Esta fue mi predicación de hoy, 13 de febrero de 2005,
Domingo I de Cuaresma del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar
Marín. Me basé en las
siguientes frases de
las lecturas bíblicas de la Misa del día:
- La serpiente dijo a la mujer: «No, no morirán. Dios sabe muy bien
que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán
como dioses, conocedores del bien y del mal». Cuando la mujer vio que
el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para
adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su
marido, que estaba con ella, y él también comió. Entonces se abrieron
los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se
hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera (Génesis 3,
4-7).
- En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con mucha
más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo,
aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la
justicia. Por consiguiente, así como la falta de uno solo causó la
condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá
para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida (Romanos
5, 17-18).
- Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado
por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta
noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: «Si tú eres
Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes». Jesús le
respondió: «Está escrito: "El hombre no vive solamente de pan, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios"». Luego el demonio llevó a
Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo,
diciéndole: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está
escrito: "Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus
manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra"». Jesús le
respondió: «También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"». El
demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver
todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: «Te daré
todo esto, si te postras para adorarme». Jesús le respondió: «Retírate,
Satanás, porque está escrito: "Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo
rendirás culto"». Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se
acercaron para servirlo (Mateo 4, 1-11).