Esta fue mi predicación de hoy, 19 de junio de 2005, XII
Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar
Marín. Me basé en
las lecturas bíblicas de la Misa del día:
- Dijo el profeta Jeremías: "Oía los rumores de la gente: «¡Terror
por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!». Hasta mis
amigos más íntimos acechaban mi caída: «Tal vez se lo pueda seducir;
prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza». Pero el
Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores
tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será
una confusión eterna, inolvidable. Señor de los ejércitos, que examinas
al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza
sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa. ¡Canten al Señor,
alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de los
malhechores!" (Jeremías 20, 10-13)
- Hermanos: por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por
el
pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque
todos pecaron. En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de al
Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta. Sin
embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos
que no habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de
Adán, que es figura del que debía venir. Pero no hay proporción entre
el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de
todos, la gracia de Dios y el don conferido pro la gracia de un solo
hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre
todos (Romanos 5, 12-15).
- Jesús dijo a sus Apóstoles: "No les teman. No hay nada oculto que
no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que
yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen
al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que
matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel
que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. ¿Acaso no se vende
un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos
cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque
valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los
hombres, yo los reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo
renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí
ante los hombres" (Mateo 10, 26-33).
Un abrazo y mis oraciones.