Un punto de apoyo, para sostenernos...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, Domingo 29 de mayo de 2005, Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesús del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:



Punto de apoyo1. PARA PODER SOSTENERSE SEGUROS, ES BUENO TENER EN QUIEN APOYARSE... Decía Arquímedes, hace ya mucho tiempo, que a él le bastaba que le dieran un buen punto de apoyo, para que pudiera mover el mundo entero. Y con esto no había inventado nada, sino que simplemente había descubierto el principio de la palanca: mover un enorme peso a lo largo de una corta distancia es lo mismo que mover un pequeño peso a lo largo de una distancia inversamente proporcional. Lo único que hace falta es contar con un punto de apoyo firme, que permita apoyar la palanca que convertirá peso por distancia, o viceversa. Cuando vemos trabajar las inmensas grúas que hoy permiten elevar materiales de enorme peso cuando se realizan las construcciones de los grandes edificios que van poblando nuestras ciudades, estamos ante la aplicación de este simple principio de la física...

Puntos de apoyoSin embargo, no sólo para el desplazamiento de grandes pesos resulta imprescindible un buen punto de apoyo. También nos hace falta cuando, por razón de la edad, nuestras piernas van perdiendo firmeza, y nuestras articulaciones se ponen más duras. El paso se hace más seguro, nos animamos a ir para delante, simplemente por el hecho de contar con alguien en quien apoyarnos. Se trata de una ayuda que tiene su efecto no sólo en lo físico, sino también en lo psicológico. Saber que, además de los dos pies, tenemos un tercer apoyo en el descansar nuestro peso, como puede ser un brazo amigo que nos sostiene, nos da ánimo para emprender el camino con más ánimo, confiados en que, de ese modo ya no corremos el peligro de caer. A veces, sin embargo, nuestras piernas ya no responden, ni siquiera con alguien que nos ayude tomándonos del brazo, y sólo podemos desplazarnos en una silla de ruedas. En todo caso, bienvenidas sean siempre las manos amigas que nos sirvan de apoyo y nos ayuden a sostenernos en la marcha, que resulta siempre la más precisa descripción de nuestra vida en esta tierra, que no sólo tiene inicio y tiene fin sino que, sobretodo, tiene una meta....

Sostén múltipleA veces, incluso, para ponernos de pie e iniciar o retomar la marcha, no basta con las manos que nos tiendan por delante. También hace falta quienes, sumando sus fuerzas, grandes o pequeñas (como las de los cachorros que se encuentran detrás de este niño de la foto de la derecha), nos apuntalen de todas las maneras posibles...

Ahora bien, si nuestra marcha es hacia el Cielo, ya que nuestra vocación, el destino al que Dios nos llama es la Vida eterna, será largo el camino, y no bastarán las fuerzas humanas para sostenernos firmes y perseverantes en la senda. Podemos pensar que, precisamente por eso, a Jesús no le bastó abrirnos las puertas del Cielo con su Resurrección, y señalarnos el camino, sino que además ha querido quedarse con nosotros, para que su presencia se haga alimento que nos fortalece y nos renueva, mientras marchamos hacia la Patria en la que nos espera con los brazos abiertos. Esa presencia permanente de Jesús, con su Cuerpo y con su Sangre, alimentos de Vida eterna, es lo que celebramos anualmente en esta Solemnidad de Corpus Christi, o del Cuerpo y la Sangre de Jesús, si lo decimos en castellano...

Jesús Eucaristía2. JESÚS NOS SOSTIENE CON TODO LO QUE NOS HACE FALTA: LA EUCARISTÍA Y LA PALABRA DE DIOS... Celebramos de manera solemne esta presencia de Jesús, porque en el Sacramento de la Eucaristía no sólo contamos con sus mayores dones, sino que Él mismo se hace presente, para ser nuestro sostén y nuestro apoyo en nuestro camino hacia la Vida eterna. Teniéndolo a Jesús, podemos estar seguros que nada nos faltará, ya que Él es verdaderamente la salvación para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos, y por lo tanto, con Él Dios nos da verdaderamente todo lo que nos hace falta...

Eucaristía y Palabra de DiosLa Eucaristía es una celebración que vuelve a hacernos presente ante Jesús ofreciéndose por la salvación de todos en el sacrificio de la Cruz,  entregando allí su Cuerpo y derramando su Sangre por el bien de todos. Celebración, por otra parte, en la que Jesús se hace presente y se pone a disposición de todos como alimento...

Y Jesús nos alimenta en el Altar con una doble Mesa, una Mesa con dos platos fuertes: su Palabra, y el Sacramento de la Eucaristía. Con este alimento tenemos todo lo que nos hace falta. La Palabra que nos instruye, nos guía, nos corrige, nos consuela y nos orienta. Y la Eucaristía que nos nutre y nos hace participar en la Vida de Dios, y que reservamos en el Sagrario de las Iglesias, no sólo para poder llevarla a los enfermos, sino también para que, puestos a sus pies en humilde adoración, podamos experimentar casi sensiblemente la presencia consoladora de Jesús, que nos acompaña en nuestro camino al Cielo...

Esta presencia de Jesús, nos decía Juan Pablo II en uno de sus últimos mensajes, firmado por él el 22 de febrero de este año y dado a conocer después de su muerte por decisión de Benedicto XVI, el Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones que se realizará el 23 de octubre, está destinada al mundo entero. Nos dice que Jesús es 'pan partido' para toda la humanidad, ya que todos los hombres necesitan, y por lo tanto tienen derecho, a encontrar en Él la salvación. Por eso Eucaristía y misión van de la mano. lo que hemos recibido no es para guardarlo sino para cercarlo a todos los hombres. Precisamente ese es el tema de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que convocó primeramente Juan Pablo II y confirmó Benedicto XVI, para el mes de octubre: "La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y la misión de la Iglesia". No sólo de la vida, entonces, sino también de la misión de la Iglesia. Y esta misión, nos ayuda a pensar Juan Pablo II, nace de la certeza de que sólo con Jesús "es posible satisfacer los anhelos más íntimos del corazón humano. Sólo Jesús puede apagar el hambre de amor y la sed de justicia de los hombres; sólo Él hace posible a cada persona la participación en la vida eterna"...

Comunión3. FORMAMOS UN SOLO CUERPO, PARA SOSTENER A LOS DEMÁS Y SER SOSTENIDOS EN EL AMOR... Jesús eligió el pan como signo sacramental de su entrega. El pan, hecho de muchos granos de trigo, que se parte entre todos los que se sientan a una misma mesa. Su Cuerpo y su Sangre se hacen para nosotros alimento, y nos permiten vivir unidos a Jesús y fieles a su Palabra...

Pan de VidaPero el pan también nos representa de una manera muy fuerte lo que sucede cuando nos unimos a Jesús. Si San Pablo nos dice que alimentándonos de un mismo Pan somos un solo cuerpo, no nos habla sólo de un signo sino de una realidad. Somos el Cuerpo de Cristo, porque nos hemos unido a él. Así como diversos granos de trigo se funden en la harina con la que se hace un mismo pan, así también nosotros, unidos a Jesús, nos hacemos en Él un solo Cuerpo, en el que, a la vez que somos sostenidos por Jesús, y como consecuencia de ellos, nos sostenemos unos a otros y somos sostenidos por el amor fraterno...

Cada uno de nosotros somos pan que se parte en la mesa que Dios sostiene a nuestros hermanos, y que ellos pueden compartir, si nosotros no se lo impedimos. Sabemos que Jesús acude en auxilio de todos los que lo necesitan para sostenerlos en todas sus necesidades y en sus aspiraciones de trascendencia, pero también que para ello cuenta con nosotros...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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