La gratitud del corazón...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, 12 de junio de 2005, XI Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:


Auto de carrera1. YA CASI NO QUEDAN COSAS GRATIS; A TODO SE LE PONE PRECIO... Así sucede en una sociedad que se construye a partir del consumo. Miremos, por ejemplo, los autos de carrera. Cada centímetro de su carrocería tiene un precio, porque puede utilizarse, y de hecho se utiliza, para poner una propaganda...

PilotoEs más, sucede lo mismo con el mameluco de los pilotos, también tiene precio cada uno de los centímetros cuadrados de su superficie, porque también allí pueden ponerse propaganda. Y lo mismo podría decirse de la ropa de cualquier deportista de un deporte profesional, tanto la que utilizan cuando practican el deporte, como la que se ponen después de terminado el juego, para las conferencias de prensa y los encuentros con los periodistas...

VidaRecuerdo un episodio, hace unos años atrás, que resultó realmente cómico. Se jugaba un partido de rugby. En determinado momento, un jugador quedó en el piso, y fue rodeado por varios otros, además del árbitro y los asistentes médicos de su equipo. Enseguida se vio que empezaban a cubrirlo con algunas cintas adhesivas. Podía pensarse que tenía alguna lastimadura grande, ya que era atendido en el campo de juego, rodeado por varias personas, que impedían ver bien qué es lo que estaba pasando. Pero finalmente se pudo ver que no era nada grave: simplemente estaban cubriéndole con tiras adhesivas una propaganda que llevaba sobre su casco protector. Seguramente ese anunciante no había contratado ese servicio para ese partido, y por lo tanto no correspondía que la llevara...

Sin duda, hay cosas que no tienen precio, que no se pueden evaluar porque su valor es literalmente incalculable. A ellas hay que prestar atención preferentemente, porque suelen ser las más valiosas. ¿Cuánto vale, por ejemplo, el don de la vida, que todos hemos recibido de Dios? Lo mismo podríamos decir de todos los demás dones de Dios que acompañan el de la vida, y que hacen posible que crezca y que alcance su meta: la salud, los alimentos, el amor fraterno, la fe que nos permite caminar hacia Él para alcanzar la Vida eterna. Así pasa con todo lo que viene de Dios, que nos colma de dones gratuitos, que llegan a nosotros a través de sus instrumentos...

Vida en familia2. DIOS DISTRIBUYE GRATIS TODOS SUS DONES, A TRAVÉS DE SUS INSTRUMENTOS... De Dios hemos recibido el don de la vida. Y en su misericordia, Dios ha querido que sus dones lleguen a nosotros a través de los instrumentos que ha elegido para cada ocasión...

El don de la vida, por ejemplo, todos lo hemos recibido a través de los padres, con quienes han colaborado todos los que a lo largo de todos nuestros días han ayudado a cuidarla. Es verdad que hoy los cuidados médicos, muchas veces necesarios para cuidar el don de la vida, tienen un precio elevado, y eso hace que muchos no puedan contar con ellos. Pero también es cierto que hay un cuidado de la vida que va más allá de lo que se puede pagar, que consiste en el amor, y que muchas veces puede más que la mejor de las medicinas...

Ayuda para caminarEsta Hogar Marín es un ejemplo continuo de los dones que Dios nos da a través de sus instrumentos. Los voluntarios que nos ayudan aquí a resolver los "problemas de la vida", los que nos ayudan a caminar, a mantener todo limpio, a vivir con esperanza y alegría...

FrutaLas personas que trabajan en el Hogar, que aportan no sólo lo que corresponde estrictamente al intercambio de bienes que se justifica con su sueldo, sino también aquello que no se puede valorar, y que los hace instrumentos de los dones de Dios. Los bienhechores a través de los cuales se manifiesta la providencia de Dios, que con la participación de sus bienes hacen posible que se pueda contar con todos los alimentos para que siempre haya sobre nuestra mesa lo que nos hace falta para la subsistencia. Todos ellos son los instrumentos a través de los cuales Dios nos hace llegar sus dones, gratuitamente...

También la fe nos ha llegado de la misma manera. Dios, que podría haber prescindido de otros, ha querido ser consecuente con su elección, y siempre elige los instrumentos. Llamó a los apóstoles, los hizo distribuidores de muchos de sus dones. La Palabra de Dios, el Evangelio, y los signos más eficaces de su amor, que son los Sacramentos, los puso en sus manos, haciéndolos pastores y enviándolos a sembrar y recoger los frutos de sus dones, a través de su ministerio...

Es claro que de parte de Dios todo es don, que nace del amor. Ha querido dar su vida, morir por nosotros, cuando todavía éramos pecadores (nos recuerda hoy San Pablo), y de la misma manera ahora somos salvados por su vida, la de Jesús resucitado. Pero además, es claro, por lo que han significado nuestros padres en la vida y nuestros padres en la fe (aquellos que nos la dieron y alimentaron desde el inicio, con sus palabras, sus gestos y sus ejemplos), que Dios nos ha entregado sus dones a través de los instrumentos que Él mismo elige. Se puede pagar con dinero lo que tiene precio. Pero el Amor, sólo con amor se paga. Por eso, tanto don recibido, la vida, la fe y todo lo que a partir de ella se ha multiplicado en nuestra vida, tiene su propia moneda de cambio...

Corazón3. LA GRATITUD DEL CORAZÓN NOS LLEVA A COMPARTIR TODO LO QUE RECIBIMOS... La gratitud, que es la virtud de los corazones grandes, nos hace tomar conciencia de la necesidad de devolver, germinadas en sus frutos, al menos un poco de todas las semillas que Dios ha puesto en nosotros con sus dones...

CrecimientoTodo lo que hemos recibido gratuitamente de Dios es, al mismo tiempo que un don, una tarea y una responsabilidad, como una semilla a la que nos toca hacer germinar, para compartir sus frutos...

EucaristíaPor una parte, así como no hay mejor medio de agradecer a nuestros padres el don de la vida que hacerlos participar de los frutos que en ella damos, así también nuestra gratitud con Dios se expresa del mejor modo cuando hacemos a todos los demás partícipes de los frutos que de Él hemos recibido. Cuando nuestra vida resulta útil a los demás, cuando nos ponemos al servicio de ellos en la medida de nuestras posibilidades y con los dones que de Dios hemos recibido, las semillas que de Dios hemos recibido germinan dando frutos para el bien de todos...

Y así como los Apóstoles fueron elegidos, con nombre y apellido, para dar testimonio, a través de su tarea apostólica, del don de la fe que habían recibido, también nosotros hemos sido llamados a hacer crecer en nosotros ese don gratuito de Dios que es la fe, siendo sus testigos. Así como nos alimentamos gratuitamente de su Palabra y de su presencia en la Eucaristía, así también, gratuitamente, nos toca compartir este don de Dios con todos los que nos rodean. Todos somos testigos del amor de Dios, y es la gratitud la que debe movernos a compartir lo que hemos recibido...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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