Esta fue mi predicación de hoy, 1 de mayo de 2005,
Domingo VI de Pascua del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar
Marín. Me basé en las
siguientes frases de
las lecturas bíblicas de la Misa del día:
- Cuando los Apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que los
samaritanos habían recibido la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y
a Juan. Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el
Espíritu Santo (Hechos 8, 14-15).
- Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que
les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. Pero háganlo con
suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia. Así se
avergonzarán de sus calumnias todos aquellos que los difaman, porque
ustedes se comportan como servidores de Cristo. Es preferible sufrir
haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios, que haciendo el mal
(1 Pedro 3, 15-17).
- Durante la Última Cena Jesús dijo a sus discípulos: «Si ustedes
me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les
dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de
la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo
conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes
y estará en ustedes. No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro
de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo
vivo y también ustedes vivirán. Aquel día comprenderán que yo estoy en
mi Padre, y que ustedes están en mí y yo en ustedes. El que recibe mis
mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será
amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él» (Juan 14,
15-21).
Un abrazo y mis oraciones.