El amor que se hace visible...

Queridos amigos: 

Esta fue mi predicación de hoy, 23 de octubre de 2005, XXX Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín. Me basé en las lecturas bíblicas de la Misa del día:


Peso de la tarea1. MUCHAS VECES NOS PARECE QUE TENEMOS MÁS CARGA QUE LA QUE PODEMOS SOPORTAR... Nos pasa a los grandes y a los chicos. Los chicos quieren jugar todos los juegos que conocen, quieren que les vaya bien en todos los deportes, quieren ver todos los programas de televisión que existen, quieren que les vaya bien en todas las pruebas en el colegio, quieren tener las cosas ordenadas como con razón le piden los padres, y son tantas las cosas que tienen por delante, que no saben por dónde empezar...

Los adolescentes también quieren jugar a todo, pasarse todo el tiempo con todos los amigos, hacer bien las tareas del colegio y los estudios de la Universidad, no perderse ninguna fiesta, y encima resulta que en casa tienen que hacer también un montón de cosas, que los padres se empeñan en mostrarles que son impostergables, y la consecuencia es inevitable: no saben por donde empezar...

UrnaEs igual para los adultos: queremos cumplir con todo, queremos hacer bien nuestro trabajo, queremos cumplir con Dios y con la Iglesia. Y cuando llegan días de elecciones legislativas, como el hoy en toda Argentina, nos vemos ante la urgencia de cumplir con nuestra responsabilidad ciudadana, ejerciendo con toda seriedad la obligación del voto. Puede ser incluso que se nos presenten las cosas de tal modo que parezca que todo lo que suceda en el futuro de nuestra patria dependiera de nuestro voto, como si no cayeran semejantes y aún mayores obligaciones en los hombros de los que se ofrecen como candidatos para ser votados...
 
Cuando son tantas las cosas que tenemos por delante, no hay más remedio que distinguir lo que aparece como urgente de lo que es realmente importante, y hay que optar. Por eso los fariseos, que estaban llenos de normas, 365 prohibiciones y 248 mandatos de cosas que debían hacer, preguntan a Jesús cuál es el más importante de todos esos mandamientos, porque por ahí siempre hay que empezar. La respuesta de Jesús es clara y contundente. Lo primero, lo más importante, lo impostergable es amar...

Corazón2. EL AMOR AL QUE DIOS NOS LLAMA ES EL QUE UNIFICA TODA NUESTRA VIDA... Puede ser que tengamos muchas cosas que hacer, pero hay que comenzar por lo más importante, y todo lo demás se desprende de allí. Todos nosotros somos frutos del amor de Dios, y por eso, hechos a su semejanza, hemos sido hechos para el amor. Es nuestra capacidad, es nuestra posibilidad y es nuestra felicidad, corresponder con amor al amor con que Dios nos trata...

Amor crucificadoY puestos a amar a Dios, no hay otro modo de hacerlo que con todo el corazón, con toda el alma y con todo el espíritu. Si así lo hacemos cuando vamos a alentar un equipo de fútbol en la cancha, ¿cómo no vamos a hacerlo de esa manera cuando se trata de responder al amor de Dios, del cual proviene nuestra vida? Hasta cuando decidimos nuestro voto en una elección como la de hoy, se trata de no darle espacio al deseo de venganza, o al odio, ni siquiera al ánimo de castigar a quienes nos parece que no han hecho bien las cosas para las que han sido elegidos anteriormente. Nuestro voto debe ser también una decisión movida por el amor. Amor entendido con mayúsculas, es decir, el compromiso perseverante de hacernos cargo del bien que debemos a los demás. De esta manera, el amor realmente unifica nuestra vida, porque en todo estaremos dispuestos a responder con amor...

El amor así entendido se hace una convierte en algo realmente serio, y se encuentra necesariamente con la Cruz, ya que ocuparse del bien de los demás siempre requerirá de nosotros un esfuerzo perseverante. En el amor al que Jesús nos invita amor siempre ocupará Dios el primer lugar, pero inmediatamente de la mano de este amor a Dios irá el amor a nuestros hermanos. Cuando queremos en serio a alguien, entran también en nuestro afecto todos los que son queridos por él. De la misma manera, amando a Dios, inmediatamente nuestro amor abarca también necesariamente a todos los que Él quiere, es decir, absolutamente a todos, porque nadie queda excluido del amor de Dios...
 
Podemos pensar a veces que tenemos muchas razones para no querer a alguien, y hasta para enojarnos con muchos. Sin embargo, siempre tenemos al menos una razón, y mucho más poderosa que las otras, para querer a todos y cada uno de nuestros prójimos, y es simplemente que Dios los quiere...

Jesús EucaristíaAyuda al anciano3. EL AMOR A DIOS SE HACE VISIBLE A TRAVÉS DE NUESTRO AMOR FRATERNO... El amor a Dios siempre va primero, porque nadie está por encima de Dios. Hoy concluyó la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada por Juan Pablo II y confirmada por su sucesor Benedicto XVI, a quien le correspondió presidirla. En esa reunión de Obispos provenientes de todo el mundo, que concluyó con un Mensaje de los Obispos a los fieles y 50 Proposiciones de los Obispos al Papa, pudo verse una vez más el lugar central de la Eucaristía en la vida de la Iglesia, Dios visible entre nosotros, hecho presencia y alimento para la Vida del mundo...

Pero el amor a Dios no está completo si sólo queda encerrado en nuestro corazón o se manifiesta sólo en nuestra veneración a la Eucaristía. Porque el mandamiento del amor a Dios se completa con su semejante, el amor a nuestros hermanos. Cuando nuestro amor se vuelca en nuestro prójimo, es decir, en quien está cerca o al lado de nosotros y tiene derecho a esperar algo de nosotros, se hace verdaderamente visible..

Amor pacientePor eso, el amor fraterno es algo así como la segunda cara de una misma moneda, y parte integrante del único mandamiento del amor, el más importante de toda nuestra fe. Querer a los demás como a nosotros mismos no es más que el modo visible que toma nuestro amor a Dios...

Por eso, cuando nos veamos sobrepasados por las cosas que pesan sobre nuestros hombros y las tareas que nos esperan, bastará que pensemos qué es lo que el amor dicta en nuestros corazones, e inmediatamente sabremos que es por allí por donde deberemos empezar. Puede ser que no podamos hacer todo lo que tenemos por delante, pero si empezamos por lo que el amor nos exige como respuesta comprometida, habremos tomado el buen camino. Nos quedarán muchas cosas sin hacer, incompletas o pendientes. Pero habremos hecho lo más importante y, parafraseando a Jesús cuando nos habla del Reino, podemos confiar en que todo lo demás vendrá por añadidura...


Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
Todas las predicaciones: http://www.awbunge.com.ar/predicaciones/
Valid HTML 4.01!Para suscribirse: predicacionesawb-subscribe@gruposyahoo.com.ar
Para borrarse: predicacionesawb-unsubscribe@gruposyahoo.com.ar