Puertas grandes, bisagras firmes...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, 17 de abril de 2005, Domingo IV de Pascua del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:


Puerta del Hogar1. HACEN FALTA BISAGRAS MUY FIRMES PARA SOSTENER PUERTAS GRANDES... Toda la Casa del Hogar Marín es muy grande, muy sólida, muy fuerte y muy linda. Está, ciertamente, construida con mucha sabiduría y experiencia. Todo está en su lugar, cada ambiente cumple su función, la Capilla en el Centro muestra dónde está el corazón de la Casa. Puede ser, sin embargo, que cada uno de los que viven o vienen a la Casa, tenga un lugar que le guste más o que le resulte preferido, dentro de ella. A mí, por ejemplo, me gusta especialmente la puerta de entrada. Porque es una puerta grande, amplia, sólida, que puede abrirse por partes, ya sean las dos hojas inferiores, o también las dos superiores o, abriendo los marcos que contienen esas cuatro partes de la puerta, toda ella de una vez. Me parece que una puerta así, bien grande, es la apropiada para este Hogar, donde además de las Hermanitas viven los 90 ancianos residentes. Casa grande, entonces, con puerta grande, para que pueda entrar por ella todos los que viven en la Casa, y todos los que vienen a visitarla o prestar su servicio. Eso sí, una puerta tan grande no funcionaría bien si no tuviera, como tiene ésta, cuatro bisagras muy firmes de cada lado. Sólo en ellas es posible que se afirme una puerta así, y que gire con facilidad y armoniosamente...

PuertaEn realidad, también Jesús, como Él mismo nos dice hoy en el Evangelio, es una puerta, la Puerta por la que se entra al Cielo. Puerta que ha puesto en manos de los hombres a través de su Iglesia, desde el momento en que confió a Pedro y sus sucesores las llaves del Reino de los Cielos (cf. Mateo 16, 18)...

Mañana los Cardenales menores de 80 años comenzarán el Cónclave en el que elegirán la persona que asumirá ese lugar, que quedó vacante el pasado 2 de abril con la muerte de Juan Pablo II. Hoy vale la pena recordar de dónde proviene este nombre que se da a los Cardenales. Los presbíteros que estaban a cargo de las principales Iglesias de Roma, así como los diáconos que estaban al frente de las siete diaconías en que se dividía la ciudad, y los obispos de las diócesis que rodeaban Roma, eran, desde los primeros siglos, las personas a las que el Papa acudía para que con su consejo lo ayudarán a resolver los problemas que se le presentaban en el gobierno de la Iglesias universal. En torno a ellos se reunían los consejos que se le acercaban al Papa. Debían ser, entonces, personas sólidas, en primer lugar en su fe, pero también en su temple y en su preparación, para colaborar con eficacia en el ejercicio del poder primacial de Pedro. Eran los "ejes" (en latín cardines), en torno a los cuales giraban las ayudas al Papa en el ejercicio de su ministerio. De allí su nombre, que hoy perdura para los principales colaboradores del Papa, que él mismo elige, los Cardenales...

Ellos estarán reunidos, a partir de mañana, para elegir, con la mirada puesta en Dios, con su oración y sus votos, a un nuevo Pastor de la Iglesia universal, que deberá reunir las condiciones propias del Buen Pastor, y que deberá tener la fortaleza y la firmeza de la fe que le permita mantener abierta de par en par, la Puerta que nos lleva al Cielo...

Jesús Puerta2. SÓLO JESÚS ES LA PUERTA POR LA QUE SE ENTRA A LA VIDA ETERNA... Por Jesús, y sólo por Él, es necesario pasar para encontrar la Vida en abundancia, que el mismo Jesús nos ha venido a traer. El Cielo, la Vida eterna, es el único corral que es necesario alcanzar, y al que sólo por Jesús es posible entrar...

Cónclave, SixtinaCuando los Cardenales comiencen mañana el Cónclave y se dispongan a votar en la Capilla Sixtina, sabrán muy bien que no estarán eligiendo una Iglesia que merezca prevalecer sobre las otras (la de Europa, la de Asia, la de África o la de Latinoamérica, por mencionar la mirada continental que parece desvelar a los periodistas que pretender acertar en su vaticinio). También tendrán presente que no estarán eligiendo una "línea", conservadora o progresista, como si se tratara de política mundana cuando se habla de la misión de la Iglesia. Ellos saben bien que deben elegir a quien consideren, en la presencia de Dios, la persona más apta para seguir con la misión que Jesús confió a Pedro, de confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lucas 22, 32), de ser con su fe una piedra firme sobre la que se edifique la Iglesia (cf. Mateo 16, 18), de lanzar las redes hacia el mundo entero, "navegando mar adentro" hacia los hombres de nuestro tiempo, como decía Juan Pablo II citando el envío que hizo Jesús de Pedro y los demás Apóstoles, y trazando de esta manera el horizonte que se le presenta a la Iglesia en su tercer milenio, recién iniciado...

Buen PastorSaben, entonces, los Cardenales, que deberán elegir a quien tenga la mayor fortaleza para entregar toda su vida, que ya no le pertenecerá más, haciendo todo para que el bien se extienda por todo el mundo, por el mismo camino por el que transitó Jesús. Saben los Cardenales que Jesús fue crucificado, y que no será distinto el camino que le corresponderá a su Vicario en la tierra. Saben que, a pesar de hacer el bien, o justamente "a causa de" hacerlo, el nuevo sucesor de Pedro tendrá que sufrir,  y que esto constituirá para él una gracia delante de Dios, como nos dice hoy el mismo San Pedro. Es más, los sufrimientos del Pastor, serán como una señal de que nos lleva por la buena senda, ya que no es otra la que recorrió Jesús, y no es otra la que lleva al Cielo...

Por eso, resulta útil tener en cuenta que el Cónclave no es sólo un "encierro" de los Cardenales, para que puedan votar "en paz", sin que nadie los moleste e interfiera. El Cónclave es para los Cardenales un momento culminante de su servicio a la Iglesia, en el que ejercitan la función más importante que se les ha confiado, interpretando la voluntad de Dios para este tiempo de la Iglesia. Por eso es para ellos un momento de intenso compromiso con Dios. Cada uno de ellos, cada vez que depositen su voto en cada una de las posibles votaciones que se realicen hasta alcanzar la mayoría necesaria para la elección del nuevo Papa, de cara a la pintura del Juicio Final que preside la Capilla Sixtina, dirá con toda solemnidad y bajo juramento: "Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido"...

Oración3. REZAMOS CON TODA LA IGLESIA POR EL PASTOR QUE DIOS NOS ESTÁ PREPARANDO... De todos modos, el Cónclave no es un acontecimiento que involucre sólo a los Cardenales. Es, en cambio, un acontecimiento eclesial, en el que estamos involucrados todos los que formamos parte de la Iglesia...

Nosotros sabemos que la Iglesia tiene una misión que debe realizar hasta el fin del mundo. Sabemos además que Jesús está presente en su Iglesia, que Él la sostiene para que no desfallezca en su misión. Él mismo nos dice: "El poder de la Muerte [el demonio] no prevalecerá contra ella" (Mateo 16, 18). Sin embargo, eso no nos permite desentendernos de su suerte. Y por esta razón, desde que Juan Pablo II emprendió su tránsito final hacia la Casa del Padre (que es, por otra parte, también nuestra meta), estamos comprometidos en la oración por el nuevo Papa, y por los Cardenales a quienes les toca designarlo. Sabemos que Dios, desde toda la eternidad, tiene en la mira el Pastor que nos dará. Pero al mismo tiempo sabemos que nuestra oración nos hace parte de este acontecimiento profundamente eclesial, como es la elección del Pastor de toda la Iglesia...

CónclaveLos Cardenales están ya ahora viviendo en la Casa Santa Marta, dentro de la Ciudad del Vaticano, apartados del mundo, sin teléfonos, ni periódicos, ni radio ni televisión, ni Internet ni ningún otro contacto con el mundo exterior. Desde allí se trasladarán mañana a la mañana a la Basílica de San Pedro, para iniciar el Cónclave con la celebración de la Misa por la elección del Papa. A la tarde irán, a pie o en el bus que disponen para ello, a la Capilla Sixtina, donde tendrán los momentos de oración, de predicaciones, de coloquios y de votaciones que llevarán a la elección del nuevo Papa...

Pedro, llavesSerá el mismo Jesús, quien le confíe la misión y la potestad que necesita para desempeñarla, ya que el Papa será el Vicario de Cristo en la tierra, es decir, quien hace sus veces, quien cumple esta función clave de ser la Puerta por la que el Cielo se nos abre. Será Cristo quien le confíe al nuevo sucesor de Pedro las llaves del Reino de los Cielos. Pero será mediante la elección que realicen los Cardenales y su personal aceptación, junto con la plenitud del Sacramento del Orden que tienen los Obispos, que le será dada por Jesús esta misión y su correspondiente potestad...

Por eso es que resulta tan importante la función de los Cardenales, que serán acompañados por la oración de toda la Iglesia. Juan Pablo II se ocupó del Cónclave en el que se elegiría su sucesor. Lo hizo en una poesía que escribió en la Capilla Sixtina, y que publicó a comienzos de 2003, en el llamado Tríptico Romano. En esa poesía les daba unas preciosas indicaciones a los Cardenales, para que supieran hacer lo que les toca hacer en el Cónclave. Los imaginaba en la Capilla Sixtina, ante el fresco del Juicio Final pintado por Miguel Ángel en el ábside, tomando conciencia a través del mismo que todo está a la luz ante los ojos de Dios. Y terminaba casi increpando a Dios Padre con una oración, que podría ayudarle a los Cardenales a rezar en todos estos días y a decidir su voto. Esa misma oración nos puede servir a nosotros, para rezar por el Cónclave: “Tú, que penetras todo, ¡indica!De todos modos, Juan Pablo II no se detenía allí. Para tranquilizar a los Cardenales, y darnos a nosotros la confianza a la que nos lleva la fe, concluía su poesía diciéndonos los que Dios hará en estos días: Él indicará...”.


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
Consultas o comentarios, aquí:Correo



Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: