasiado pronto. Tenemos que ponernos en marcha, sin demora, par ser felices recorriendo los caminos por los que nos llama Dios. Tenemos que elegir al menos una de las Bienaventuranzas, y disponernos, como peregrinos en marcha hacia el Cielo al que el mismo Dios nos ha llamado. En la mochila, sólo tendremos que cargar las Bienaventuranzas, y el bastón que podrá sostenernos en la marcha será nada más y nada menos que el mismo Dios...

Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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