A Dios, todos todo...

Queridos amigos: 

Esta fue mi predicación de hoy, 16 de octubre de 2005, XXIX Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín. Me basé en las lecturas bíblicas de la Misa del día:


Alimento1. VIVIMOS EN LA TIERRA Y  VAMOS HACIA EL CIELO. ¿QUIEN ES EL QUE MANDA?... Todos hemos recibido la vida de Dios, a través de nuestros padres (hoy celebramos en Argentina el día de la madre, así que vaya para todas ellas un especial recuerdo de gratitud). Este don de la vida se desarrolla aquí en la tierra, durante el tiempo que se nos ha concedido para caminar hacia el Cielo. Mientras vamos de camino, estamos sometidos a una cantidad de necesidades que tienen que ver con nuestra condición corporal. En primer lugar, el alimento. Todos los días necesitamos algo con qué alimentarnos. Pero también necesitamos abrigo, y un techo, y todo lo que ayuda al cuidado de nuestra salud, y muchas cosas más, sin las cuales no nos sería posible subsistir...

Luján, BasílicaAdemás de las cosas que cada uno necesita para su vida personal, hay muchas otras que se necesitan para el bien de todos, o de muchos. Por ejemplo, necesitamos los templos para reunirnos en ellos a celebrar la fe, y especialmente algunos que se convierten en lugares de peregrinación, en los que la fe se significa y alimenta de una manera especial, como sucede en la Basílica de Luján, dedicada a la Virgen María en la advocación que la tiene como patrona de toda la Argentina...

Todas estas cosas, tanto las que se relacionan con nuestras necesidades personales, como las que tienen que ver con el provecho de muchos, cuestan dinero, y a veces mucho dinero, que no siempre tenemos a mano. Aquí en el Hogar Marín, donde somos tantos (los noventa ancianos residentes, además de las diez Hermanitas y el capellán, sin olvidar a los empleados y empleadas), sostenido enteramente por la caridad, contamos con la invalorable ayuda de los bienhechores, confiados en la providencia, que los pone en nuestro camino...

Cielo, CruzPienso ahora en la preocupación que puede embargar a quien tiene que hacerse cargo del mantenimiento de una gran templo (sirva como ejemplo la Basílica de Luján). Puede ser grande la tentación de rendirse fácilmente ante cualquiera que ofrezca una limosna grande (aunque, como dice el refrán, cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía). Es el momento, en esas ocasiones, de volver a las palabras con las que Jesús hoy nos ayuda a tener en cuenta que no se puede correr el riesgo de pensar que para ocuparse de las cosas del mundo (nuestra sustentación personal, los medios que necesitamos para sostener las necesidades materiales de la Iglesia, etcétera), pueden utilizarse criterios propios del mundo, reservando los criterios de Dios para cuando nos ocupamos las cosas de Dios. Ya que mientras vivimos en la tierra estamos en camino hacia el Cielo, no se pueden separar estos dos ámbitos, ya que necesariamente uno tiene que ver con el otro. Lo que hagamos en la tierra, nos acerca o nos aleja del Cielo. Y es la Cruz el camino que Jesús nos ha mostrado como el más seguro, el que nos lleva a la meta a la que fuimos invitados, el cielo...

Políticos en Luján2. TODAS LAS COSAS DE ESTE MUNDO TIENEN QUE VER CON DIOS, EL ÚNICO SEÑOR... A veces se ha querido entender la frase con la que Jesús responde a los que le preguntan si hay que pagar o no los impuestos, como si hubiera dos criterios distintos, uno para aplicarse a las cosas del mundo y otro para las cosas de Dios. Sin embargo, es exactamente al revés. «Al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios» significa que hay que respetar a las autoridades del mundo, en aquello en lo que tienen autoridad para mandar, pero al mismo tiempo hay que tener siempre en cuenta a Dios, porque todo en nuestra vida tiene que ver con Él...

Por eso, quien ejerce la autoridad en la sociedad no puede aprovecharse de una donación hecha para reparar un templo como una ocasión para sacar provecho propio en una campaña electoral. Puede ser que un candidato, poniendo una cara sonriente y saludando con la manos desde el presbiterio de un templo (el presbiterio es el lugar que se reserva para las celebraciones sagradas), obtenga uno o dos votos más, pero me parece que difícilmente estará haciendo lo que Dios seguramente espera que se haga en un templo. Y es a Dios a quien tenemos todos por único Señor, tanto fuera como dentro del templo...

Obispo de Luján, su auxiliar y el PresidenteJesús reina desde la CruzA veces los que tienen a su cargo el gobierno de la cosa pública en el orden civil pueden disponer de ciertos fondos para los fines que consideran verdaderas necesidades, y harán bien en destinarlos a buenos fines, como puede ser el arreglo de un bien eclesial que cumple una función en beneficio de todos los fieles, como el Santuario nacional de la Basílica de Luján. Pero tanto ellos que ejercen una autoridad en el orden civil, como aquellos que la ejercen en la Iglesia, como también, por otra parte, todos nosotros, y todos los fieles, tenemos que tener en cuenta que Dios es el único Señor...

Sólo ante Dios es posible ponerse de rodillas, ante Dios que reina desde la Cruz. Y así como quien ejerce la autoridad en la sociedad no debe aprovecharse de una donación hecha con el dinero de todos para hacer su campaña personal, quien necesita una donación para cuidar los bienes que se han puesto bajo su diligente cuidado como administrador, no puede rendirse de cualquier modo para que se utilice su necesidad para hacer lo que no corresponde...

Todo lo que hacemos tiene que ver con Dios. Todo lo que hacemos, entonces, debe mirar en primer lugar a Dios. Y mientras cumplimos nuestras obligaciones terrenas, dando "al César lo que es el César", tenemos que cuidar que todo lo que hagamos sirva para acercarnos a Dios, hacia quien caminamos a lo largo de toda nuestra vida. Dios es el único Señor, el único ante quien podemos arrodillarnos, y por eso en todo lo que hacemos tenemos que "darle a Dios, lo que es de Dios"...

Juan Pablo II con PC3. A DIOS, TODOS TODO. TAMBIÉN LA OBEDIENCIA DE LOS QUE EJERCEN AUTORIDAD... Todo le pertenece a Dios, y todos estamos bajo su autoridad. Por esa razón, todos tenemos que darle todo a Dios. Tenemos ejemplos que nos muestran claramente cómo podemos hacerlo...

Juan Pablo II, a quien recordamos con afecto y devoción, tenía bien claro que todo debía ponerlo al servicio de Dios. Es impresionante recordar el momento en que, al promulgar la Exhortación Apostólica Ecclesia in Asia, destinada a todas las Iglesias y todos los fieles de ese continente, teniendo en cuenta lo difícil que sería hacerla llegar en tiempo a todas las islas que lo forman, eligió el novedoso camino de Internet para que, apretando él mismo una tecla de una computadora, fuera  enviada a todos de forma inmediata...

Juan Pablo II rezandoBenedicto XVI rezandoJuan Pablo II podía hacerlo, porque tenía claro que todos los instrumentos que tenía a mano debía encaminarlos hacia la tarea que había recibido de Dios, y lo hacía todo el tiempo. Pero sobretodo podía hacerlo, porque era un hombre de oración, que vivía de rodillas ante Dios, y sólo ante Dios. También Benedicto XVI nos sirve en esto de ejemplo. Él también es, por sobre todo, un hombre de oración. Porque sabe ponerse de rodillas, y lo hace, tiene claro que en todo debe servir a Dios, y lo hace con sencillez y dedicación...

En nuestra convivencia cotidiana, cuando descansamos, cuando estamos trabajando, o cuando estudiamos, es necesario darle a cada uno lo suyo, y eso significa que hay que darle todo a Dios, que es uno solo, y no hay otro. Esto, como decía, vale para todos, y también para los que ejercen la autoridad, en el mundo y en la Iglesia...

De todos modos, tengamos en cuenta que no sirve sólo ocuparnos de tomarles examen a los demás en este tema, sobretodo para denostarlos cuando obran mal. Todos nosotros vamos camino al Cielo, y ante Dios el examen que más vale la pena es el que cada uno de nosotros haga de su conciencia, para que perdamos el rumbo, y demos siempre todo a Dios...


Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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