Vino, viene y vendrá...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, 28 de noviembre de 2004, Primer Domingo de Adviento del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:


Almanaque1. LAS FECHAS LLEGAN DE UNA MANERA INEXORABLE, AUNQUE NO LAS PREPAREMOS... Para eso basta que el Calendario avance, y siempre lo hace, sin detenerse. Apenas "ayer" comenzaba el año 2004, y ahora ya casi ha terminado. "Anteayer" comenzaba el nuevo milenio, y en pocos días más estaremos comenzando el último año de su primer lustro. Los días, las semanas y los años se suceden sin interrupción, uno tras otro. Dentro de cada año, las estaciones se suceden también, según su invariable sucesión, primavera, verano, otoño e invierno, sin necesidad de que nosotros hagamos nada...

ResignaciónAnte esta secuencia ininterrumpida que nos impone el tiempo, nosotros podríamos tener una actitud resignada y pasiva, por la que nos limitáramos a mirar cómo pasa el tiempo, lamentándonos cada tanto pensando que "todo tiempo pasado fue mejor"...

Sin embargo, no hace falta que nos quedemos "quietos", esperando simplemente que el tiempo pase, como si se tratara de un mal ante el que no tenemos remedio, y frente al que nada podemos hacer, salvo esperar que a través de la vida nos deposite en la muerte. El tiempo no sólo "nos sucede", porque nosotros estamos dentro de él, participamos activamente en lo que sucede a lo largo del tiempo, y por eso podemos preparar lo que viene...

Esto resulta especialmente importante hoy, que comenzamos a preparar la Navidad, en este primer Domingo de Adviento. Es una fiesta de familia, en la que festejamos que Jesús vino, niño y pobre, a darnos la salvación, que nos trajo con sus Palabras de Verdad y sus hechos de Amor, al precio de su propia vida, que entregó gustoso en la Cruz, para salvar la nuestra, condenada al fracaso del dolor y de la muerte...
 
Reloj despertadorEn este tiempo hay que estar prevenidos y despiertos, porque hay muchas cosas que nos distraen, y puede ser que nos impidan preparar esta fiesta, haciendo que pase tan rápido, que nos quedemos sin ella o que nos quedemos sólo en la cáscara, sin llegar a su corazón. Quedarse en la cáscara sería dejarnos absorber por los adornos de la casa, las tarjetas de saludo, las comidas especiales, las despedidas de fin de año, los regalos. Y todo esto de manera tal que dejemos pasar sin trascendencia el Nacimiento de Jesús, que es el motivo de esta Fiesta grande. De hecho, las fiestas comienzan ya desde el momento en que comenzamos a prepararlas, sobretodo cuando las preparamos junto a otros, como sucede con las fiestas de familia, como lo es por antonomasia la de Navidad. Pero también vale decirlo de la fiesta del Cielo, la última y definitiva, que comienza a vivirse desde el momento en que comienza a preparársela. Por eso hoy Jesús quiere despertarnos, para que no dejemos de prepararnos para la Navidad y para el Cielo...

Fiesta2. VAMOS A RECIBIR A JESÚS, QUE VINO EN BELÉN, VIENE CADA DÍA Y VENDRÁ EL ÚLTIMO DÍA... "La salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe", nos dice San Pablo. Y él sabe que Jesús es nuestra salvación. Si ahora está más cerca, es porque Jesús cada día viene hacia nosotros...

Vino en Belén, donde nació débil, como todo niño, y pobre como hoy le sucede a muchos niños. Y desde el pesebre avanzó implacable hasta la Cruz, desde donde resucitó, para mostrarnos el camino de la salvación. La Navidad, justamente, viene a recordarnos que Jesús vino de esa manera y nos marcó ese camino. Por eso es clave que no nos dejemos distraer por "los adornos" de la fiesta, y lleguemos a su corazón...

EsperandoLo que celebramos nos marca cuáles son las cosas importantes, las que no podemos olvidar a la hora de preparar la Navidad, para que sea una fiesta de Paz. "No más peleas y envidias", nos dice San Pablo. Porque la paz, que es por antonomasia el nombre de la Navidad,  no caerá desde el Cielo, sólo porque nos sentemos a esperarla. La paz requiere el esfuerzo de cada uno de nosotros para entendernos con nuestros parientes, con nuestros vecinos, con nuestros amigos, con nuestros conciudadanos, con nuestros enemigos, con los que nos visitan y con los que nos olvidan, con los que nos cuidan y con los que nos maltratan, con todos los hombres del mundo entero...
 
Abrazo"Con sus  espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas", nos dice Isaías. Esto nos tiene que ayudar a comprender que las mismas cosas que hoy enfrentan a las personas y a las naciones, a las familias y a los hemisferios, son las que deberían unirlos. Los bienes materiales, los más necesarios e imprescindibles para la vida, y los que son simplemente útiles, que en nuestro tiempo vemos acumularse progresivamente en cantidades cada vez mayores en grupos más reducidos, son los que podrían convertirse en los vehículos del encuentro, que surgiría fácilmente si nos despertáramos para recorrer el camino del amor fraternal al que Jesús nos ha llamado...
 
Este camino reclama de nosotros el esfuerzo para entendernos, el esfuerzo de dar espacio a nuestros hermanos en nuestros corazones. Y mientras se acerca la Navidad, para recibir a Jesús que viene cada día hacia nosotros, podríamos aplicar estos esfuerzos a la relación con nuestros parientes, con nuestros vecinos, con nuestros amigos y nuestros enemigos, buscando con oración, sacrificio, fe y alegría, para preparar de la mejor manera esta Fiesta de familia...


Pero además, Jesús, que vino en Belén y viene cada día hacia nosotros, también vendrá un día al final de la historia. En ese momento todo quedará puesto delante de la mirada de Dios, todas las acciones de todos los hombres, desde el primero hasta el último. Se verá "de un solo golpe de vista" lo que ha sido la historia de cada uno, a lo largo de todos sus días, y se harán evidentes los frutos del modo en que hemos recibido a Jesús cada día...

Adviento 1Preparado3. NO HAY TIEMPO QUE PERDER, HAY QUE ESTAR DESPIERTOS: JESÚS LLEGA ENSEGUIDA... Viene Jesús, y no hay tiempo que perder, porque antes que nos demos cuenta, en poco más de cuatro semanas, estaremos celebrando la Navidad...

Pero esta vez no podemos dejar que Jesús se quede solo en un pesebre. Sabiendo que nos trae la salvación, a nosotros nos toca prepararle un lugar donde Él pueda desplegar a sus anchas todo lo que tiene para darnos...

Y el mejor lugar, donde Jesús siempre querrá estar, será nuestro corazón, y el de todos los hombres de todos los tiempos...

CorazónJesús llega en esta Navidad, como llega también en cada día, y como vendrá también al final, a la hora de la verdad, que será para cada uno de nosotros el último día de nuestra vida. Hay que estar despiertos y dispuestos para recibirlo siempre, y del mejor modo...

Sólo de esa manera la Navidad podrá ser verdaderamente una fiesta de Paz, a pesar de todo lo que pueda atentar contra ella (todos los modos con los que se manifiesta el dolor, y su resumen culminante, que es la muerte), porque recibiendo a Jesús, se puede vencer definitivamente el dolor y la muerte...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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