Vencer al mal con el bien...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, 1 de enero de 2005, Solemnidad de María Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz, del Ciclo Litúrgico A. He celebrado con unos amigos, mientras me tomo un tiempo de vacaciones. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:


Calendario1. NUESTRA MEMORIA SIEMPRE FUNCIONA DE UNA MANERA SELECTIVA... Y gracias a ello podemos subsistir. Generalmente, a medida que el tiempo pasa, los recuerdos de los malos momentos van perdiendo sus aristas más filosas, y aunque queden para siempre en la memoria, se hacen más soportables, porque el tiempo "los va curando". Y al revés, los momentos más felices dejan huellas imborrables en nuestra memoria, y van adquiriendo con el tiempo un brillo más reluciente...

Este mecanismo maravilloso de nuestra memoria histórica nos permite encontrar en el pasado las fuerzas y el empuje para enfrentar el futuro, siempre misterioso, aún en el caso de los más optimistas...

Sin embargo, podemos pensar que no se trata sólo de mecanismos naturales del funcionamiento de nuestra memoria. Tenemos además motivos que sólo se pueden comprender a la luz de la fe, que justifican esta mirada esperanzadora, que se asienta sobre un pasado que siempre podemos considerar mejorable y superable. Es que Dios ha entrado en la historia haciéndose hombre, para redimir toda la historia humana, no sólo la genérica y la que se refiere a las multitudes, sino también la historia personal de cada uno de nosotros...

Por esta razón, es bueno que, al terminar un año y comenzar otro, podamos realizar una mirada hacia el año que se va, y con corazón esperanzado y confiado en la gracia redentora que Jesús nos ha donado, podamos también revisarlo confiados en la misericordia de Dios, que puede más que el mal que hayamos hecho o el bien que hayamos dejado de hacer. Esto nos permitirá dejarnos redimir por Aquel que todo lo puede...

María y el Niño2. JESÚS NOS ENSEÑA A NO DEJARNOS VENCER POR EL MAL, Y A VENCER AL MAL CON EL BIEN... Estas palabras se desprenden del lema con el que el Papa nos invita a celebrar este 1 de enero, como desde hace ya años, la Jornada Mundial de la Paz, tomándolo de la Carta de San Pablo a los Romanos: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien» (12,21)...

Frente al mal, sobretodo el que hemos sufrido por manos de otros, corremos el riesgo de la peor reacción, que es convertirnos en la mano de la justicia que tenga que castigar, infligiendo un mal a los culpables, para escarmiento de algunos y bien de todos. De esa manera, el mal no tiene una, sino dos victorias. En primer lugar, porque ha empujado a alguien a hacernos un daño. Pero también en segundo lugar porque a nosotros mismos nos ha hecho creer los "dueños del bien y del mal", y nos ha empujado a infligir un mal a otros....

De todos modos, como nos recuerda el Papa en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este día, "el mal no es una fuerza anónima que actúa en el mundo por mecanismos deterministas e impersonales. El mal pasa por la libertad humana. Precisamente esta facultad, que distingue al hombre de los otros seres vivientes de la tierra, está siempre en el centro del drama del mal y lo acompaña. El mal tiene siempre un rostro y un nombre: el rostro y el nombre de los hombres y mujeres que libremente lo eligen", y ésos a veces somos también cada uno de nosotros...

Y siguiendo con el Mensaje del Papa, "la paz es el resultado de una larga y dura batalla, que se gana cuando el bien derrota al mal". Pero esa derrota tiene que infligirla el bien al mal una y otra vez dentro de cada uno de nosotros. En definitiva, " la paz es un bien que se promueve con el bien". Jesús ha nacido de María, a quien por eso hoy veneramos como verdadera Madre de Dios, para mostrarnos el camino del bien, y para enseñarnos a elegir siempre bien el  bien...

"La pertenencia a la familia humana, sigue diciéndonos el Papa en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año, otorga a cada persona una especie de ciudadanía mundial, haciéndola titular de derechos y deberes, dado que los hombres están unidos por un origen y supremo destino comunes. Basta que un niño sea concebido para que sea titular de derechos, merezca atención y cuidados, y que alguien deba proveer a ello. La condena del racismo, la tutela de las minorías, la asistencia a los prófugos y refugiados, la movilización de la solidaridad internacional para todos los necesitados, no son sino aplicaciones coherentes del principio de la ciudadanía mundial". Esto nos señala la amplitud de nuestro compromiso con el bien, que debemos buscar incansablemente para todas y cada una de las personas que Dios ha puesto en relación con cada uno de nosotros...

Asombro3. GRANDEZA Y HUMILDAD SON LAS ACTITUDES QUE NOS RECLAMA UN NUEVO AÑO QUE COMIENZA... Los que vivimos desde la fe sabemos que nuestra meta no se alcanza fácilmente. Pero, al mismo tiempo, sabemos que no podemos dejar de estar siempre en marcha hacia el ideal de la vida a la que hemos sido llamados. Por eso, ante al inmenso camino que se nos abre, para ser constructores de la paz, en un mundo, una patria, y seguramente una familia (la propia de cada uno) que cada vez con más urgencia la reclama y la necesita, dos actitudes nos ayudarán a responder con fidelidad:

a) La gratitud, virtud que es propia sólo de los corazones grandes, y que por eso requiere grandeza de ánimo. Necesitamos la gratitud para reconocer como don de Dios, y no como posesión propia y exclusiva, todo lo que hemos recibido en el año recién terminado, y la posibilidad de seguir recibiendo todavía...
 
b) La súplica, propia de los corazones humildes, para pedir a Dios, como si todo dependiera sólo de Él, y hacer lo nuestro, como si todo dependiera de nosotros (como ya proponía San Ignacio de Loyola en una de las máximas de su espiritualidad), para no dejarnos vencer por el mal, y saber responder siempre con el bien, que nos ayude a reconstruir nuestros lazos familiares, amicales, vecinales y sociales, para que surjan renovadas nuestras familias, nuestra nación, de las postraciones de estos días...

BrindisEstas virtudes pueden llenar de sentido cristiano una tradición tan antigua y extendida como el brindis, haciendo que a través del choque de los vasos pongamos simbólicamente todos los sentidos (el gusto, el olfato, el tacto, la vista y el oído, que percibe el choque de los vasos), al servicio del bien...

Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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