Una alegría que es para todos...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 15 de agosto de 2005, Solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los Cielos, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:


SolitarioAlegre y aburrido1. LAS ALEGRÍAS SON MÁS GRANDES, SI SE LAS PUEDE COMPARTIR CON LOS DEMÁS... Las alegrías ponen su nido en el corazón, y allí echan sus raíces. Pero una vez que llenan el corazón, necesitan expandirse hacia afuera. De alguna manera podemos comparar las alegrías con una bebida gaseosa, que no sólo tiene burbujas adentro, sino que éstas intentan salir a la superficie, y así nos hacen "cosquillas" en la boca. Por eso, las alegrías son más grandes cuando se las puede compartir. De nada serviría una alegría que se debe guardar en el corazón, sin que los demás puedan enterarse. En vez de alegrarnos, terminarían aislándonos de los demás y encerrándonos en la soledad...

Alegría compartidaSi tuviéramos que festejar un resultado deportivo, o un cumpleaños, o una fiesta religiosa, en la soledad, terminaríamos durmiéndonos. ¿Quién se imagina un entusiasta simpatizante de un Club de Fútbol solo en la Tribuna celebrando las audacias y aciertos de su equipo preferido? La alegría de la fiesta va de la mano de la posibilidad, y hasta de la necesidad de compartirla con los demás...

Por esta razón, las alegrías más grandes son las que más se pueden compartir. Y estas alegrías, cuanto más se las comparte, en realidad no disminuyen ni "se gastan", sino que se hacen cada vez más grandes. Una alegría que puede ser de todos pasa a ser, entonces, una alegría mayor. Y de esto se trata en la celebración de hoy. Porque la Virgen María, después de su muerte, ha sido llevada "en cuerpo y alma", es decir, completamente, al Cielo, alcanzando anticipadamente la participación en la Resurrección de Jesús, que Él nos promete a todos los que nos disponemos a seguir su camino, y eso es un motivo de alegría que no tiene fronteras...

Asunción de María2. LA ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS NOS MUESTRA UNA ALEGRÍA QUE ES PARA TODOS... La Solemnidad que hoy celebramos nos muestra a María, que ya ha llegado a la más profunda alegría, ha sido llevada "en cuerpo y alma" al Cielo. Conviene saber por qué...

María es el "Arca de la Nueva Alianza". Así como el Pueblo de Israel llevaba las Tablas de la Ley, que Moisés recibió de Dios con los mandamientos, en un cofre llamado "Arca de la Alianza", María llevó en su seno, desde el momento de la Anunciación, a Jesús, nuestro Salvador, que realiza nuestra Alianza salvadora con Dios. Jesús tomó su cuerpo del seno de María. De allí que resultara coherente que Él mismo quisiera que el cuerpo de María, del que tomó el suyo, no estuviera sometido a la corrupción del sepulcro. Por eso en María se anticipó el resultado, la meta para la que Dios nos ha hecho, y que la muerte y la Resurrección de Jesús nos permite alcanzar. María, después de su muerte, fue llevada en cuerpo y alma al Cielo. En ella se realizó anticipadamente lo que nosotros tendremos que esperar hasta el fin de los tiempos, cuando la muerte de casa uno se complete con el final de la historia...

Asunción de MaríaDe esta manera María, la primera después de Jesús en alcanzar la plena alegría en cuerpo y alma en el Cielo, se ha convertido en una figura de la Iglesia. Por una parte, así como Ella dio a luz a Jesús, nuestro Salvador; la Iglesia da a luz a los cristianos a través del Bautismo, para hacernos participar en esa salvación. Además, así como Jesús la llevó a Ella al Cielo, y la Iglesia nos da cada día los instrumentos para caminar hacia el Cielo, la Palabra de Dios y los Sacramentos, instrumentos de la salvación...

El encuentro definitivo de María con Jesús resucitado no tuvo demora. Inmediatamente después de su muerte, fue llevada en cuerpo y alma al Cielo. El nuestro, en cambio, tendrá que pasar por ese tiempo de espera que se dará entre nuestra muerte y el fin del mundo. De todos modos, aunque para alcanzar la plenitud de esa alegría eterna habrá que esperar, ya desde el momento mismo de nuestra muerte comenzaremos a gozarla, si hemos alcanzado la meta, el Cielo. Mientras tanto, mientras vamos de camino, nos alienta en nuestra marcha mirar con gozo la resurrección de María, y podemos participar ya de algún modo en su alegría, como hacemos especialmente en este celebración junto con toda la Iglesia...

Visitación de María a Santa Isabel3. HAY QUE VIVIR COMO MARÍA, PARA ALCANZAR CON ELLA LA ALEGRÍA DE LOS CIELOS... De María aprendemos no sólo cual es la alegría que nos espera en el Cielo, sino también el camino por el que se llega a él. Porque María, además de Madre, fue una fiel discípula del Señor...

María fue una Mujer de fe. Porque siempre le creyó a Dios, aceptando la propuesta que el Señor le presentó a través del Ángel en la Anunciación, abrió sus puertas al Misterio de Dios que en ella se hizo carne, y de esa manera abrió las puertas del mundo para que llegara nuestro Salvador...

Ancianos de FiestaMaría fue una Mujer de esperanza. Por eso pudo ver cumplirse las promesas de salvación que Dios hizo a su Pueblo desde los primeros tiempos. Su visita a su prima santa Isabel fue la ocasión para que, con corazón lleno de gratitud y de confianza, cantara sus alabanzas a Dios en el Magnificat (cf. el final del Evangelio de hoy)...

Pero María es también una Mujer de caridad. Por esta razón, enseguida después de recibir la Anunciación, partió sin demora para visitar a su prima santa Isabel, mujer anciana de quien nacería san Juan el Bautista (cf. el comienzo del Evangelio de hoy). María nos muestra de esta manera que el camino no es sólo fe y esperanza, sino también y principalmente amor. Nos muestra que el servicio es el camino de la verdadera alegría, el camino que nos lleva a Dios. Las Hermanitas de los Pobres nos muestran un modo de ese servicio, buscando el rostro de Jesús en los ancianos enfermos, y enseñándonos a servirlos con alegría y amor. De éste o de otro modo, sabemos que siempre el camino para alcanzar la alegría del Cielo será, como nos mostró con su vida María, mujer de fe, de esperanza y de caridad, el servicio en el amor...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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