Para vencer el pecado...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, 28 de agosto de 2005, XXII Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín. Me basé en las lecturas bíblicas de la Misa del día:


Enfermo1. LA CRUZ SE MANIFIESTA EN LA VIDA DE MUCHAS MANERAS DISTINTAS... Cuando hablamos de la Cruz estamos refiriéndonos con una sola palabra a todos los dolores que de múltiples formas aparecen en la vida, a modo de anticipos, como en cuentagotas de lo se aparece en el horizonte, más o menos lejano como un límite inevitable: la muerte, que tarde o temprano llegará. Puede ser que no tengamos apuro en recibirla, pero no podemos olvidarnos que llegará...

Una de esas manifestaciones de la Cruz la encontramos en la enfermedad. Desde las más livianas, como una gripe, hasta las más complicadas y dolorosas, las enfermedades aparecen a lo largo de la vida mostrándonos de manera contundente, y a veces con sufrimientos no sólo físicos sino también espirituales, realmente intensos, que nuestra vida no está del todo en nuestras manos, y tiene sus límites siempre cerca...

El peso del propio pecadoPero no sólo en las enfermedades y en todo lo demás que puede golpear nuestro cuerpo se manifiesta la Cruz. Todos conocemos, por experiencia propia, el peso de los propios pecados, que también son una fuente de sufrimiento. Porque aunque puedan presentarse como una fugaz y engañosa fuente de placer, los pecados, de cualquier tipo, siempre terminan haciéndonos sufrir. Estos sufrimientos cargan sobre nuestros hombros porque, aunque es cierto que con nuestros pecados podemos hacer sufrir mucho y causar mucho daño a los demás, también debe tenerse en cuenta que los primeros que cargamos con las consecuencias de nuestros pecados somos nosotros mismos. Además, como si no bastara con el peso y el sufrimiento que nuestros pecados cargan hoy sobre nuestros hombros, si su gravedad alcanza para eso y si no nos arrepentimos a tiempo, los propios pecados son los que pueden llevarnos, por nuestra propia decisión y elección, a la frustración y al dolor eterno...

El peso de los pecados de los demásDe todos modos, ni siquiera sumando los propios pecados a las enfermedades, tenemos la lista completa de las fuentes de nuestros sufrimientos. Porque no sólo nos toca llevar el peso de los propios pecados. También los pecados de los demás son fuente de nuestros sufrimientos...

Esto sucede a veces de manera dramática. Muchos son los que hoy sufren hambre y carecen de las más elementales condiciones para poder desarrollar dignamente su vida. Y muchas veces esa situación no es un fatalidad, sino la consecuencia del egoísmo, la indiferencia o la superficialidad de muchos otros. Por otra parte, Juan Pablo II no recordó muchas veces que, así como existe una misteriosa comunión en el amor y en la gracia, también existe una misteriosa solidaridad en el pecado, ya que a todos nos toca cargar con el peso del pecado de los demás...

Los hechos que hemos conocido en los últimos días en Argentina, que motivaron la renuncia de un Obispo a su diócesis, han puesto en evidencia una vez más la gravedad del pecado, que tiene como consecuencia inevitable el dolor que con él se causa a los demás. Pero el pecado no lo puede todo, porque Jesús le puso una límite, derrotándolo en la Cruz. Por eso hoy quiere exhortarnos a vencer todo pecado y todo sufrimiento, cargando también nosotros con la propia...

El diablo2. LA CRUZ VIENE DEL PECADO. EL MODO DE VENCERLO ES ACEPTÁNDOLA CON JESÚS... En realidad, la causa última de todo sufrimiento está en el pecado. Hasta la enfermedad y la muerte tienen su última explicación en el pecado, ya que a causa de él han entrado en el mundo. Pero Jesús asumió nuestra condición humana, y vino a derrotar al demonio. Allí donde se presentó la batalla, le dio el golpe maestro. En la Cruz el demonio quiso derrotar a Dios llevándolo a la muerte, pero justamente a partir de ella resucitó, abriéndonos las puertas del Cielo...

Jesús en la CruzLa aceptación silenciosa de la muerte que Jesús asumió en la Cruz fue, entonces, el comienzo de la salvación para todos nosotros. El Buen Ladrón estaba a su lado, sufriendo las consecuencias de sus propios pecados. Pero Jesús, asumiendo silenciosamente las consecuencias de todos los pecados, incluyendo los nuestros, nos abrió el camino de la salvación. A nosotros también, entonces, nos toca asumir las consecuencias del pecado, no sólo de los propios, sino también los de los demás, porque en esa aceptación de la Cruz que provoca el pecado, se construye, con Jesús, nuestra salvación...

CrucesLas cruces no se eligen, sino que son las que, según la misteriosa providencia de Dios, nos llegan en cada momento. Podrán elegirse según gustos y presupuestos de cada uno las cruces que se venden en las santerías o en las joyerías, que se llevan como adorno. Pero las cruces de la vida son las que llegan en cada momento, y las que hay que asumir a cada paso...

Las situaciones que han hechos sufrir en estos días a la Iglesia en Argentina son las que son, y no deben disimularse u ocultarse. Como decía el lúcido Comunicado del Obispo de Reconquista sobre el tema, "los principios que rigen la vida pública de una comunidad no deben estar disociados de los que rigen la vida privada de las personas. La coherencia de vida vale para todos sin excepción. Con más razón para aquellos a quienes se les han confiado responsabilidades de gobierno". Esta es una Cruz grande de la Iglesia en Argentina en estos tiempos, y hay que llevarla sobre los hombros. El diablo tiene poca imaginación, y actúa siempre de la misma manera. Su especialidad es sembrar confusión y generar división, también en este caso. Nosotros no podemos dejarnos confundir de esa manera. Como se dice desde hace tiempo con frase muy certera, familia que reza unida, permanece unida. Y como hijos de Dios somos todos miembros de su familia. Por eso, como dice el Obispo de Reconquista en su Comunicado, ante este hecho doloroso "rogamos a Dios, justo y rico en misericordia, por el Obispo y por quienes han estado de algún modo involucrados en los hechos que dieron lugar a su renuncia"...

Llevando la Cruz3. PARA SEGUIR A JESÚS HAY QUE ESTAR DISPUESTOS A CARGAR SIEMPRE LA CRUZ... Dios nos ha salvado como familia. Estamos unos unidos a otros en este camino de la salvación. Jesús hace siempre las cosas al modo de Dios, y nos enseña a hacerlas de esa misma manera. Por eso nos invita a cargar con la Cruz. La de los sufrimientos que nos causan la enfermedad y la muerte, y también la del peso de nuestros propios pecados y de los pecados de los demás...

Llevando la CruzSeguramente en algunos momentos a los demás les toca cargar con el peso grande de la Cruz, mientras que nosotros sólo podemos "colgarnos" de ella. Esos son los momentos en los que los demás tienen que cargar con el peso y el sufrimiento que les provocamos con nuestros propios pecados. Cada uno de nosotros seguramente podría recordar una lista, más o menos larga, de ocasiones del pasado o del presente en las que le debemos gratitud a los demás por la paciencia con la que han sabido cargar sobre sus hombros los sufrimientos que les hemos provocado con nuestras propias miserias y pecados...

Llevando la CruzEn otros momentos a nosotros nos toca el mayor peso de la Cruz. Me parece que estas circunstancias dolorosas por las que pasa la Iglesia en Argentina cargan especialmente sobre los hombros de todos sus fieles, especialmente los más débiles, el peso de una Cruz muy pesada. Es grande el desconcierto y el estupor que causa a las ovejas ver a su Pastor envuelto en estos hechos. Es el momento, entonces, de cargar con esa Cruz, sabiéndonos llamados como familia de Dios a participar de una fiesta en el Cielo, a la que se llega por un camino lleno de sufrimientos que fructifican en la aceptación y en el amor...

La Cruz salva, porque consiste simplemente en confiar siempre en el Amor de Dios, que todo lo puede. No hace falta ocultar el mal y el daño que produce. Hay que asumirlo y sufrirlo, confiados en que Jesús venció en la Cruz y hoy, resucitado, sigue invitándonos al Cielo. Pedro se resistía a  la Cruz de Jesús, porque le parecía indigna de Aquel a quien había reconocido como Dios. Pero tuvo que asumirla, porque fue el camino que Jesús eligió para salvarnos. También a nosotros nos toca hoy, y cada día, asumir el camino de la Cruz, confiados en que Dios siempre vence en ella. Realmente, vale la pena perder incluso el mundo entero por hacer las cosas como las hace Jesús, porque de esa manera ganaremos la vida, la que Jesús nos ofrece, que es la Vida eterna, que vale verdaderamente la pena...


Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
Todas las predicaciones: http://www.awbunge.com.ar/predicaciones/
Valid HTML 4.01!Para suscribirse: predicacionesawb-subscribe@gruposyahoo.com.ar
Para borrarse: predicacionesawb-unsubscribe@gruposyahoo.com.ar