Sólo Dios es Dios...
Queridos amigos:
Esta es mi predicación del Domingo 30 de octubre de 2005, XXXI
Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar
Marín. Me basé en las
siguientes frases de
las lecturas bíblicas de la Misa del día:
- Si no escuchan y no se deciden a dar gloria a mi Nombre, dice el
Señor de los ejércitos, yo enviaré sobre ustedes la maldición. Ustedes
se han desviado del camino, han hecho tropezar a muchos con su
doctrina, han pervertido la alianza con Leví, dice el Señor de los
ejércitos. Por eso yo los he hecho despreciables y viles para todo el
pueblo, porque ustedes no siguen mis caminos y hacen acepción de
personas al aplicar la Ley. ¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos ha
creado un solo Dios? ¿Por qué nos traicionamos unos a otros, profanando
así la alianza de nuestros padres? (Malaquías 2, 2 y 8-10).
- Fuimos tan condescendientes con ustedes, como una madre que
alimenta y cuida a sus hijos. Sentíamos por ustedes tanto afecto, que
deseábamos entregarles, no solamente la Buena Noticia de Dios, sino
también nuestra propia vida: tan queridos llegaron a sernos. Recuerden,
hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga cuando les predicamos la
Buena Noticia de Dios, trabajáramos día y noche para no serles una
carga. Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios,
porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la
aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como
Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen (1 Tesalonicenses
2, 7-9 y 13).
- Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: «Los escribas y
fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo
que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo
que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los
demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agradan las filacterias y alargas los
flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los
banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludamos en
las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente. En cuanto a
ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un
Maestro y todos ustedes son hermanos.A nadie en el mundo llamen
"padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen
llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el
Mesías. Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los
otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla
será ensalzado» (Mateo 23, 1-12).
1. A VECES LOS QUE MÁS SE VEN SON
LOS QUE TIENEN MENOS QUE MOSTRAR... Nos puede pasar, por ejemplo,
cuando vamos a una fiesta. Con frecuencia nos encontramos con algunos
que siempre están tratando de hacerse notar. Y curiosamente, los que
toman esta actitud no suelen ser las personas más interesantes y más
valiosas, que más valga la pena tratar de conocer...
Hay otros que, por la profesión
a la que se dedican, y que no siempre honran, están haciéndose ver todo
el tiempo. Pienso en los personajes de los medios de comunicación, que
corren el peligro de ir acostumbrándose a ser de tal modo el centro,
que les parezca que realmente lo son, de modo que todo tiene que
circular alrededor de ellos, a quienes les corresponde ocupar siempre
el primer lugar del podio...
Los que toman esta actitud correr el peligro de rendirse demasiado
fácilmente a un ídolo (es decir, a un dios falso) muy peligroso,
llamado
raiting. De esta manera, corren el peligro de terminar
utilizando todo, los hechos, las circunstancias y las personas que los
rodean al servicio de su propia notoriedad, vendiendo la verdad para
comprar la noticia, sin el menor escrúpulo por todo lo que pueden
destruir obsesionados por el impiadoso culto de la notoriedad...
Jesús, que conoce todos los vericuetos de la condición humana,
todas sus debilidades y sus miserias, nos previene hoy contra la
ostentación, vicio soberbio de los que luchan a toda costa y a
cualquier precio por estar siempre en el primer lugar...
2. SÓLO
DIOS ES DIOS, Y PUEDE OCUPAR EL PRIMER LUGAR. POR ESO LO HACE SIN
OSTENTACIÓN... Sólo Dios es Dios, y sólo a Él le corresponde ese lugar.
Por eso aprendemos muchos de Jesús si nos damos cuenta que Él, siendo
Dios, cuando se hizo Hombre y quiso ocupar el lugar que le corresponde
en este mundo acercándose a nosotros para salvarnos, lejos de toda
ostentación, puso con hechos y no con palabras el primer lugar en la
Cruz. Desde allí el amor de Dios mostró toda su omnipotencia, que no es
ni avasallante ni soberbia, que no se impone tiránicamente, sino que se
propone con los brazos abiertos y en el más sencillo, humilde y
contundente gesto, dando la Vida por todos nosotros, con la eficacia
silenciosa del que no necesita gritar...
A nosotros nos invita a seguirlo por el mismo camino, y por eso nos
reclama que no nos hagamos llamar ni maestros, ni padres ni doctores,
ya que no son los títulos los que nos justificarán o salvarán (en mi
caso, se ve que queda mucho camino por recorrer: yo me dedico a la
enseñanza y me dicen muchas veces "maestro"; pero además, como se suele
hacer con los sacerdotes, me dicen "padre"; y para completarla, para
poder enseñar obtuve en derecho canónico el doctorado, y me llaman
también "doctor"; me veo obligado a decirles que no deberían decirme
ninguna de estas cosas, simplemente por fidelidad a la palabra de
Jesús)...
Como
dice con frecuencia un
amigo mío, parece que últimamente hay quienes han querido "inventar" la
marca comercial
Dios, que se pretende utilizar para vender un
poco de todo, para beneficio de algunos. Quienes hacen esto, se den
cuenta o no,
toman en vano el nombre de Dios. Además, ponen en su lugar
a alguien que no es Dios. Esto tira por tierra las mejores intenciones,
y tarde o temprano nos hace terminar mal. Tenemos muchos
ejemplos de aquellas cosas que a veces
los argentinos, sin vergüenza tomamos como "vivezas criollas" cuando no
lo son, como aquel famoso gol hecho
con la mano (
sinvergüenza habría que llamar a quien
sin
vergüenza hace algo que debería generarla). Desde siempre se
ha
llamado "ídolos" a las figuras que
intentan reemplazar a los dioses, porque aparecen como tales, pero de
ninguna manera lo son...
La Palabra de Dios tiene su propia grandeza y eficacia, y la
debilidad de sus testigos nada le podrá quitar. Es verdad que muchas
veces serán los hechos, no las palabras, las que se harán notar.
Por
esta razón, un mal testimonio dado por los que asumimos el compromiso
de predicar las
palabras de Jesús puede escandalizar tanto a los fieles. Por esta misma
razón, todos seremos mucho más creíbles, cada uno en su ámbito,
si
acompañamos lo que decimos con
nuestra coherencia y fidelidad. En todo caso, no serán las palabras que
se dicen, que a veces pueden llamar la atención y hacer mucho ruido
llenando horas de los medios de comunicación (esas palabras se quedan
vacías
cuando no dicen nada o lo dicen sin ninguna utilidad), sino los hechos
con los que hagamos el bien a los demás, los que servirán para
indicarnos cuál es nuestro lugar...
3. SÓLO HAY UN MODO DE CRECER
DE VERDAD: SERVIR SIEMPRE EN TODO A LOS DEMÁS... Esto vale para todos,
pero especialmente para quien crea que debe ocupar el primer
lugar. Este es el único modo de ser grandes, el servicio a los demás.
Dios nos ha hecho de esta manera, y sólo así se puede crecer...
No son los votos, que hoy se tienen y mañana desaparecen, no son los
aplausos que, hoy están y mañana se pueden convertir en piedras que se
tiran contra del que los recibió, no son los triunfos de este mundo,
siempre efímeros como así también engañosos y pasajeros, sino el amor
fiel, el que nos hará crecer...
Podrá ser el servicio sencillo y silencioso con el que atendemos
las necesidades de nuestros hermanos más cercanos. Podrá ser el vaso de
agua o plato de comida que damos a un chico abandonado, junto con un
techo, educación y un clima de hogar. Podrá ser el
cariño dedicado al servicio de los ancianos. Podrá ser el servicio
fraterno con el que unos nos ayudamos a otros, o podrá ser el servicio
sin fronteras, que nos lleve a hacernos cargo de personas que ni
conocemos. Podrán ser también muchos otros modos, pero será siempre el
servicio cálido y fraterno el que nos hará crecer delante de Dios, ante
quien sólo cuenta la caridad...
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: