Para no tropezar...
Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 20 de febrero de 2005,
Domingo II de Cuaresma del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar
Marín. Me basé en las
siguientes frases de
las lecturas bíblicas de la Misa del día:
- El Señor dijo a Abram: «Deja tu tierra natal y la casa de tu
padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y
te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a
los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por ti se
bendecirán todos los pueblos de la tierra». Abram partió, como el Señor
se lo había ordenado (Génesis 12, 1-4).
- Querido hijo: Comparte conmigo los sufrimientos que es necesario
padecer por Evangelio, animado con la fortaleza de Dios. El nos salvó y
nos eligió con su santo llamado, no por nuestras obras, sino por su
propia iniciativa y por la gracia: esa gracia que nos concedió en
Cristo Jesús, desde toda la eternidad, y que ahora se ha revelado en la
Manifestación de nuestro Salvador Jesucristo (2 Timoteo 1, 8-10).
- Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó
aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos:
su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron
blancas como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías,
hablando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien estamos aquí!
Si quieres, levantará aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para
Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando, cuando una nube
luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la
nube: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi
predilección: escúchenlo». Al oír esto, los discípulos cayeron con el
rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos, y
tocándolos, les dijo: «Levántense, no tengan miedo». Cuando alzaron los
ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo (Mateo 17, 1-8).
1. ES MÁS FÁCIL EMPRENDER LA
MARCHA CUANDO SE VE CON CLARIDAD LA
META... Si nos sube la presión, el médico seguramente querrá que
comamos sin sal (si nos suben los kilos, que comamos sin grasas, y si
nos sube la glucemia, que comamos sin azúcares y con pocos hidratos de
carbono). ¿De dónde sacamos fuerza para hacerle caso, si no nos
convencemos de las ventajas que tendremos, al precio del esfuerzo
emprendido, al alcanzar la meta de una
mejor salud? Lo mismo pasa con
cualquier tratamiento médico. Para dejar de fumar (es decir, de quemar
la plata y llenar de alquitrán los pulmones con el cigarrillo), hay que
convencerse de las ventajas que tendremos al alcanzar, con los pulmones
más
limpios, la meta a la que nos lleva esa decisión...
A los deportistas les sucede lo
mismo. No necesariamente triunfan y
alcanzan los mejores éxitos los que tienen más capacidad natural para
el deporte que emprenden, sino los que, con la atención fija en las
metas que se proponen alcanzar, pueden poner más empeño en desarrollar
sus
capacidades al máximo, y son capaces de esforzarse más en el
entrenamiento y la capacitación continua (yo lo decía un director
técnico que alcanzó un título mundial con la selección argentina: el
mejor pateador, sólo alcanzará el mejor rendimiento posible si, todos
los días, terminado su entrenamiento habitual, se queda un buen rato
pateando pelotas al arco, hasta lograr ponerla exactamente en punto en
que quiere ponerla cada vez)...
![Estudiante](BOOK054.jpg)
También vale esto para los
jóvenes que emprenden una carrera
profesional. Si tienen clara la meta que quieren alcanzar, podrán poner
todos los medios y todos los esfuerzos que los mantendrán en el camino
y les permitirán llegar a lo que buscan. Y en realidad, lo mismo nos
sucede a todos nosotros con la vida. También en este caso se trata de
un camino que lleva a una meta. Y es más fácil recorrerlo, si vemos con
claridad y estamos
convencidos de la meta detrás de la cual vamos durante todo el
recorrido...
Dios nos
llama, como a Abraham, a ponernos en marcha hacia
una tierra prometida. Somos peregrinos, en marcha hacia la Casa
paterna, hacia el Cielo. Y, como nos dice San Pablo, hace falta sufrir
por tomarse en serio esta Buena Noticia, en la que consiste
esencialmente el Evangelio. En ese
sufrimiento, nos sostiene la fortaleza de Dios, y nos ayuda tener
presente la meta...
![Transfiguración, Fray Angélico](Transfiguracion-Angelico.jpg)
2. JESÚS TRANSFIGURADO NOS MUESTRA LA META,
PARA QUE NOS
ANIMEMOS A ASUMIR LA CRUZ... Eso hace con los Apóstoles Pedro Santiago
y Juan, inmediatamente después de haberles anunciado que su camino
pasaría por la Cruz. Y para animarlos, aparece ante ellos
transfigurado, con el rostro resplandeciente como el sol y las
vestiduras blancas como la luz, mostrándoles anticipadamente el final
que alcanzaría con la resurrección. Nosotros también estamos hechos
para la gloria y para la resurrección. A su lado, están Moisés y Elías,
que representan la Ley y los Profetas, es decir, toda la Palabra de
Dios. Y Dios Padre nos dice, refiriéndose a Jesús con autoridad y con
asistencia: «¡Escúchenlo!»...
![Voluntario](Isidro3.jpg)
Esa Palabra de Dios nos dice que, al ponernos
en marcha, como
Abraham, tenemos que dejarlo todo. No se puede cargar nada de lo que
juntamos o acumulamos. Por la "aduana" de destino sólo puede pasar lo
que hayamos dado. Toda la Palabra de Dios es una Palabra de Amor que
nos exhorta a comprender que no hay otro camino que no sea el amor, la
generosidad, la solidaridad y la entrega. Ahora es el tiempo, entonces,
para dar, con generosidad. Y para saber cómo hacerlo, basta con mirar
alrededor, y hacer lo que necesita el que tenemos sentado al lado.
Así podemos asumir cada uno la tarea que nos toca. Por ejemplo, aquí en
el Hogar Marín, sin importar si es grande o pequeña, ya que lo que
importará será que pongamos en ella. Para uno será lavar o secar los
platos, para otros poner o levantar la mesa, quizás para otro regar las
plantas o barrer las hojas, para alguno más será conversar un poco con
el que está más triste o más solo, también para alguno será ayudar al
que no puede caminar o desplazarse solo en la silla de ruedas, quizás
para alguno será hacer rosarios, y para otro rezarlos. Y del mismo
modo, en el resto del mundo cada uno tendrá su tarea. Todas ellas se
realizarán bien con pequeños o grandes actos de amor, que nos hacen
avanzar en nuestro camino...
Esto no se hace sin sufrimiento. El amor nos lleva a entregar la vida
buscando el bien de nuestros hermanos. Esto requiere esfuerzo, ánimo,
constancia. Por eso, porque nos puede invadir el desaliento o el
cansancio, Jesús nos muestra la meta, como a los Apóstoles. Mientras
caminamos en esta Cuaresma por este camino de fe que nos hace crecer en
el amor, Jesús nos ayuda a levantar la mirada, para que viéndolo a Él
transfigurado, con el rostro resplandeciente y las vestiduras blancas,
tal como será después de la Cruz gracias a su Resurrección, recordemos
y
tengamos siempre presente, a la hora de la Cruz, que nuestra meta es el
Cielo...
![Juan Pablo II, Memoria e identidad](Memoria2.jpg)
3. PARA NO TROPEZAR EN LAS PIEDRAS DEL
CAMINO, HAY QUE TENER SIEMPRE A LA META... El camino de la fe tiene sus
piedras de
tropiezo. Ya vimos el Domingo pasado que aparecen bajo la forma de la
tentación. No sirve caminar con la mirada fija en el piso, mirando sólo
las tentaciones, porque tarde o temprano caeremos en ellas. Eso puede
servir para no llevarse por delante los escalones, y para no caerse en
los agujeros que a veces hay en las calles de Buenos Aires, pero no
sirve para el camino de la vida, para el cual hace falta tener siempre
a la vista la meta...
![Cruz y Cielo](CLOUDCRS.jpg)
Hasta los grandes santos
tuvieron sus momentos de oscuridad. Nos lo
cuentan Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Santa Teresita del
Niño Jesús, entre otros. El miércoles próximo, 23 de febrero, se
publicará un nuevo libro de Juan Pablo II, titulado
Memoria e
identidad, en el que él mismo nos habla, entre muchas otras cosas,
de sus miedos, por ejemplo, cuando sufrió el atentado del año 1981 en
la Plaza de San Pedro. ¿Cómo no nos va a pasar a nosotros, entonces,
que sintamos el cansancio, el desaliento, la tentación de pensar que de
nada val el esfuerzo de la fe, ya que nada parece cambiar para bien en
el mundo que nos toca vivir?...
En esos momentos hay que buscarse el tiempo, por ejemplo a través de
momentos dedicados especialmente a la oración, con más intensidad en
este tiempo de Cuaresma, para recordar, con la mirada dirigida hacia le
Cielo, que allí está nuestra meta. Así podremos recobrar el entusiasmo
que nos permita cargar con alegría la Cruz, en nuestra marcha hacia el
Cielo, a donde vamos...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: